Los líderes europeos alcanzaron en la madrugada del viernes un acuerdo en Bruselas con la firma de tan sólo 23 de los 27 miembros de la Unión Europea, debido a las “fuertes diferencias” con el Reino Unido, que se negó a sumarse al plan defendido por Francia y Alemania.

Diecisiete miembros de la Eurozona sumados a otros seis alcanzaron un acuerdo intergubernamental (al margen de las instituciones comunitarias), anunció el jefe de la UE, Herman Van Rompuy, al término de la cumbre.

“Hubiéramos preferido un acuerdo de 27 países de la Unión Europea”, declaró el mandatario francés Nicolas Sarkozy. “Pero no fue posible debido a nuestros amigos británicos”, sostuvo.

“Para aceptar una reforma de los tratados a 27, (el primer ministro británico) David Cameron pidió, lo que nos pareció a todos inaceptable, un protocolo en el Tratado que permita exonerar al Reino Unido una cierta cantidad de reglamentaciones sobre los servicios financieros”, indicó Sarkozy.

“Es algo que no pudimos aceptar porque consideramos, justamente, que buena parte de los problemas del mundo vienen de la desregulación del servicio financiero”, explicó.

“Si hubiésemos aceptado una derogación para el Reino Unido, esto habría puesto en tela de juicio para nosotros, y no digo que sea la posición de Cameron, buena parte del trabajo llevado a cabo para regular la finanza, una regulación muy necesaria”, concluyó Sarkozy.

Cameron ya había amenazado con vetar un cambio de tratados que no tenga en cuenta los intereses de su país, sede del mayor distrito financiero del mundo.

“Si no podemos obtener salvaguardas, es mejor quedarse afuera”, afirmó el premier conservador británico, presionado por el ala más euroescéptica de su partido.

“Fue una decisión difícil, pero buena”, estimó Cameron, que responsabiliza a la Eurozona, su principal socio comercial, de los males de la economía de su país.

El presidente francés agregó que al rechazo de Londres se sumó al de Hungría, mientras “los dirigentes suecos y checos nos hicieron saber que ellos tenían que consultar con sus Parlamentos o aliados en el Gobierno”.

De este modo, quedaron una vez más de manifiesto las divisiones de la UE, creando de hecho una Europa a dos velocidades: por un lado los 23 países que aprobaron el pacto y, por otro, a Gran Bretaña y otras cuatro naciones.

El BCE, al mando del FEEF y el MEEE

Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, celebró el “buen resultado” alcanzado que le permitirá al euro restaurar su “credibilidad”.

Alemania y Francia abogan por un endurecimiento de la disciplina fiscal mediante una reforma del Tratado europeo, que contempla la posibilidad de imponer sanciones automáticas para los países infractores cuyo déficit supere el 3% del PIB.

El acuerdo alcanzado por 23 de los países de la UE contempla algunos logros, como que la Eurozona refuerce al Fondo Monetario Internacional con cerca de 200.000 millones de euros, “en forma de préstamos bilaterales”, de manera de que la institución con sede en Washington pueda ayudar socorrer a los países amenazados de la Unión Monetaria.

Por otro lado, el acuerdo estipula que el Banco Central Europeo (BCE) manejará al fondo de rescate europeo (FEEF) y al futuro Mecanismo Europeo de Estabilidad Económica (MEEE), al que prevén poner a punto en julio de 2012, con probablemente una capacidad de 500.000 billones de euros. Merkel se opuso a que el MEEE se convierta en banco o viese ampliada su capacidad de intervenir.

Tras los anuncios de la cumbre, las bolsas europeas parecían decepcionadas, operando en la mañana del viernes a la baja. La Bolsa de Londres caía 0,67%, con su índice Footsie-100 de los principales valores cediendo 36,92 puntos, a 5.446,85 puntos. En París, el CAC 40 cedía 0,96%, lastrado en particular por el sector bancario tras la rebaja por Moody’s de Crédit Agricole, BNP Paribas y Société Générale. El Dax de Fráncfort perdía por su parte 1,16%. La Bolsa de Tokio cerró la jornada en baja de 1,48%.