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La pesadilla vial que se viene con la inauguración del Costanera Center

Si el perímetro que circunda a la construcción del Costanera Center ya es un dolor de cabeza para los automovilistas que utilizan la avenida Andrés Bello hacia el oriente y las otras calles colindantes de Las Condes, Vitacura y Providencia, el panorama no es mucho mejor para cuando se inaugure oficialmente el centro comercial en abril próximo. Una historia que ha enfrentado el interés privado con el público y que, además, no ha estado exenta de irregularidades.

Loreto Soto

  Miércoles 8 de febrero 2012 23:45 hrs. 
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Hace un par de semanas se anunció que Costanera Center, el centro comercial y de oficinas más grande del país,  celebraría su esperada inauguración en abril de 2012. La noticia ha causado entusiasmo en distintos sectores que ven en este proyecto de Cencosud, empresa ligada al empresario de origen alemán Horst Paulmann, el símbolo del desarrollo económico que ha alcanzado el país.

Sin embargo, existe un problema práctico que está íntimamente ligado a la puesta en marcha de este emprendimiento: La totalidad de las obras de mitigación viales aún no están listas.

Cualquier automovilista que ose a transitar por la avenida Andrés Bello hacia el oriente en hora peack, se ha percatado de los atochamientos que se producen en la zona. De hecho, los días viernes en el tramo entre Manuel Montt y Los Leones hacia Vitacura, la espera puede alcanzar fácilmente una hora en distancias que, bajo un funcionamiento normal, no deberían tomar más de siete minutos.

Es por eso que a los expertos viales les preocupa qué podría pasar cuando se inaugure el complejo comercial y empresarial, sin que la totalidad de los proyectos de descongestionamiento vehicular y peatonal estén listos.

Las autoridades solicitaron a Cencosud tener habilitadas al menos 22 medidas de mitigación antes que el proyecto abra sus puertas. Dentro de ellas se incluyen la materialización de una calzada  en avenida Nueva Tobalaba entre las avenidas Andrés Bello y Vitacura, con tres pistas sentido norte-sur, con alternativas de acceso y salida de estacionamiento. Además se solicitó la construcción  del Puente Costanera (Tajamar poniente), con tres pistas sentido norte-sur sobre el río Mapocho y acera peatonal al costado poniente. A esto se suma la habilitación de una cuarta pista en avenida Holanda; la puesta en funcionamiento de 200 estacionamientos subterráneos para bicicletas al interior del proyecto; una pasarela peatonal sobre Holanda y Vitacura – con acceso al centro comercial vía ascensor y escalera mecánica-  y veredas nuevas en todo el perímetro de la edificación, entre otras.

Y aunque algunas de ellas ya se encuentran finalizadas, como el puente entre Andrés Bello que conectará con avenida El cerro, éstas no se pondrán en funcionamiento hasta abril, uno par de días antes de que se inaugure el centro comercial.

Un cuento aparte es el la construcción del túnel que pretende pasar por debajo de la carretera Andrés Bello. La edificación recién comenzará a ser construida, según señaló a la prensa el mismo Horst Paulmann, en julio de este año y podría estar en funcionamiento recién en 2015. Para ello las autoridades del Ministerio de Obras Públicas (MOP) debieron moverse rápido para declarar la avenida Andrés Bello como camino público y así evitar las trabas burocráticas que retrasarían la edificación del túnel. De esta manera, el Gobierno se encargaría de construirlo, pero Cencosud financiaría toda la inversión que alcanza los 25 millones de dólares.

Para el arquitecto y editor  del portal Plataforma Urbana, Alberto Texido, este proyecto “puede implicar una saturación vial de tal magnitud que puede causar problemas al objetivo de los espacios que se están intentando levantar para el consumo y las oficinas. Esa saturación también podría invitar a los interesados a volver a analizar su postura e intentar encontrar una manera de que este problema sea solucionado”.

Esto porque según el doctor en economía de la Universidad Católica “hay una situación futura en que los intereses privados  incluso se pueden ver afectados por una disminución del valor del suelo o del metro cuadrado de venta por el arriendo de ese sector. Esto va a implicar que si no se toman medidas privadas, públicas y mixtas en el futuro.Lo más probable es que la ciudad logre enfrentar esto a través de la aparición de otros puntos de desarrollo y por lo tanto este lugar puede perder el atractivo que tiene hoy”.

