Hace algunas semanas atrás, los medios de comunicación informaban sobre una niña de siete meses que debió ser internada en el hospital Roberto del Río, luego de ser golpeada brutalmente por su madre. Este es uno de los tantos casos que ilustran los alcances que adquirido el maltrato infantil en Chile.
Según las cifras del Servicio Nacional de Menores (Sename), durante 2010, 394 niños fueron víctimas de maltrato físico con lesiones graves y nueve fallecieron por esta causa. Y en lo que va de este año, ya se han registrado 11 homicidios por abusos de este tipo, agresiones que se concentran principalmente en niños entre 1 y 3 años.
Más alarmantes son los números de un estudio realizado en 2008 por la Unicef que señala que el 75 por ciento de los menores en Chile son víctimas de algún tipo de violencia, ya sea física, psicológica o negligencia de los padres.
En esa línea, el director del Sename, Rolando Melo, atribuyó estas denuncias a la “cultura de violencia” que existiría en el país, donde adultos y responsables legales de los menores son los principales llamados a controlar esta situación.
“Es fundamentalmente un tema de conciencia. Los adultos deben entender que no pueden castigar usando la fuerza física o la violencia. Hay otras herramientas que son distintas para poder afrontar situaciones difíciles con los niños o educarlos. Mientras tengamos incorporado el castigo físico como un mecanismo para educar estamos errando el camino”, afirmó la autoridad.
Opinión similar manifestó Francis Valeverde, coordinadora de la Asociación Chilena Pro Naciones Unidas – una corporación encargada de promover la defensa y protección de los derechos de los niños – quien aseguró que Chile no posee una institucionalidad adecuada para poder resguardar a los menores frente a este tipo de hechos porque además existe una aceptación social de la violencia.
“Está muy aceptado social y culturalmente el hecho de que los adultos puedan golpear a los niños. La ley que impide el castigo físico tiene menos de tres años, pero no hay una sanción real para los adultos que golpean a sus hijos. Todavía no existe una cultura donde las personas entiendan que no se puede educar pegando. Las gente cree que aunque ellos hayan sido golpeados, siguen siendo buenas personas, pero tienen una colección de trauma que se traspasan a los hijos e hijas”, afirmó la experta.
Si bien, el perfil del maltratador es difuso y tiene un gran componente psicológico, también existen ciertos factores sociales que podrían influir en que esta práctica se esté dando con mayor fuerza en nuestro país.
De acuerdo a lo que comentó el director del Sename, uno de los aspectos que influiría en el aumento de la violencia es el consumo de drogas y alcohol. Sin embargo, la experta en derechos humanos apuntó a la segregación socioeconómica como uno de los elementos que influiría en la escalada de violencia intrafamiliar.
Francis Valeverde señaló que la falta de contacto con distintas realidades – agudizada por las fuertes inequidades que se presentan en el país – influyen en el maltrato. Y pese a que la experta aseguró que la violencia es un tema que atraviesa a todas las clases sociales, por lo general, son los niños más vulnerables los que se llevan la peor parte.
“Lo que está pasando ahora con este incremento de la muerte de niños, los femicidios y las riñas entre jóvenes es que dan cuenta que ya no da más el grado de compresión que se tiene de la vida cotidiana en los barrios. Este es un fenómeno transversal, pero la expresión del mismo es diferente. Y ese dato es muy importante porque en Chile no se respetan los derechos de los niños, pero en especial de los más pobres porque a ellos les afectan todas las condiciones adversas”, afirmó.
El Sename lanzó la campaña “No es su culpa”, que se transmite principalmente a través de las redes sociales para lograr una mayor conciencia sobre este fenómeno que, según la Unicef, afecta a 7 de cada 10 niños en el país.
Hace algunas semanas atrás, los medios de comunicación informaban sobre una niña de siete meses que debió ser internada en el hospital Roberto del Río, luego de ser golpeada brutalmente por su madre. Este es uno de los tantos casos que ilustran los alcances que adquirido el maltrato infantil en Chile.
Según las cifras del Servicio Nacional de Menores (Sename), durante 2010, 394 niños fueron víctimas de maltrato físico con lesiones graves y nueve fallecieron por esta causa. Y en lo que va de este año, ya se han registrado 11 homicidios por abusos de este tipo, agresiones que se concentran principalmente en niños entre 1 y 3 años.
Más alarmantes son los números de un estudio realizado en 2008 por la Unicef que señala que el 75 por ciento de los menores en Chile son víctimas de algún tipo de violencia, ya sea física, psicológica o negligencia de los padres.
En esa línea, el director del Sename, Rolando Melo, atribuyó estas denuncias a la “cultura de violencia” que existiría en el país, donde adultos y responsables legales de los menores son los principales llamados a controlar esta situación.
“Es fundamentalmente un tema de conciencia. Los adultos deben entender que no pueden castigar usando la fuerza física o la violencia. Hay otras herramientas que son distintas para poder afrontar situaciones difíciles con los niños o educarlos. Mientras tengamos incorporado el castigo físico como un mecanismo para educar estamos errando el camino”, afirmó la autoridad.
Opinión similar manifestó Francis Valeverde, coordinadora de la Asociación Chilena Pro Naciones Unidas – una corporación encargada de promover la defensa y protección de los derechos de los niños – quien aseguró que Chile no posee una institucionalidad adecuada para poder resguardar a los menores frente a este tipo de hechos porque además existe una aceptación social de la violencia.
