Un octogenario líder de la aristocracia sindical mexicana sentenció que “el que se mueve no sale en la foto” en referencia a las candidaturas presidenciales adelantadas. Por estos lares parece todo lo contrario. Muchos son los que se andan moviendo para salir en la foto.

Aunque faltan dos años, de acuerdo a sondeos y comentarios de los entendidos en estas lides, alrededor de diez personajes del mundo político ya se instalan como candidatos a la Presidencia de la República, a todas luces adelantando la disputa más dura entre las fuerzas políticas de todo signo.
Sin contar a los que rondan pasillos de la política, asomándose por rincones insospechados para, quien sabe si gracias a una tanqueta o un accidente minero, pegar el salto a la fama y ser investido de postulante a la oficina de Moneda con Morandé.

No es secreto que quien lleva la delantera en encuestas y análisis es la doctora Michelle Bachelet, quien iría a la reelección por la Concertación, aunque hace pocos días precisó: “No ando con traje de candidata”. Al otro lado, por la Alianza, el posicionado ministro de Obras Públicas, Laurence Golborne, copió la terminología bacheletista para replicar: “Ando con traje de ministro, que es el que más me acomoda”.

No es menor que dentro de la derecha se afirma que el titular del MOP “es el único que le puede ganar a Bachelet”. Ambos, hoy, llevan la delantera, en términos promediales.

Sin embargo, desde los partidos conservadores irrumpió un antiguo personaje en estos ajetreos. Andrés Allamand, ministro de Defensa, comenzó, hace unos meses, a marcar fuerte en las encuestas y su partido, Renovación Nacional, anda con tácitas proclamaciones.

La política puede ser tan impredecible –hasta lo dramático- que ningún analista serio desconoce que Golborne le debe su popularidad al accidente de los 31 mineros en San José que estuvieron a punto de morir sepultados por la tierra y las pésimas condiciones laborales, y Allamand entró a la carrera presidencial gracias a la caída del avión de la FACH en la Isla Juan Fernández.

Y como los números parecen mandar, la ministra del Servicio Nacional de la Mujer, Carolina Schmidt, junto a legisladoras de la derecha, reclamó implícitamente ser considerada para la carrera grande, con un 79% de aprobación, igual a la de Allamand y superior a la de Golborne. Evelyn Matthei ya se había autodescartado.

Desde la UDI, desechada totalmente la opción del desgastado Joaquín Lavín, la carta bajo la manga, permanente, es Pablo Longueira, el elocuente ministro de Economía que dice no estar “ni ahí” con los sondeos pero que ejerce un liderazgo enorme en su sector.

En la Concertación, pese a todo o pese a Bachelet, hay varios colocándose traje de candidato presidencial. El más explícito, el ex ministro de Hacienda, Andrés Velasco, recorriendo el país, dando entrevistas y haciendo propuestas que concretaría de llegar a Palacio.

La lista es algo más larga. Suenan Claudio Orrego desde la DC, Carolina Tohá del PPD  y José Antonio Gómez, del PRSD, informó que se ponía la vestimenta de candidato para ir a primarias o derechito a la competencia mayor.

En medio de todo, Marco Enríquez Ominami, líder del PRO, avisó: “Nos vemos en la primera vuelta”. Quién sabe si generó o no nerviosismo, pero teniendo claro que, lo reconozca o no, se apoya en su 20% de la elección del 2009 y en sus porcentajes en encuestas recientes.

En los ámbitos de la izquierda las cosas no están para nada definidas. Guillermo Teillier, presidente del Partido Comunista, dijo que no es mala opción Michelle Bachelet pero, precisó, acordando un programa político bien clarito. No debería olvidarse que en segunda vuelta, el PC respaldó a la doctora y que consensuó 12 puntos programáticos para votar por Eduardo Frei Ruiz-Tagle en enero del 2010.

Falta mucho tiempo y muchos sucesos, pero algunas y algunos ya posan y toman recaudos con la idea central de ser la o él elegido para correr por el puesto en La Moneda.