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Lucro público y privado: muerte en Puchuncaví y enfermedad en Papudo


Domingo 27 de noviembre 2011 23:52 hrs.


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Dos hechos, presentes en la agenda social y política, nos muestran que el desmedido afán de lucro, tanto público como privado, genera muerte y enfermedad en dos centros urbanos de la Región de Valparaíso..

En primer lugar, la criminal contaminación en Puchuncaví. Los habitantes de esta pequeña ciudad se enferman y se mueren de a poco, la prevalencia de ciertas enfermedades es sorprendentemente alta y los niños se intoxican día a día.

Una alternativa que se plantea es que una escuelita se debe trasladar, lo cual será “generosamente” financiado por una de las empresas polucionadoras (la estatal). Es como el chiste del sofá de don Otto: los niños se deben trasladar a un lugar lejano para recibir su educación, pero después de las horas de clases deben volver a sus casas a seguir contaminándose.

Estamos en presencia del mundo al revés, es la gente la que se debe ir, y la flora y fauna desaparecer, para que las empresas puedan continuar haciendo negocios y contaminando. Pese a que el pueblo y los habitantes estaban antes que llegaran estas empresas. Hoy se debe trasladar la escuela. ¿Trasladarán  mañana las casas y el pueblo? Sugiero que, para abaratar costos,  se deje el cementerio en el mismo lugar.

Los medios callan esta situación o la tratan de manera distorsionada, ya que debería ser de preocupación permanente, y no tan solo de esporádicos, histéricos e inútiles estallidos mediáticos. No olvidemos que están involucrados muchos e importantes actores, públicos y privados, y porque la criminal responsabilidad es absolutamente transversal.

Tal es así que Wikileaks hace un tiempo nos reveló que, ante una resolución de la Corte Suprema, la embajada de una potencia extranjera generó una presión sobre la Presidenta y una ministra, quienes rápidamente hicieron malabares jurídicos e institucionales para que se aprobara la instalación de una central en el mismo lugar donde hoy se están muriendo niños.

En segundo lugar, y con un carácter menos grave, pero muy preocupante, es lo que está sucediendo en Papudo. Se ha presentado un proyecto para construir una marina que amplía el club de yates y transforma algunas playas de uso público. En esta iniciativa, aparentemente inocente, están presente poderosos involucrados, el pueblo está dividido, es posible que existan importantes daños ambientales, ha existido poca transparencia y evidentes presiones políticas. Todas estas dudas se han acrecentado, pese a las explicaciones de las autoridades y a los buenos oficios de los talentosos arquitectos involucrados.

En resumen, en ambos casos, nos podemos preguntar si ¿hay o habrá progreso para los pueblitos, para las comunas, para la región, para el país y para la gente? Al parecer no pero, sin duda, las empresas transformadoras y contaminantes de la vida de esos lugares, realizaran un gran negocio.

Cabe preguntarse también si ¿este es el futuro para todos nuestros centros urbanos? La respuesta es simple: no, no es el futuro, es el presente de un país subdesarrollado y con aspiraciones; con una clase empresarial ávida de ganancia en el corto plazo; con una clase política ignorante, sin preparación, cuando no corrupta; y con una sociedad civil abúlica y desorganizada.