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Contracción y desconfianza

Columna de opinión por Roberto Meza
Viernes 16 de diciembre 2011 12:06 hrs.


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Nuevas señales seguían apuntando hacia una fuerte reducción del crecimiento económico de las naciones desarrolladas en 2012. La OPEP anunció que mantendrá la producción de crudo en 30 mil barriles diarios, luego que un informe rebajara sus previsiones de demanda para el próximo año hasta 88,9 millones de barriles diarios, es decir, 140.000 barriles menos de lo anticipado, a raíz de la crisis de la deuda en la zona euro. Según la entidad petrolera, el problema de deuda reducirá el crecimiento del PIB de la eurozona a sólo 1,6% y hundirá su demanda de crudo 1% respecto de 2011. América del Norte y los países desarrollados del Pacífico consumirán 0,26% y 0,31% más que en 2011, mientras que China quemará 1,22% más que en 2011, siendo el país que más contribuye a los 88,9 millones de barriles diarios de consumo estimado. El precio del cobre, en tanto y por iguales razones, cayó más de 3% en Londres.

Sumado a dichos indicadores, la Fed de EE.UU., manifestó, por primera vez, su preocupación por la economía global, manteniendo las tasas por debajo del 0,25 %, y sin alterar su política de canje de bonos del Tesoro de corto por largo plazo, hecho que impactó en las bolsas de todo el mundo, haciendo caer los precios de las acciones en Asia, Europa y Estados Unidos. Según la Reserva Federal, la economía de EE.UU. mantiene su ritmo de crecimiento lento, pero ve una clara desaceleración de la economía global. Y en efecto, la oficina comunitaria de estadística, Eurostat, dijo que la producción industrial en Europa disminuyó 0,1% en octubre en los países euro y 0,2% en toda la Unión Europea, respecto al mes precedente.

Y aunque la reacción inicial al acuerdo fiscal en la zona Euro -a excepción del Reino Unido que no formó parte- había sido positiva, rápidamente los mercados intuyeron que medidas como sanciones automáticas para los países que no mantengan su déficit público por debajo del 3% del PIB; la deuda pública por bajo el 60% del PIB, y la incorporación de estas decisiones a sus las leyes nacionales, tendrá un efecto ralentizador. La contrapartida, es decir, que el Fondo de Rescate pueda tomar préstamos del Central Europeo para hacer frente a sus necesidades de liquidez tampoco consiguió elevar los ánimos. Las malas noticias derivaron de los montos propuestos y porque las exigencias fiscales citadas ya habían sido planteadas en el Pacto de Estabilidad de la Unión Europea de 1997 y fueron la clave del acuerdo que introdujo el Euro. Es decir, el actual problema es la confianza de los agentes en el compromiso de los gobiernos para hacerlas cumplir.

De allí que la calificadora Standard & Poor´s asignara a 15 de los 17 países de la zona euro una perspectiva negativa, amenazándolos con perder su calidad crediticia de “triple A”. La amenaza incluyó por primera vez a Francia y Alemania. Pero las clasificadoras tienen algo que decir sobre la confianza en su trabajo: cuando Lehman Brothers se fue a la quiebra, dicha entidad ostentaba “triple A”, misma clasificación que tenían las fallidas Bearn Stearns, Fanny Mae y Freddie Mac, Wachovia, Merryll Lynch y Washington Mutual en 2008. Así y todo, 24 horas después, la otra grande, Moody’s, remató la posición anunciando también su intención de revisar la calificación de riesgo de las deudas de los países de la Zona Euro, por la ausencia de medidas decisivas tras la cumbre de Bruselas. Moody’s dijo que espera estudiar las calificaciones en el primer trimestre de 2012. La reacción: las principales bolsas europeas cerraron con fuertes pérdidas, no obstante buenas noticias desde EE.UU., cuyo saldo de la balanza comercial disminuyó 1,6% en octubre, situándose en US$ 43.500 millones, el más bajo en lo que va del año y la confianza de los consumidores subió en diciembre, gracias a las mejoras en el mercado laboral. El déficit fiscal en tanto, bajó en noviembre por segundo mes consecutivo, a US$ 137.300 millones, es decir, 9% menos en relación a igual mes de 2010.

En dicho marco, el Central Europeo siguió abaratando el dinero a 1% y redujo la facilidad marginal del crédito, pasando a prestar a los bancos a 1,75% y remunerándolos al 0,25%, de modo de incentivarlos a reactivar sus flujos hacia la economía real. Pero al parecer, el problema es la falta de confianza de las entidades financieras en recuperar estas inversiones en un mundo con cada vez mayor incertidumbre de pagos. En Chile, junto con mantener la tasa en 5,25% en diciembre, los operadores creen que en enero, el Central la bajará a 5%. La Encuesta Mensual de Expectativas Económicas del instituto emisor, arrojó además que esperan un Imacec para noviembre de 4%, menor a expectativas pasadas, y un PIB de cierre de año del 6,2%, en consonancia con las perspectivas generales de contracción de la actividad mundial y la caída en las confianzas sobre rentabilidades esperadas.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.