Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 28 de marzo de 2024


Escritorio

Cumbre Río + 20, pronóstico nublado, ¿lloverá sobre nuestras siembras?


Viernes 13 de abril 2012 11:40 hrs.


Compartir en

Desde mediados de los años 60 surgen con fuerza los primeros movimientos de la sociedad civil sensibles a problemas socioambientales,  tomaba cuerpo la urgencia de replantearnos cómo estábamos viviendo en el planeta: La inequidad, el abuso, la explotación que el ser humano enarbolaba en el trato con la especie y con las demás especies que habitaban la tierra; debían terminar, sino las consecuencias serían desastrosas. Informes científicos e intuiciones colectivas coincidían en el diagnóstico.

Eso llevó en 1972 a la Cumbre de Estocolmo que reunió a 113 naciones y trajo consigo la constitución del Programa de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente (PNUMA) y dio relevancia en el debate multilateral al desarrollo sostenible, oficializado como concepto de las relaciones internacionales en el informe Brundtland. Cada diez años se convocaron nuevas cumbres (1982- la frustrada reunión de Kenia, 1992-Río, 2002-Johannesburgo y ahora 2012-Río) y de cada cumbre surgieron importantes documentos, informes, protocolos y convenios, sobre todo en el marco de la cumbre de Río, “cumbre de la Tierra”, donde se cristalizan gran parte de las búsquedas que reclamaba la sociedad civil y se dibujan las mayores expectativas en relación a los cambios que podrían sobrevenir. Sin embargo, lo que es evidente para cualquier ciudadano, es que bajo el alero de estos instrumentos creados por la institucionalidad mundial, al contrario de mejorar la situación planetaria, se ha agravado.

Y es que la hegemónica cultura del dinero, no da espacio a la voluntad imperiosa de decrecimiento, de desarrollo local, de autonomía, de autodeterminación. Todo lo contrario, el empresariado mundial  y los países industrializados, han visto en esta crisis planetaria una oportunidad de ganancia, y han procedido bajo la lógica de maximización de utilidades. Solo así se puede justificar, por ejemplo, que en medio de la crisis hídrica que aqueja a Chile, que mantiene a 106 comunas en situación de escasez, las alternativas de desarrollo nacional sigan enfocadas en la mega minería química transnacional, extractivismo salvaje que en los últimos 20 años ha destruido la capacidad natural de recarga de las cuencas de la primera, segunda y tercera región. O solo así se puede explicar, siguiendo con el caso chileno, que aquellas comunidades campesinas e indígenas que habían vivido por siglos en su tierra, dando muestras de conocer lo que era vivir sustentablemente, hayan sido y estén siendo desplazadas a los grandes centros urbanos para engrosar los cordones de miseria, y en su remplazo se hayan sembrado plantaciones forestales que han agotado las fuentes hídricas de zonas donde llueve, o llovía, al menos 4 meses al año. La energía es otro tópico evidente, ¿energía para qué? Es la pregunta que todos eluden responder, y la respuesta es clara: para seguir alimentando la voracidad de un sistema de muerte. Eso es lo que amenaza a la Patagonia con Hidroaysén, a Atacama con Castilla, a Neltume con Central Neltume, a… la lista es por desgracia demasiado extensa.

Es por ello que esta nueva Cumbre, que vuelve a darse en un contexto de fuertes movilizaciones a lo largo y ancho de todo el mundo, ya no tiene solo un pilar fundamental. A parte de volver a enmascarar la sed de ganancia de las corporaciones antes con el desarrollo sustentable y ahora con el concepto de economía verde, se suma además la gobernanza ambiental, pues necesitan responder cómo proseguir con la concentración de la propiedad, el control de la vida, la depredación de la biodiversidad, en medio del despertar sin marcha atrás de las comunidades.

La hipnosis ya no está funcionando, los mitos de felicidad, progreso, libre mercado, desarrollo, que han sostenido sus ganancias, nuestra sumisión y el paradigma occidental antropocéntrico y enfermo, está llegando a su fin.

El poder tiene miedo de perder sus ventajas, miedo de que quienes no estamos invitados a la cumbre sostengamos el basta, y de un modo tan creativo que esta vez no logren reprimir preventivamente como ha ocurrido hasta hoy. Lo que suceda, sin duda dependerá de nosotras y nosotros, sabemos cómo actúa y piensa el modelo impuesto, el modelo es el que no sabe cómo decodificar la acción, el sentimiento y el pensamiento del nuevo paradigma que estamos construyendo en conjunto.