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La quiebra más grande de la historia de Europa

Columna de opinión por Roberto Meza
Miércoles 14 de marzo 2012 7:36 hrs.


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La International Swaps and Derivatives Association (ISDA) decretó la semana pasada la activación de los swaps de incumplimiento crediticio (CDS), permitiendo que los inversores extranjeros que no aceptaron acogerse al acuerdo de reducción de pago de deuda griega, puedan cobrar esos seguros. Aunque la información fue poco difundida, la determinación de la ISDA tiene una derivada relevante, porque no obstante que la entidad internacional ha calificado el hecho como “evento de crédito”, lo cierto es que la activación de los CDS reconoce implícitamente una verdadera quiebra de la economía griega.

En efecto, Grecia recibió el visto bueno del 85,8% de los tenedores de sus papeles para reestructurar su deuda, sumando 206.000 millones de euros. El porcentaje de aprobación implica un descuento de 100 mil millones de euros y dado que el guarismo supera el 75% de aprobación que era el mínimo para permitir a Grecia la posibilidad de forzar al resto a aceptar lo aprobado -por la Cláusula de Acción Colectiva-, el porcentaje ha subido al 95,7%.

Así las cosas, de los 206 mil millones de euros, 177.000 millones (86%) que estaban en manos del sector privado serán retirados a cambio de un pago del 15% de su valor, es decir, Grecia cancelará sólo 26.550 millones de euros. Estos mismos inversores recibirán además nuevos bonos emitidos por un valor del 31,5% de los retiros, es decir, por otros 55.755 millones de euros. Ambas medidas reducirán la deuda helena al 46,5% del monto exigible a marzo, con lo que la deuda total de Grecia bajará de 350.000 millones a 250.000 millones de euros y se reducirán en forma significativa las cantidades de deuda necesaria de refinanciar entre 2012 y 2020. Sólo por concepto de menos intereses Atenas ahorrará unos 5 mil millones de euros.

En todo caso, tras dicha rebaja (equivalente al 28,6% del total original) Grecia mantiene el 71,4% de su débito global, monto menor al que el acuerdo europeo exigía (46,5%). El plan de la troika (BCE, UE, FMI) diseñado para los privados hasta 30 años, permitió dejar en buen pie a los bancos alemanes y franceses y serán aquellos los más beneficiados por el salvataje, pues recibirán la mayor parte del dinero fresco que se prestará a Grecia.

El grueso de las pérdidas recaerá sobre los acreedores públicos, es decir, los contribuyentes. Atenas se verá obligada a cumplir con una serie de medidas presupuestarias, a costa de sacrificar los salarios internos y los fondos de pensiones. El efecto del paquete del BCE,UE y FMI es que la economía griega sigue cayendo: la producción industrial bajó más de 7% en diciembre; el PIB real descendió 18% en el último trimestre del 2011, mientras el desempleo general llega al 21% y el juvenil supera el 50%. Como corolario, el FMI ya ha estimado que Grecia necesitará un nuevo plan de rescate para 2014-2015.

El país heleno se encuentra pues en una recesión profunda y las medidas de la troika no hacen más que agravar su situación, pues, sin crecimiento, se le dificultará pagar incluso los intereses y estos terminarán por asfixiar al país. De allí que los mercados siguen estimando que Atenas es insolvente: los precios de los bonos nuevos emitidos están entre 17% y 28% de su valor nominal, lo que implica una rentabilidad de entre 17% y 21%, si Grecia paga los intereses.

Habrá pues que esperar para ver hasta donde el plan de la troika generó el cortafuego que se pretendía de la operación para así evitar la expansión de la crisis hacia los demás países de la lista crítica: Italia, Portugal y España.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.