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Que no Cunda el Pánico

Columna de opinión por Roberto Meza
Jueves 5 de enero 2012 17:25 hrs.


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Cuatro son las tendencias económicas mundiales que instan a tener en cuenta en 2012 los investigadores independientes del Council on Foreing Relation de EE.UU. Pero tres de ellas tienen componente político. El tema dominante será la incertidumbre provocada por la falta de diálogo entre demócratas y republicanos en EE.UU y que el 2011 llevó a ese país casi a una suspensión de pagos. Según los analistas, este desacuerdo tendería a empeorar, considerando que 2012 es un año de elecciones.

La segunda variable es la continuidad de la incertidumbre en Europa, generada por la posibilidad que los gobiernos no lleguen a acuerdos políticos y los mercados los sigan castigando con altas tasas de interés. La alternativa es que se logren introducir los cambios requeridos y que el BCE los ayude a salir del paso.

Una tercera será la trayectoria de crecimiento de China, ralentizado por su preocupación por la inflación, a lo que se agrega la incertidumbre que implica la asunción al poder de nuevos líderes en el PC. El frenazo de esa economía mostrará, empero, que el impacto positivo de su crecimiento sobre los países desarrollados es inferior al estimado, pues su crecimiento se basa en exportaciones y no en consumo interno. Sólo naciones exportadoras de materias primas, como Chile, podrían sentir el efecto, pues Beijing es gran importador de commodities.

La cuarta variable es que los inversionistas podrían comenzar a buscar inversiones de alto riesgo, pero con alta rentabilidad, pues, con la crisis de la deuda y del crédito, hay cada vez menos alternativas de inversión de alta calidad. Jacob Kirkegaard, dijo esperar que  “la codicia triunfe sobre el miedo al riesgo”.

En ese marco, Chile tendrá que esperar una disminución de la actividad privada, aunque mayor dinamismo del Estado, reflejado en decisiones como la emisión de bonos en UF y en pesos a 20 años anunciada por el Ministerio de Hacienda, por US$ 6 mil millones para el mercado interno, y la eventual baja de la tasa de política del Central, dadas las menores expectativas de inflación y cierto decaimiento esperado de la demanda. Dicha emisión tonifica las operaciones hipotecarias, generando actividad en la construcción y reconstrucción y la baja de tasas acompaña dicho proceso y el consumo.

Como se sabe, los canales de transmisión de las crisis son el comercio exterior, por un frenazo de las exportaciones; la baja de los precios de commodities, como el cobre y la celulosa; el canal financiero, que actúa muy rápido y que la semana  pasada hizo saltar la tasa interbancaria, al subir sobre 7,2% y luego bajar a menos de 5,25%, y finalmente,  las expectativas, que se han calmado luego que el Central diera clara señal que en Chile hay un prestamista de última instancia sin problemas para asumir coyunturas de liquidez.

Las decisiones están, pues, en línea con las amenazas, aunque al abrir la semana, las bolsas del mundo reaccionaban al alza por buenos números manufactureros en EE.UU, al tiempo que el petróleo y el metal rojo subían. Por otra parte, la producción industrial (2% según el INE y 3,1%, Sofofa), fue superior a lo que el mercado esperaba, razón por la que es probable que la prevista baja de tasas este mes no sea superior al 0,25%, para llegar a un mínimo de 4% a mediados de año, si las cosas no se agravaran en el mundo.

Lo relevante, empero, es que este año las expectativas jugarán el doble papel de incentivar o deprimir, razón por la que el Gobierno y el BC seguramente evitarán contaminar las previsiones, para que no cunda el pánico.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.