La paralización afectó al troncal 4, principalmente a los recorridos 402, 406, 407, 426 y 427 y otros buses del servicio 400. Para enfrentar esto se dispuso de un plan de contingencia con el resto de las empresas operadoras que permitió aminorar el impacto del paro.
El ministro de Transportes, Pedro Pablo Errázuriz, desestimó los efectos de la paralización, reconociendo que existió un grado de saturación en el Metro. En este sentido, atribuyó la responsabilidad a la empresa. “Es ella la que tiene que hacer bien el trabajo y tener buena relación con sus conductores”, afirmó. Express, por su parte, catalogó de ilegal la movilización y afirmó que “fue convocada por un grupo minoritario de dirigentes sindicales irresponsables”.
Sergio Gómez, presidente del Sindicato Número Uno de Express coincidió con la mirada de las autoridades y se mostró en desacuerdo con la medida adoptada por algunos de los gremios de la empresa.
“Solamente hoy el depósito Pudahuel tuvo una adherencia no mayor al 50 por ciento, La Reina 40 por ciento, María Angélica entre 5 y 10 por ciento, Pajaritos 10 por ciento, Régimen 40 por ciento, Lo Echevers entre 20 y 30 por ciento. Este problema siempre se ha conversado y planteamos en este momento a resolverlo, pero no de esta manera”, detalló Gómez.
El dirigente añadió que con esto se está violando un compromiso adquirido a mediados de 2010 donde prometieron que no se movilizarían y que resolverían los problemas en una mesa de trabajo.
Sin embargo, Vladimir Rendic, a la cabeza el movimiento, culpó al Gobierno de ocultar la magnitud del problema y demandó que la ministra del Trabajo tome cartas en el asunto. Además denunció la existencia de un acuerdo ilegítimo entre la empresa y algunos gremios a los que catalogó de “amarillentos”.
Por su parte, José Urbina, dirigente de Alsacia, instó a los trabajadores a mantener la medida de presión, aseverando que estas mesas de trabajo no tienen ningún resultado por falta de voluntad política.
En esa línea el dirigente señaló que en realidad estas mesas no tienen ningún efecto porque “ni las autoridades, ni las empresas están dispuestas a solucionar los problemas de los trabajadores. Lo único que ellos pretenden es lucrar a costa de nuestro sacrificio con estas jornadas de trabajo tan extensas. En realidad a través del diálogo no se ha conseguido absolutamente nada”.
Las empresas Express y Alsacia, paralizaron el 14 y 15 de marzo, exigiendo el cumplimiento de la Ley Laboral, en especial el respeto a las horas de conducción, con lo que comenzó una mesa de trabajo. Sin embargo, algunos choferes decidieron mantener las medidas de presión ante el temor de que este diálogo finalice sin mayores resultados.
La paralización afectó al troncal 4, principalmente a los recorridos 402, 406, 407, 426 y 427 y otros buses del servicio 400. Para enfrentar esto se dispuso de un plan de contingencia con el resto de las empresas operadoras que permitió aminorar el impacto del paro.
El ministro de Transportes, Pedro Pablo Errázuriz, desestimó los efectos de la paralización, reconociendo que existió un grado de saturación en el Metro. En este sentido, atribuyó la responsabilidad a la empresa. “Es ella la que tiene que hacer bien el trabajo y tener buena relación con sus conductores”, afirmó. Express, por su parte, catalogó de ilegal la movilización y afirmó que “fue convocada por un grupo minoritario de dirigentes sindicales irresponsables”.
Sergio Gómez, presidente del Sindicato Número Uno de Express coincidió con la mirada de las autoridades y se mostró en desacuerdo con la medida adoptada por algunos de los gremios de la empresa.
“Solamente hoy el depósito Pudahuel tuvo una adherencia no mayor al 50 por ciento, La Reina 40 por ciento, María Angélica entre 5 y 10 por ciento, Pajaritos 10 por ciento, Régimen 40 por ciento, Lo Echevers entre 20 y 30 por ciento. Este problema siempre se ha conversado y planteamos en este momento a resolverlo, pero no de esta manera”, detalló Gómez.
