Antes de la llegada este martes de los observadores árabes a la localidad de Homs, hacia las siete de la madrugada hora local, once tanques se retiraron del barrio Baba Amor, anunciaron fuentes de derechos humanos. Los disparos habían cesado una hora antes.

Los observadores de la Liga Árabe se entrevistaron con el gobernador de Homs. La misión de cincuenta observadores, que forma parte de un plan de paz de la Liga Árabe, llegó la víspera a Damasco, el mismo día en que militantes de derechos humanos denunciaron la muerte 29 personas en una ofensiva con artillería pesada de las fuerzas sirias contra Homs, epicentro de la revuelta contra el régimen del presidente Bachar al Asad.

Las organizaciones de defensa de los derechos humanos y el Consejo Nacional Sirio (que aglutina a la oposición) han reclamado la presencia de la misión en Homs, donde este martes unas 30.000 personas participaban en una sentada contra el régimen en Jalidiya, uno de los barrios “rebeldes” de esa localidad.

Los observadores se ocuparán de temas políticos, militares y de derechos humanos. Estarán divididos en cinco equipos de diez personas y también deben dirigirse a otras regiones, entre otras la provincia de Idleb y la región kurda.

Existen sin embargo dudas sobre la capacidad de la misión para frenar la violencia. El general sudanés que la dirige, Mohamed Ahmed Mustafá al Dabi, fue patrón de los servicios de inteligencia militares sudaneses durante el conflicto en el Darfur. Al dabi señaló que el régimen de Damasco “coopera” con los observadores, el mismo día en que una treintena de personas murieron en Homs.

El plan de la Liga Árabe para Siria prevé el fin de las violencias, la liberación de los presos, el retiro de las fuerzas armadas de las ciudades y la libre circulación en el país para los observadores árabes y la prensa, pero algunos sospechan que el objetivo del régimen sirio es ganar tiempo y por tanto no permitirán que los observadores cumplan con su tarea.