Una historia de irregularidades

El retraso en las medidas de mitigación es sólo un síntoma de todo lo que ha rodeado a la construcción del Costanera Center desde que ingresara a la Dirección de Obras de Providencia en 1993.

Mucho se ha hablado de lo extraño que fue la entrega de permisos de edificación parcelados en la medida en que se concretaba el proyecto. Sin embargo, de acuerdo a lo que comentó Paulina Andrade – periodista autora del libro “Los pasos del Elefante: El imperio de Herr Paulmann”, publicado por ediciones Radio Universidad de Chile – “más que otorgar permisos de forma parcelada, lo que se hizo fue reaprobar una y otra vez el proyecto con los cambios realizados, responsabilidad que recae principalmente en la Dirección de Obras Municipales (DOM) de Providencia”.

Esto se debería a “los sucesivos cambios y modificaciones que sufrió el proyecto desde su primer ingreso a la Dirección de Obras de Providencia. De acuerdo a la información que nos entregó el arquitecto del proyecto, Yves Besançon, la idea que desarrollaron junto a Paulmann entre 1988 y 1993 era de 400 mil metros cuadrados, 300 mil menos que la dimensión actual”, dijo la autora.

A juicio de Paulina Andrade, “el gran problema en este caso fue que la Municipalidad de Providencia actuó, en esta primera parte, como juez y parte, ya que por un lado su Dirección de Obras era la encargada de fiscalizar que el proyecto tuviera todos sus permisos al día y cumpliera con toda la normativa vigente, y, por otro lado, ha sido uno de los aliados históricos del proyecto, por cuanto el mismo alcalde Labbé señaló en una oportunidad que la municipalidad percibiría cerca de 1.200 millones de pesos al año gracias a Costanera Center, por concepto de patentes y contribuciones. En ese momento el edil dijo que el dinero se utilizaría en obras sociales y proyectos que mejorarán la calidad de vida de los vecinos”.

“Efectivamente, al momento de iniciar las obras existía una irregularidad, denunciada en la época por la agrupación Defendamos la Ciudad: los dos terrenos en los que se emplaza la construcción no estaban fusionados legalmente, lo que ocurrió el 27 de marzo de 2009 y no impidió la entrega de permisos por parte de la Municipalidad”, precisó la autora.

Por su parte, Texido afirmó que “lo interesante del análisis es no sólo descubrir lo extraño que parece que una obra de esa envergadura inicie operaciones antes que las obras de mitigación se encuentren completamente terminadas, y más aun cuando ha habido diferencias de opinión en cuanto a lo que la autoridad cree adecuado para ese sector y lo que el inversionista privado supone. Hay un problema no sólo de tiempo sino de criterio aplicado sobre esto”.

En esa línea, el académico de la Universidad de Chile comentó que una de las falencias que demostró este proceso “es el encuentro de más de una autoridad municipal en un mismo punto, por lo tanto, también ha habido un cruce de normativas. Se han aplicado normas de Las Condes en Providencia y viceversa y el privado buscó las mejores condiciones para lograr la mayor rentabilidad”, dijo el doctor en arquitectura de la UC.

Por otro lado, Paulina Andrade sostuvo que  “cuando se dan  situaciones como la anterior es fundamentalmente porque la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC) no es taxativa respecto de los proyectos que sufren cambios como el aumento en su superficie. La OGUC considera, además, la posibilidad de que un proyecto se acoja a transformarse en lo que la ordenanza denomina como un ´conjunto armónico´. Esto permite otorgarle un 30 por ciento de coeficiente de constructibilidad extra a los proyectos que hayan fusionado dos o más terrenos cuando el terreno resultante de la anexión supere los 2 mil 500 metros cuadrados”.

Por lo mismo, el académico de la Universidad de Chile llamó la atención respecto de la necesidad de crear un Consejo Consultivo de expertos que pueda dar su opinión respecto de proyectos que puedan impactar tan fuertemente en la ciudad y que, además, tome en cuenta la posición de la ciudadanía en asuntos que podrían alterar su forma de vida. No por nada expertos han advertido que salir de las vías que rodean al Costanera Center podría tardar al menos un par de horas.

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