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Desafíos de la Feria del Libro de Santiago:

“Hay que definir si será un mercado persa o una feria de arte y cultura”

Cerca de 250 mil personas visitaron la última versión de la Feria Internacional del Libro de Santiago, una gran exposición literaria que se instala entre los panoramas culturales del país. El cierre de su trigésimo primera versión permite reflexiones y críticas respecto al cobro de ingreso, o la falta de atractivos realmente culturales.

Juan San Cristóbal

  Lunes 14 de noviembre 2011 21:28 hrs. 
filsa

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La Feria Internacional del Libro de Santiago (Filsa) se erige como uno de los eventos más importantes de la cultura en Chile, con cientos de expositores de toda Latinoamérica que llegan hasta la Estación Mapocho para mostrar novedades en el mercado literario.

No obstante, las críticas surgen ante un evento que carece de una programación atractiva para el público, partiendo por el cobro de entradas que llega a 2 mil 500 pesos, los que no se validan en alguna compra. Dificultad en los accesos para minusválidos y una abrumadora oferta que confunde al público son parte del desafío para sus organizadores, la Cámara Chilena del Libro.

En este sentido, el recién asumido presidente de la Cámara, Arturo Infante, subrayó sobre la transformación de la feria literaria, esperando avanzar en la gratuidad, aun cuando descartó que el evento se cambie de recinto en próximas versiones.

“Creo que los cambios fundamentales están dados en avanzar a la gratuidad de ingreso, que haya que cobrar, pero que eso se reintegre a través de la compra de libros. Tratar de colocar todas las expresiones culturales que quieran estar, también ir por el lado de mejorar el programa cultural. Otros cambios tienen que ver con el acceso, porque no podemos cambiar la Estación Mapocho, no hay otro lugar que nos ofrezca mejores condiciones”, sostuvo.

Por su parte, la decana de la Facultad de Comunicación y Letras de la Universidad Diego Portales, Cecilia García-Huidobro, se refirió a la falta de programación cultural en la feria, una situación que aleja a los públicos de un espacio gigante que carece de curatorías.

Experimentada voz en temas literarios, señaló al programa Vuelan Las Plumas, de radio Universidad de Chile, que iniciativas como el día de la Mujer son exitosas en FILSA, pero que ameritan sumar más proyectos el resto de la semana.

García-Huidobro apuntó que “la feria es muy dispareja, hay días que va muchísima gente, hay días que no va gente. Este programa de miércoles para las mujeres es un éxito, las mujeres son las que compran libros hoy. En cambio, si uno va otro día, no hay gente, eso no puede dejarse al azar, significa que todos los días ameritan programas que convoquen más personas. Hay mucho que mejorar, hay que ir rescatando lo que hace esta feria, que es muy valioso”.

Las editoriales pequeñas, gestores independientes de nuevos autores nacionales, son las que urgen por mayor espacio en un evento reservado para grandes casas editoras. En esta materia Galo Ghigliotto, el director de la Furia del Libro, evento que reúne etiquetas emergentes del país, apuntó a la Cámara del Libro para definir el sentido de esta feria internacional.

Ghigliotto declaró que “la feria tiene que definir qué va a ser: si será un mercado persa de cosas en formato libro, o una feria de literatura, arte y cultura. Creo que cuando una de esas líneas esté clara, cualquiera igual de válida, bastará seguir lo que viene a continuación, pero ese es el primer paso que debe dar la propia Cámara del Libro”.

Luego de más de dos semanas de actividades, la FILSA suma una nueva versión en su historia, hoy las reflexiones apuntan a cambios que necesita el incentivo a la lectura, esto en un país donde los libros son caros y la gente no lee, situación que debe mejorar y, en la Feria del Libro de Santiago, plantear nuevas políticas a favor de la literatura.

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