El dirigente añadió que con esto se está violando un compromiso adquirido a mediados de 2010 donde prometieron que no se movilizarían y que resolverían los problemas en una mesa de trabajo.
Sin embargo, Vladimir Rendic, a la cabeza el movimiento, culpó al Gobierno de ocultar la magnitud del problema y demandó que la ministra del Trabajo tome cartas en el asunto. Además denunció la existencia de un acuerdo ilegítimo entre la empresa y algunos gremios a los que catalogó de “amarillentos”.
Por su parte, José Urbina, dirigente de Alsacia, instó a los trabajadores a mantener la medida de presión, aseverando que estas mesas de trabajo no tienen ningún resultado por falta de voluntad política.
En esa línea el dirigente señaló que en realidad estas mesas no tienen ningún efecto porque “ni las autoridades, ni las empresas están dispuestas a solucionar los problemas de los trabajadores. Lo único que ellos pretenden es lucrar a costa de nuestro sacrificio con estas jornadas de trabajo tan extensas. En realidad a través del diálogo no se ha conseguido absolutamente nada”.
Las empresas Express y Alsacia, paralizaron el 14 y 15 de marzo, exigiendo el cumplimiento de la Ley Laboral, en especial el respeto a las horas de conducción, con lo que comenzó una mesa de trabajo. Sin embargo, algunos choferes decidieron mantener las medidas de presión ante el temor de que este diálogo finalice sin mayores resultados.
La paralización afectó al troncal 4, principalmente a los recorridos 402, 406, 407, 426 y 427 y otros buses del servicio 400. Para enfrentar esto se dispuso de un plan de contingencia con el resto de las empresas operadoras que permitió aminorar el impacto del paro.
El ministro de Transportes, Pedro Pablo Errázuriz, desestimó los efectos de la paralización, reconociendo que existió un grado de saturación en el Metro. En este sentido, atribuyó la responsabilidad a la empresa. “Es ella la que tiene que hacer bien el trabajo y tener buena relación con sus conductores”, afirmó. Express, por su parte, catalogó de ilegal la movilización y afirmó que “fue convocada por un grupo minoritario de dirigentes sindicales irresponsables”.
Sergio Gómez, presidente del Sindicato Número Uno de Express coincidió con la mirada de las autoridades y se mostró en desacuerdo con la medida adoptada por algunos de los gremios de la empresa.
“Solamente hoy el depósito Pudahuel tuvo una adherencia no mayor al 50 por ciento, La Reina 40 por ciento, María Angélica entre 5 y 10 por ciento, Pajaritos 10 por ciento, Régimen 40 por ciento, Lo Echevers entre 20 y 30 por ciento. Este problema siempre se ha conversado y planteamos en este momento a resolverlo, pero no de esta manera”, detalló Gómez.
El dirigente añadió que con esto se está violando un compromiso adquirido a mediados de 2010 donde prometieron que no se movilizarían y que resolverían los problemas en una mesa de trabajo.
Sin embargo, Vladimir Rendic, a la cabeza el movimiento, culpó al Gobierno de ocultar la magnitud del problema y demandó que la ministra del Trabajo tome cartas en el asunto. Además denunció la existencia de un acuerdo ilegítimo entre la empresa y algunos gremios a los que catalogó de “amarillentos”.
Por su parte, José Urbina, dirigente de Alsacia, instó a los trabajadores a mantener la medida de presión, aseverando que estas mesas de trabajo no tienen ningún resultado por falta de voluntad política.
En esa línea el dirigente señaló que en realidad estas mesas no tienen ningún efecto porque “ni las autoridades, ni las empresas están dispuestas a solucionar los problemas de los trabajadores. Lo único que ellos pretenden es lucrar a costa de nuestro sacrificio con estas jornadas de trabajo tan extensas. En realidad a través del diálogo no se ha conseguido absolutamente nada”.
Las empresas Express y Alsacia, paralizaron el 14 y 15 de marzo, exigiendo el cumplimiento de la Ley Laboral, en especial el respeto a las horas de conducción, con lo que comenzó una mesa de trabajo. Sin embargo, algunos choferes decidieron mantener las medidas de presión ante el temor de que este diálogo finalice sin mayores resultados.
