Las últimas encuestas dan una amplia ventaja a la actual presidenta Cristina Fernández, quien espera ser reelecta en los comicios de mañana . Su popularidad arrasa a pesar que el fenómeno del kirchnerismo ha tenido momentos decisivos en el último año.
De hecho, exactamente en octubre de 2010, el gobierno mostró su última crisis de aprobación popular, dinamitado por la obligada restricción económica y divisiones con gremialismos influyentes allende Los Andes, lo que incluyó enfrentamientos con sindicalistas del transporte, y una literal guerra mediática con el grupo editorial Clarín.
No obstante, la férrea defensa de una agenda social permitió a la presidenta un reencanto con la ciudadanía, proceso fuertemente afectado por la muerte de su esposo, el ex presidente Néstor Kirchner, hecho que sensibilizó al electorado más popular.
La propia oposición, dividida en cuatro frentes distintos, se ha mostrado incapaz de mostrar una alternativa al exitoso proyecto político de Cristina Fernández, lo que ha juicio del ex embajador chileno en Argentina, Luis Maira, se ancla a una mirada progresista del peronismo, marcando un desarrollo emparentado al crecimiento regional.
“El acierto tanto de Néstor como de Cristina ha sido situarse en el área del pensamiento nacional popular, un peronismo progresista que también mira a un proceso de integración en América del Sur, especialmente con sus países vecinos y en particular con Brasil, la mayor potencia de la región. Toda esta simbología necesaria, luego de una crisis económica tan grande y una dictadura tan brutal, les ha dado a ellos un muy buen posicionamiento”, recalca el diplomático chileno.
Para el analista político Guillermo Holzmann, la diferencia del kirchnerismo hacia el populismo peronista que ha impregnado la política argentina, radica en la capacidad de Cristina Fernández por implantar una cobertura social efectiva, en paralelo a una férrea fiscalización de la administración, con miras a erigirse como un modelo internacional.
“El kichnerismo vuelve a retomar lo que fue el peronismo en términos de la construcción de su base de cooperación o respaldo, pero con un elemento adicional que en aquellos años no estaba puesto que el apoyo a Juan Domingo Perón tiene que ver con la creencia de que su sueño era posible. Acá tiene que ver con que Cristina les dé lo que necesitan, esa diferencia se suplanta en la idea de un Estado asistencialista, más entregado de otorgar beneficios que a compartir un sueño con la sociedad”, sostuvo.
En este escenario, la oportunidad de aumentar una agenda bilateral es propicia para el comercio local, luego que la baja del dólar haya acortado las distancias de las exportaciones.
Ante ello, Guillermo Holzmann subraya sobre el futuro de la relación entre ambos países, con incidentes políticos que no deben obviarse en años venideros, y apunta que “son temas pendientes los asociados a Campos de Hielo Sur, la posición frente al tema de las Malvinas y también el tema de Argentina frente al FMI u otros organismos financieros internacionales. Probablemente eso pueda generar cierto ruido en las relaciones bilaterales, pero en general se mantendrán en la normalidad, y más allá de los cambios que haga Cristina Fernández en su gobierno, no afectarán sustantivamente la relación con Chile, dejando la tarea pendiente para que Chile genere una agenda interesante para sus intereses, aprovechando en envión o empuje con el que Cristina comenzará su nuevo período”.
Una agenda social acompañada de un proceso industrializado interno, son parte de las características del gobierno de Cristina Fernández, quien se alza como el gran referente de la política actual en Argentina. Sin embargo, los analistas advierten sobre las expectativas que genera su reelección, obligando a sumar nuevos cambios significativos respecto a política económica y mejorar el estado financiero de su deuda externa.
Las últimas encuestas dan una amplia ventaja a la actual presidenta Cristina Fernández, quien espera ser reelecta en los comicios de mañana . Su popularidad arrasa a pesar que el fenómeno del kirchnerismo ha tenido momentos decisivos en el último año.
De hecho, exactamente en octubre de 2010, el gobierno mostró su última crisis de aprobación popular, dinamitado por la obligada restricción económica y divisiones con gremialismos influyentes allende Los Andes, lo que incluyó enfrentamientos con sindicalistas del transporte, y una literal guerra mediática con el grupo editorial Clarín.
No obstante, la férrea defensa de una agenda social permitió a la presidenta un reencanto con la ciudadanía, proceso fuertemente afectado por la muerte de su esposo, el ex presidente Néstor Kirchner, hecho que sensibilizó al electorado más popular.
La propia oposición, dividida en cuatro frentes distintos, se ha mostrado incapaz de mostrar una alternativa al exitoso proyecto político de Cristina Fernández, lo que ha juicio del ex embajador chileno en Argentina, Luis Maira, se ancla a una mirada progresista del peronismo, marcando un desarrollo emparentado al crecimiento regional.
“El acierto tanto de Néstor como de Cristina ha sido situarse en el área del pensamiento nacional popular, un peronismo progresista que también mira a un proceso de integración en América del Sur, especialmente con sus países vecinos y en particular con Brasil, la mayor potencia de la región. Toda esta simbología necesaria, luego de una crisis económica tan grande y una dictadura tan brutal, les ha dado a ellos un muy buen posicionamiento”, recalca el diplomático chileno.
Para el analista político Guillermo Holzmann, la diferencia del kirchnerismo hacia el populismo peronista que ha impregnado la política argentina, radica en la capacidad de Cristina Fernández por implantar una cobertura social efectiva, en paralelo a una férrea fiscalización de la administración, con miras a erigirse como un modelo internacional.
