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La cifra invisible: Los inmigrantes que el Gobierno no destaca en el extranjero

El subsecretario del Trabajo, Bruno Baranda, destacó en una entrevista televisiva que las 50 mil trabajadoras peruanas en Chile tienen "absolutamente los mismos derechos" que los nacionales. Sin embargo, la mayoría de los extranjeros no está registrado y se enfrenta a extensas jornadas de trabajo y trato discriminatorio. "El problema no es prioridad para los que gobiernan", dicen.

Rodrigo Alarcón López

  Jueves 15 de diciembre 2011 20:50 hrs. 
peruanos en chile

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El subsecretario del Trabajo, Bruno Baranda, visitó Lima esta semana para entrevistarse con el ministro del Trabajo peruano, José Villena, y participar en un foro internacional.

El personero concedió también una entrevista a Radio Programas del Perú (PPP) en la que señaló que el 50% de las mujeres peruanas residentes en Chile son trabajadoras domésticas y que, en proporción, una de cada seis empleadas es peruana.

Bruno Baranda explicó que de las 330 mil personas que trabajan en casas particulares, entre 40 y 50 mil personas son ciudadanos peruanos: “Ellos tienen absolutamente los mismos derechos, no tienen ninguna diferencia respecto del contrato de trabajo ordinario y normal. El ingreso mínimo es parejo, deben tener contrato de trabajo, debe pagárseles previsión y seguridad social. Cuando nosotros advertimos y fiscalizamos sectores de casa particular, sean nacionales o extranjeros, y encontramos infracciones, la sanción es la misma”, afirmó.

Estas declaraciones fueron rebatidas por el coordinador del Comité de Refugiados Peruanos en Chile, Raúl Paiba, quien dijo que los inmigrantes enfrentan una serie de trabas burocráticas para obtener un contrato y para trasladar sus fondos previsionales cuando retornan a su país, entre otras dificultades.

“Creo que el problema es la falta voluntad de quienes han gobernado este país, el problema migratorio no es una prioridad para ellos. Más bien, el migrante es usado para mantener escuálidos sueldos de los trabajadores. En eso también tiene responsabilidad la Central Unitaria de Trabajadores (CUT): nosotros hemos hablado de igual trabajo, igual salario; no me mires como competencia, somos trabajadores”, agregó Raúl Paiba.

Peruanos, bolivianos, ecuatorianos… dominicanos y haitianos

De acuerdo a las cifras oficiales, en el país viven unos 113 mil extranjeros, que representan un 2,8% de la población. La mayoría son latinoamericanos y están distribuidos en centros urbanos del norte, la Araucanía y la región Metropolitana. La comunidad peruana predomina, seguida por grupos de bolivianos, ecuatorianos y argentinos.

Sin embargo, enfatizó Daisy Margarit, académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Alberto Hurtado, el problema es la “cifra invisible”, que alcanzaría un 10% de la población y, según estimaciones más osadas, hasta un 16%.

La académica de la Universidad Alberto Hurtado señaló que “cuando están con su permiso de residencia, podemos hablar que se homologan bastante las condiciones de los chilenos con las condiciones de los extranjeros. El problema sucede cuando observamos el universo de aquellos inmigrantes sin contrato y sin los permisos de residencia correspondientes”.

Daisy Margarit explicó la precariedad laboral, la misma que afecta a los chilenos, se ve agravada cuando se trata de inmigrantes: “La persona está en una condición mucho más vulnerable, porque sabe que en cualquier momento puede ser deportado y salir del país. Se acrecienta la desigualdad en las condiciones laborales”, dijo.

La especialista identificó que esto se traduce en “ingresos más bajos, excesos de horas laborales, no tienen los descansos adecuados, la remuneración es muy por debajo de la que tiene un trabajador en las mismas condiciones laborales, las funciones no son las mismas, hay un exceso de carga de trabajo y los lugares donde duermen”.

En Chile ni siquiera existe una ley de inmigración, sino solamente normas de control de fronteras, agregó.

En este marco, ha llamado la atención de los especialistas el fuerte aumento de dominicanos, concentrados en Punta Arenas y haitianos. “Hay un barrio en Estación Central donde solo viven haitianos. Y la gente lo valora muchísimo, hay que sacarle el demonio a la inmigración y ver los aspectos positivos. Los barrios cambian, se revitalizan. A diferencia de lo que ocurre a través de la TV, En Estación Central, por ejemplo, la gente mayor dice que se siente más segura al llegar en la noche, porque están los negritos jugando a la pelota. O la revitalización a través del comercio. Muchos negocios antiguos estaban cerrando y se recobran prácticas barriales como el fiar, por ejemplo”, destacó Daisy Margarit.

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