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La pesadilla de los derivados

Columna de opinión por Roberto Meza
Jueves 1 de diciembre 2011 16:16 hrs.


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A inicios de la semana, los mercados mundiales tuvieron una jornada alcista inédita desde fines de octubre pasado gracias a trascendidos de un posible acuerdo entre los líderes políticos de Francia y Alemania para que el Central Europeo (BCE) compre deuda en forma masiva y se aumente el Fondo de Rescate. Asimismo, las inusuales cifras de ventas del comercio durante el pasado Black Friday, en Estados Unidos –más de 50 mil millones de dólares- marcaron el inicio de una temporada de Navidad que animó las alzas.

La confianza de los consumidores en EE.UU., en línea con las noticias, subió en noviembre hasta su nivel más alta desde junio, aunque inferior al estimado. En paralelo se anotó un aumento en las ventas de viviendas nuevas, las que empero, también crecieron por bajo de lo previsto. Y es que los precios de las viviendas unifamiliares cayeron en septiembre, reflejando así los fundamentos del mercado inmobiliario de ese país, con excesiva oferta y escasa demanda de viviendas.

De Europa, en tanto, llegaban también buenas nuevas. Los ministros de Finanzas de la Zona acordaron liberar el tramo de ayuda correspondiente a Grecia por 8 mil millones de euros y que corresponde a la sexta parte del paquete de rescate por 110 mil millones de euros acordados con Atenas el año pasado. Las bolsas de Europa y EE.UU. cerraron así al alza, en un ambiente de mayor optimismo.

La bolsa chilena, por su parte, siguió el ritmo de estas noticias, terminando una racha negativa que había hecho caer el IPSA 5,4 % la semana anterior. Sin embargo, las malas nuevas llegaron de nuevo el martes cuando Standard & Poors bajó la calificación de deuda a 37 bancos, entre ellos el Santander, BBVA, Goldman Sachs y Bank of America, a raíz de los efectos en sus balances de la nueva normativa de valoración de entidades financieras, publicada a inicios de noviembre.

La tormenta, en consecuencia, no ha concluido y sin importar lo grande del barco, la solvencia de muchos sigue en entredicho. En este marco, los analistas ven con preocupación el aumento de la ola del tusnami de los derivados. En efecto, al 31 de diciembre del año pasado el total de papeles derivados que se movía en el mercado financiero mundial era de unos 600 millones de millones de dólares. Al 30 junio, esos derivados y en especial los Credit Default Swaps, llegan a los 707 millones de millones de dólares, según el último informe del Banco de Pagos Internacionales.

Si se considera que el PIB mundial es de unos 63 millones de millones de dólares, la cifra de derivados circulante equivale a la producción mundial de once años, expansión explicada por la necesidad de los bancos de “hacer caja” para enfrentar pagos de primas y vencimientos. De allí la actual falta de liquidez, pese a que la Fed inyectó al sistema financiero mundial casi 8 millones de millones de dólares para rescatar de la quiebra a megabancos y grandes corporaciones. Otro tanto hizo el BCE.

Por eso Chile no podía estar ajeno a esta realidad internacional: la producción industrial cayó 0,8% interanual, muy por debajo de las proyecciones que esperaban un alza de 4,3%. Las ventas de comercio crecieron 8,6%, cifra que también muestra la moderación del gasto, pues en meses anteriores las ventas subían a un ritmo de 10%. Para hoy se esperan las cifras industriales de Estados Unidos y la Zona Euro y para mañana las del desempleo de EE.UU., cifras que seguramente harán saltar de nuevo el electrocardiograma de la economía mundial.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.