“El kichnerismo vuelve a retomar lo que fue el peronismo en términos de la construcción de su base de cooperación o respaldo, pero con un elemento adicional que en aquellos años no estaba puesto que el apoyo a Juan Domingo Perón tiene que ver con la creencia de que su sueño era posible. Acá tiene que ver con que Cristina les dé lo que necesitan, esa diferencia se suplanta en la idea de un Estado asistencialista, más entregado de otorgar beneficios que a compartir un sueño con la sociedad”, sostuvo.
En este escenario, la oportunidad de aumentar una agenda bilateral es propicia para el comercio local, luego que la baja del dólar haya acortado las distancias de las exportaciones.
Ante ello, Guillermo Holzmann subraya sobre el futuro de la relación entre ambos países, con incidentes políticos que no deben obviarse en años venideros, y apunta que “son temas pendientes los asociados a Campos de Hielo Sur, la posición frente al tema de las Malvinas y también el tema de Argentina frente al FMI u otros organismos financieros internacionales. Probablemente eso pueda generar cierto ruido en las relaciones bilaterales, pero en general se mantendrán en la normalidad, y más allá de los cambios que haga Cristina Fernández en su gobierno, no afectarán sustantivamente la relación con Chile, dejando la tarea pendiente para que Chile genere una agenda interesante para sus intereses, aprovechando en envión o empuje con el que Cristina comenzará su nuevo período”.
Una agenda social acompañada de un proceso industrializado interno, son parte de las características del gobierno de Cristina Fernández, quien se alza como el gran referente de la política actual en Argentina. Sin embargo, los analistas advierten sobre las expectativas que genera su reelección, obligando a sumar nuevos cambios significativos respecto a política económica y mejorar el estado financiero de su deuda externa.
Las últimas encuestas dan una amplia ventaja a la actual presidenta Cristina Fernández, quien espera ser reelecta en los comicios de mañana . Su popularidad arrasa a pesar que el fenómeno del kirchnerismo ha tenido momentos decisivos en el último año.
De hecho, exactamente en octubre de 2010, el gobierno mostró su última crisis de aprobación popular, dinamitado por la obligada restricción económica y divisiones con gremialismos influyentes allende Los Andes, lo que incluyó enfrentamientos con sindicalistas del transporte, y una literal guerra mediática con el grupo editorial Clarín.
No obstante, la férrea defensa de una agenda social permitió a la presidenta un reencanto con la ciudadanía, proceso fuertemente afectado por la muerte de su esposo, el ex presidente Néstor Kirchner, hecho que sensibilizó al electorado más popular.
La propia oposición, dividida en cuatro frentes distintos, se ha mostrado incapaz de mostrar una alternativa al exitoso proyecto político de Cristina Fernández, lo que ha juicio del ex embajador chileno en Argentina, Luis Maira, se ancla a una mirada progresista del peronismo, marcando un desarrollo emparentado al crecimiento regional.
“El acierto tanto de Néstor como de Cristina ha sido situarse en el área del pensamiento nacional popular, un peronismo progresista que también mira a un proceso de integración en América del Sur, especialmente con sus países vecinos y en particular con Brasil, la mayor potencia de la región. Toda esta simbología necesaria, luego de una crisis económica tan grande y una dictadura tan brutal, les ha dado a ellos un muy buen posicionamiento”, recalca el diplomático chileno.
Para el analista político Guillermo Holzmann, la diferencia del kirchnerismo hacia el populismo peronista que ha impregnado la política argentina, radica en la capacidad de Cristina Fernández por implantar una cobertura social efectiva, en paralelo a una férrea fiscalización de la administración, con miras a erigirse como un modelo internacional.
“El kichnerismo vuelve a retomar lo que fue el peronismo en términos de la construcción de su base de cooperación o respaldo, pero con un elemento adicional que en aquellos años no estaba puesto que el apoyo a Juan Domingo Perón tiene que ver con la creencia de que su sueño era posible. Acá tiene que ver con que Cristina les dé lo que necesitan, esa diferencia se suplanta en la idea de un Estado asistencialista, más entregado de otorgar beneficios que a compartir un sueño con la sociedad”, sostuvo.
En este escenario, la oportunidad de aumentar una agenda bilateral es propicia para el comercio local, luego que la baja del dólar haya acortado las distancias de las exportaciones.
Ante ello, Guillermo Holzmann subraya sobre el futuro de la relación entre ambos países, con incidentes políticos que no deben obviarse en años venideros, y apunta que “son temas pendientes los asociados a Campos de Hielo Sur, la posición frente al tema de las Malvinas y también el tema de Argentina frente al FMI u otros organismos financieros internacionales. Probablemente eso pueda generar cierto ruido en las relaciones bilaterales, pero en general se mantendrán en la normalidad, y más allá de los cambios que haga Cristina Fernández en su gobierno, no afectarán sustantivamente la relación con Chile, dejando la tarea pendiente para que Chile genere una agenda interesante para sus intereses, aprovechando en envión o empuje con el que Cristina comenzará su nuevo período”.
Una agenda social acompañada de un proceso industrializado interno, son parte de las características del gobierno de Cristina Fernández, quien se alza como el gran referente de la política actual en Argentina. Sin embargo, los analistas advierten sobre las expectativas que genera su reelección, obligando a sumar nuevos cambios significativos respecto a política económica y mejorar el estado financiero de su deuda externa.
