El senador DC Patricio Walker solicitó al Gobierno que dé urgencia al proyecto de ley que presentó hace un año junto al senador Jaime Quintana, donde decreta la imprescriptibilidad de los casos de abuso sexual infantil.
La presentación de los antecedentes la hizo en compañía de uno de los denunciantes en el Caso Karadima, José Antonio Murillo, que desde el lunes es oficialmente el presidente de la Fundación para la Confianza, organización que busca evitar el abuso a menores.
El senador DC señaló que no es posible que aparezcan nuevos casos que atenten a la dignidad de niños y adolescentes, como en el caso Karadima, que finalicen con la prescripción del delito.
“Para que el paso del tiempo no sea impunidad, no por un tema de venganza, sino para evitar que el abusador siga cometiendo delitos contra otros menores. Hay crímenes de lesa humanidad que por su gravedad son imprescriptibles, con esa lógica los abusos contra menores debieran contar con esa condición”, sostuvo.
El proyecto de ley se comenzará a debatir en la sesión de la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia del Senado, y tendrá como principal insumo un informe preparado por la fundación que preside José Antonio Murillo, quien explica que el 80% de los casos de abuso sexual a menores se produce en ambientes de confianza.
“La gravedad del delito de abuso sexual infantil es distinto a otros delitos, no hay propiedad involucrada, quizá no hay lesiones o golpes, pero es una agresión que llega al centro de la existencia y la intimidad de los niños”, declaró.
Murillo señaló que no es suficiente el conocimiento público de los hechos, sino que es hora que la justicia se haga parte, ya que como señala, el “secuestro de conciencia” dura muchos años, y sólo se puede revertir cuando las personas entran a la adultez y se pueden enfrentar a su sexualidad dañada.
Además criticó la defensa que hizo el presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, Ricardo Ezzati al sacerdote católico Fernando Karadima, declaraciones que calificó de impertinentes, y apuntó que “lo que me preocupa es la defensa inmediata que lleva a cabo monseñor Ezzati, quien dice que Karadima cumple a cabalidad la sentencia del Vaticano. Me parece imprudente, pero son las reglas del juego de la Iglesia, de la justicia canónica, pero esto va más allá de esa justicia”.
Murillo agregó que Amnistía Internacional establece que la violación a menores es un crimen de lesa humanidad, por lo que insiste en que la justicia chilena modifique su normativa para dar justicia a quienes sufren de abusos, y sancione a quien corresponda.