“Está muy aceptado social y culturalmente el hecho de que los adultos puedan golpear a los niños. La ley que impide el castigo físico tiene menos de tres años, pero no hay una sanción real para los adultos que golpean a sus hijos. Todavía no existe una cultura donde las personas entiendan que no se puede educar pegando. Las gente cree que aunque ellos hayan sido golpeados, siguen siendo buenas personas, pero tienen una colección de trauma que se traspasan a los hijos e hijas”, afirmó la experta.
Si bien, el perfil del maltratador es difuso y tiene un gran componente psicológico, también existen ciertos factores sociales que podrían influir en que esta práctica se esté dando con mayor fuerza en nuestro país.
De acuerdo a lo que comentó el director del Sename, uno de los aspectos que influiría en el aumento de la violencia es el consumo de drogas y alcohol. Sin embargo, la experta en derechos humanos apuntó a la segregación socioeconómica como uno de los elementos que influiría en la escalada de violencia intrafamiliar.
Francis Valeverde señaló que la falta de contacto con distintas realidades – agudizada por las fuertes inequidades que se presentan en el país – influyen en el maltrato. Y pese a que la experta aseguró que la violencia es un tema que atraviesa a todas las clases sociales, por lo general, son los niños más vulnerables los que se llevan la peor parte.
“Lo que está pasando ahora con este incremento de la muerte de niños, los femicidios y las riñas entre jóvenes es que dan cuenta que ya no da más el grado de compresión que se tiene de la vida cotidiana en los barrios. Este es un fenómeno transversal, pero la expresión del mismo es diferente. Y ese dato es muy importante porque en Chile no se respetan los derechos de los niños, pero en especial de los más pobres porque a ellos les afectan todas las condiciones adversas”, afirmó.
El Sename lanzó la campaña “No es su culpa”, que se transmite principalmente a través de las redes sociales para lograr una mayor conciencia sobre este fenómeno que, según la Unicef, afecta a 7 de cada 10 niños en el país.
Hace algunas semanas atrás, los medios de comunicación informaban sobre una niña de siete meses que debió ser internada en el hospital Roberto del Río, luego de ser golpeada brutalmente por su madre. Este es uno de los tantos casos que ilustran los alcances que adquirido el maltrato infantil en Chile.
Según las cifras del Servicio Nacional de Menores (Sename), durante 2010, 394 niños fueron víctimas de maltrato físico con lesiones graves y nueve fallecieron por esta causa. Y en lo que va de este año, ya se han registrado 11 homicidios por abusos de este tipo, agresiones que se concentran principalmente en niños entre 1 y 3 años.
Más alarmantes son los números de un estudio realizado en 2008 por la Unicef que señala que el 75 por ciento de los menores en Chile son víctimas de algún tipo de violencia, ya sea física, psicológica o negligencia de los padres.
En esa línea, el director del Sename, Rolando Melo, atribuyó estas denuncias a la “cultura de violencia” que existiría en el país, donde adultos y responsables legales de los menores son los principales llamados a controlar esta situación.
“Es fundamentalmente un tema de conciencia. Los adultos deben entender que no pueden castigar usando la fuerza física o la violencia. Hay otras herramientas que son distintas para poder afrontar situaciones difíciles con los niños o educarlos. Mientras tengamos incorporado el castigo físico como un mecanismo para educar estamos errando el camino”, afirmó la autoridad.
Opinión similar manifestó Francis Valeverde, coordinadora de la Asociación Chilena Pro Naciones Unidas – una corporación encargada de promover la defensa y protección de los derechos de los niños – quien aseguró que Chile no posee una institucionalidad adecuada para poder resguardar a los menores frente a este tipo de hechos porque además existe una aceptación social de la violencia.
“Está muy aceptado social y culturalmente el hecho de que los adultos puedan golpear a los niños. La ley que impide el castigo físico tiene menos de tres años, pero no hay una sanción real para los adultos que golpean a sus hijos. Todavía no existe una cultura donde las personas entiendan que no se puede educar pegando. Las gente cree que aunque ellos hayan sido golpeados, siguen siendo buenas personas, pero tienen una colección de trauma que se traspasan a los hijos e hijas”, afirmó la experta.
Si bien, el perfil del maltratador es difuso y tiene un gran componente psicológico, también existen ciertos factores sociales que podrían influir en que esta práctica se esté dando con mayor fuerza en nuestro país.
De acuerdo a lo que comentó el director del Sename, uno de los aspectos que influiría en el aumento de la violencia es el consumo de drogas y alcohol. Sin embargo, la experta en derechos humanos apuntó a la segregación socioeconómica como uno de los elementos que influiría en la escalada de violencia intrafamiliar.
Francis Valeverde señaló que la falta de contacto con distintas realidades – agudizada por las fuertes inequidades que se presentan en el país – influyen en el maltrato. Y pese a que la experta aseguró que la violencia es un tema que atraviesa a todas las clases sociales, por lo general, son los niños más vulnerables los que se llevan la peor parte.
“Lo que está pasando ahora con este incremento de la muerte de niños, los femicidios y las riñas entre jóvenes es que dan cuenta que ya no da más el grado de compresión que se tiene de la vida cotidiana en los barrios. Este es un fenómeno transversal, pero la expresión del mismo es diferente. Y ese dato es muy importante porque en Chile no se respetan los derechos de los niños, pero en especial de los más pobres porque a ellos les afectan todas las condiciones adversas”, afirmó.
El Sename lanzó la campaña “No es su culpa”, que se transmite principalmente a través de las redes sociales para lograr una mayor conciencia sobre este fenómeno que, según la Unicef, afecta a 7 de cada 10 niños en el país.
