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Colorida conmemoración del Día del Ejecutado Político

Entre música, poesía y pintura se vivió el Día Internacional del Ejecutado Político bajo el lema de “nunca más”, y que reunió a más de 300 personas en el Museo de la Memoria.

Constanza Ávila

  Lunes 7 de noviembre 2011 17:28 hrs. 
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El viernes 4 de noviembre se conmemoró el Día Internacional del Ejecutado Político en la Plaza de los Derechos Humanos del Museo de la Memoria.

La presidente de la Agrupación de Ejecutados Políticos, Alicia Lira, declaró que “esta es una forma de rescatar la memoria, pero también de mirar hacia el presente y el futuro, ya que hoy la lucha de los caídos está vigente, sobre todo cuando vemos la lucha estudiantil, medioambiental, trabajadora, y a toda la gente que se está movilizando por las mismas demandas por las que ellos fueron asesinados”.

A la vez, la dirigente dijo que, si bien se ha avanzado en materia de derechos humanos en Chile todavía quedan deudas pendientes, ya que “hay muchas demandas de los familiares de detenidos desaparecidos que no llegan a buen puerto; y otras muchas que, de hacerlo, las condenas no se condicen con los crímenes de lesa humanidad que cometieron los imputados”.

El Día del Ejecutado Político fue instaurado por Decreto el 2008, y este año se llevaron a cabo actividades en diversas ciudades del país, como Osorno y Punta Arenas.

En Santiago, mientras caía la tarde, diversos grupos musicales tocaron al aire libre de la plaza, frente a las cerca de trescientas personas reunidas. Napalé, conjunto creado en 1982 por un grupo de estudiantes, fue uno de ellos, así como Rodrigo Márquez de Illapu o el conjunto latinoamericano Imaginación.

Además, entre los diversos discursos se recitaron poesías como “El Clamor del Ejecutado Político” de Mercedes Soto Pino, viuda de un ejecutado, frente a las gigantografías de las fotografías de los detenidos desaparecidos.

Acrílicos sobre papel

La pintura fue otro importante referente cultural que estuvo presente. La pintora chileno mexicano Beatriz Aurora mostró un nuevo cuadro “Chile entre Mar y Cordillera” dedicado a los estudiantes, ya que “recoge las principales demandas de un país arrasado por el dinero, y al que le han robado su Historia y su dignidad, que con tanta fuerza los estudiantes y el pueblo en general están hoy recuperando”, según dice el acrílico sobre papel.

Beatriz Aurora nació en Santiago y luego de ser detenida por  el Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea se fue a La Habana y luego a Madrid para radicarse finalmente en México. Ahí trabajaría por el movimiento de solidaridad con Chile y Centroamérica, y a mediados de los noventa su vida y su pintura se ven fuertemente influenciadas por el ejercito zapatista de liberación nacional, “a quienes les debo haberme convertido en la pintora que soy”.

La artista hizo un parangón entre los caídos en dictadura con el actual movimiento estudiantil, ya que “nada en Chile había logrado recoger tan profundamente las demandas, los objetivos y sueños de los caídos con el Golpe Militar”.

“Al igual que en México, los estudiantes hicieron un terremoto al cuestionar este sistema educacional que crea trabajos para las transnacionales que roban los recursos y la vida”, sentenció Beatriz Aurora, haciendo la comparación con el movimiento estudiantil de la Universidad Autónoma de México, donde reside actualmente.

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