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Reforma Tributaria 2012

Columna de opinión por Roberto Meza
Miércoles 18 de enero 2012 17:25 hrs.


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El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, ha señalado que el Gobierno quiere reducir la desigualdad, en el país, aunque ha expresado que dicho propósito se consigue con más empleo, educación y capacitación, pues el sistema tributario cumple en este ámbito un rol limitado. Larraín respondió de esa forma a un documento de la OCDE, en el cual se afirma que pese a los buenos resultados de la economía chilena, su sistema impositivo hace muy poco para redistribuir la riqueza.

El informe de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico destacó la capacidad de Chile para hacer frente a la crisis internacional y su capacidad de crecimiento, al tiempo que llamó la atención sobre la necesidad de revisar la estructura tributaria para reducir la elusión. Larraín aseguró que esa línea de acción es parte de lo que el Gobierno propondrá en abril.

El tema impositivo es obviamente polémico. Las necesidades sociales que surgen con el efecto demostración que genera el desarrollo, tienen como contraparte política natural un llamado hacia la solidaridad, expresada en propuestas de redistribución de ingresos que, de una parte se observan extraordinarios y concentrados y de otra, exiguos y extendidos. Las más de las veces, se apunta al Estado como el órgano que tiene la potestad para realizarla y los impuestos, como el instrumento para conseguirla.

Sin embargo, la calidad de la herramienta ha sido puesta en tela de juicio debido a que  las alzas de impuestos implican una exacción de dineros de las personas y empresas, lo que disminuye su poder de consumo o de inversión, ralentizando el crecimiento económico, en la medida que el Estado redistribuye esos recursos hacia proyectos cuya rentabilidad económica es obviamente menor a la que tendrían aquellos en manos de los consumidores, ahorrantes o empresas. La rentabilidad social, empero, es innegable, en la medida que gracias a dichos impuestos la nación puede organizarse como tal.

En Chile, los trabajadores entregan al Fisco, directa e indirectamente (con el IVA)  un monto equivalente a tres meses de su trabajo al año, cifra más que razonable para recibir de vuelta servicios de seguridad ciudadana, educación, salud y soberanía. Quienes así razonan apuntan pues en la dirección de dejar más dinero en las manos de los contribuyentes para que sean éstos quienes decidan como usarlo. A nivel de las empresas, en tanto, aumentos de impuestos podrían afectar sus niveles de inversión y, por consiguiente, su capacidad de generar más empleos.

Así y todo, diversos estudios señalan que las empresas en Chile tienen una tasa de tributación inferior a la que tenían países desarrollados cuando mostraban un PIB similar al chileno. Bajar los impuestos a los trabajadores, capas medias y las pymes y subirlos a las grandes empresas, produciría cierta neutralidad de ingresos, y aunque mejoraría la distribución, el Fisco no recogería más tributos que hoy, razón por la que Larraín destacó que la propuesta del Gobierno apuntará al crecimiento, que en 2012 no superará el 4 por ciento debido a la recesión en Europa y un lento crecimiento de Estados Unidos. Queda sólo el aporte positivo de la locomotora china, que esta semana hizo subir el cobre a niveles de septiembre de 2011 y bajar el dólar a menos de $500, el más bajo en nueve semanas.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.