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“Cuando La Violencia Causa tal Silencio, Nosotros Debemos Estar Equivocados”


Domingo 29 de enero 2012 11:12 hrs.


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Ante la indolencia de todos nosotros como sociedad, frente a las pérdidas  humanas producto de la violencia que afecta a nuestros jóvenes y familia chilena, el degollamiento de dos jóvenes de manos de otro joven,  la muerte de una madre de manos de su propio hijo, el  incremento de la violencia al interior de la familia ya sea dirigida hacia las mujeres o hacia los niños y niñas más indefensos  es un golpe a nuestra  sociedad.  Ayer un padre mata a su esposa y a su pequeña hija y luego se suicida.

A raíz  de estas muertes que nos escandalizan por un rato, ya que al día siguiente ocurre otra desgracia que no nos da tiempo a recuperarnos, mejor lo dejamos como parte de las paginas policiales o peor aún las agresiones las farandulizamos. No nos damos cuenta cuantos somos hijos o hijas de la violencia, me disculpan pero, es más normal de lo que se supone.

A los legisladores les pregunto: Si en Chile esta abolida la pena de muerte, ¿por qué  seguimos permitiendo que esa pena la sufrieran 150 personas al interior de su hogar, durante el año recién pasado?,  sin contar los suicidios a que fueron empujados otros, que los justificamos con las depresiones o causas desconocidas y tampoco se cuentan los femicidios, homicidios y parricidios frustrados.

Se nos pide denunciar, pero quién puede denunciar a un ser “querido” al que se nos ha enseñado respetar porque es nuestro padre, nuestro hermano o nuestro abuelo. Si al final “en el fondo es buena persona, esta estresado o esta pasadito de copas”.   Cuantos de nosotros hemos sido testigos directos o de conciencia, conocemos demasiados casos, en que la realidad supera a la ficción.

Esto no es un problema  de un estrato social, la diferencia está en que unas se quedan en casa arrinconadas, otras a la posta de urgencia  en que a veces un carabinero logra convencerla de hacer la denuncia y otras van a la clínica en la que le dan la atención necesaria y le dan los tranquilizantes necesarios. Pero, la gran mayoría calla y los hijos pequeños e hijas pequeñas van aprendiendo a ser víctimas o victimarios, con los mejores maestros nuestros propios padres y madres, los que deben enseñarnos valores, cómo el respeto, la tolerancia, y prepararnos para la convivencia,  consideremos cuántas  víctimas deben soportar a ese enemigo en el propio domicilio. Y luego culpamos a otros, cuando la responsabilidad es nuestra de cada uno de nosotros, todos colaboramos de una u otra forma, al dejar que otros se hagan cargo.

Pues, yo digo: el daño se produce desde el interior de la familia, de la misma forma la solución está en ese mismo lugar, la familia. Es necesario que nosotros los padres, seamos padres responsables, nuestros hijos así lo exigen, ellos no desean ser hijos de padres culpables. Cuando nos atrevemos a hacer  visible lo que por mucho tiempo ocultamos, es cuando empezamos a buscar una solución.

Escribo desde la Araucanía y lo hago con mezcla de rabia e impotencia ya que he trabajado por más de año y medio para que alguien me escuche, pidiendo audiencias, asistiendo a reuniones, pero no he sacado nada, al fin y al cabo solo soy un ciudadano que no represento a nadie, solo soy uno de tantos utópicos  que pretende colaborar y así poder minimizar la cantidad de víctimas que suman día a día ya que pareciera que es más fácil creer que no se puede evitar por lo tanto es mejor invertir en cárceles, más policías, hogares de acogidas o en organizaciones que recojan los pedazos que quedan de estas familias o tal vez es mejor asegurar las ventas de ansiolíticos y antidepresivos que realizan las grandes cadenas de farmacias, o acaso no tiene Ud. un familiar o un amigo o amiga que deba tomar un medicamento para permanecer despierto y luego otro para poder dormir.

Si queremos en verdad una solución integral, a la violencia familiar, no solo pensemos en el castigo o sanción, sino sobre todo en la Prevención. Y cuando hablemos de prevención que sea tal y no inventemos mecanismos de detección con dineros destinados a la prevención.

Y por último a la autoridad le digo,  cuando un ciudadano solicite una audiencia para ofrecer soluciones, no se le trate como si les fuéramos a dar mayor trabajo, lo que deseamos es simplemente tomar parte de las soluciones, muchas veces las soluciones no pasan por el partido ni los técnicos, sino por nuestras propias vivencias.

Soy  un ciudadano consciente de que una convocatoria de este tipo no es muy frecuente. Pero estoy seguro que existe una posibilidad real, hasta ahora tenida por imposible, de poder prevenir la violencia en nuestros hogares, especialmente aquellos que se están formando, y que se produzca una regresión  en el número de víctimas.

Lorenzo Becerra Espinoza, Educador Social.
bastadeviolencia2012@gmail.com

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