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Siete paradojas de las ciudades chilenas: Un caso de segregación permanente


Domingo 15 de enero 2012 12:11 hrs.


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En la construcción de nuestras ciudades, como en toda situación compleja, se presentan paradojas que son de difícil explicación y comprensión. Veamos algunos casos.

Paradoja 1: Santiago, “ciudad de clase mundial” para los negocios y de “mala clase” para la mayoría de la población. Santiago aparece en todos los ranking como una estupenda ciudad para los negocios y para que vivan los ejecutivos extranjeros. Sin embargo, la calidad de vida de la mayoría de los ciudadanos es, por decir lo menos, deficiente.

Paradoja 2: Chile país de buenos arquitectos y de mala arquitectura. Existe un boom a nivel latinoamericano de reconocimiento a la arquitectura y arquitectos chilenos. Sin embargo, la arquitectura de gran calidad que producen está orientada a satisfacer las demandas de la elite. Esta calidad de la arquitectura no llega a los sectores medios, ni menos a los sectores pobres de nuestra sociedad.

Paradoja 3: Nunca en la historia del país hubo tanta inversión en vivienda social, como ocurrió en los últimos veinte años, y nunca los problemas de la vivienda fueron tan grandes. Se ha privilegiado los aspectos cuantitativos del problema, descuidando absolutamente la calidad de las viviendas, su localización y la preservación de las redes sociales. Vemos entonces que tal como en las décadas del 60, 70 y 80 el gran problema social de los chilenos era el de los “sin casa”, hoy el gran problema social es el de los “con casa”, depositados en la periferia de las ciudades.

Paradoja 4: Toda inversión urbana, pública o privada, significa expulsión de pobres a la periferia. Por lo tanto, uno de los elementos productores de la segregación, aunque sea difícil de creerlo, es la inversión pública urbana (tal como se hace ahora).

Paradoja 5: Nuestras ciudades tienen poco patrimonio y, permanente y sistemáticamente se lo destruye. Lamentablemente, no tan solo se destruyen las dotaciones físicas, sino que también las redes sociales preexistentes.

Paradoja 6: La población se manifiesta por una mayor presencia y atribución de lo público y las autoridades sofistican su discurso (y santifican) para privilegiar la privatización en todos los ámbitos. Lo anterior se traduce en serias deficiencias de las ciudades en educación pública, espacio público y transporte público.

Paradoja 7: Nunca en la historia de nuestras ciudades se había realizado tanta inversión en infraestructura vial y en transporte (carreteras urbanas concesionadas, Transantiago, etc.), sin embargo, nunca los problemas de movilidad de la población habían sido tan críticos.

Estas siete paradojas, entre muchas otras, ayudan a explicar el creciente proceso de segregación de nuestras ciudades.