El trabajo investiga sobre las percepciones que tienen niños y adolescentes entre 10 y 18 años en diez dimensiones, tales como bienestar físico, sicológico, auto-percepción, relación que tienen con sus padres y entorno escolar, entre otros factores.
Para esto, se realizó una muestra de casi ocho mil estudiantes de establecimientos municipalizados, subvencionados y particulares. Respecto a su alcance se refirió la decana de la Facultad de Medicina de nuestra casa de estudios, doctora Cecilia Sepúlveda, quien subrayó que “es una investigación muy relevante dado que es la primera encuesta nacional que se efectúa en Chile en torno a los adolescentes aparentemente sanos, son escolares y en aspectos relacionados con la salud. Se han hecho en el país estudios de calidad de vida en adolescentes para un grupo determinado, generalmente grupos vulnerables o grupos que tienen algún problema específico y esta es la primera cobertura nacional”.
Los indicadores más altos, donde hay una mejor evaluación de los menores, fueron los que dicen relación con los amigos y el apoyo social, siendo los más bajos el estado de ánimo, las emociones y la auto-percepción. Estos factores fueron catalogados por el doctor Ramiro Molina como “extraordinariamente bajos”.
“El área de la salud mental, es decir, el perfil psicológico, como se perciben ellos, su estado de ánimo y emociones son realmente preocupantes y todas aparecen como extraordinariamente bajas. Esto se da cuando se analiza por sexo, siendo las mujeres las más afectadas, se da por edad y esto afecta a los adolescentes mayores -entre 16 y 18 años- También afecta a los estudiantes escolares, adolescentes que encuestamos de enseñanza municipalizada”, detalló el doctor Molina.
En este sentido, el académico advirtió que si bien el estudio no investiga las causas, si se puede relacionar con los indicadores epidemiológicos como el suicidio adolescente en Chile, el consumo de alcohol y drogas, los embarazos precoces y la violencia.
La investigación incorporó tres dimensiones especiales para nuestro país: participación, percepción sobre la atención en salud y sexualidad. Esta última arrojó un dato preocupante. Los jóvenes no tienen ninguna confianza en los medios de comunicación, pero tampoco en sus casas o en el colegio. “Los chiquillos nos están diciendo indirectamente: por favor, enséñenos” afirmó el doctor.
Por ello es importante incorporar ésta información en la elaboración de políticas públicas. Sin embargo, Myriam George, integrante del equipo investigador, acusó poco interés de las autoridades.
En esa línea, la investigadora Myriam George resaltó el hecho de que “no habían muchas autoridades en la sala, ni habían muchas personas que vengan desde los espacios ministeriales de donde podría esto traducirse en una política pública. Acá hay una línea base, que nos habla sobre cómo deberíamos anticiparnos a situaciones que después son patológicas, requieren tratamiento, son costosas, son dolorosas y todo esto significa que hay que apoyar programas antes de que las cosas sucedan”.
Con esto coincidió la decana, Cecilia Sepúlveda, quien destacó la ausencia total del Instituto Nacional de la Juventud. “Es lamentable porque justamente es la institución del país que debiera estar más preocupada de conocer las percepciones de los adolescentes”.
Esto cuando el informe da líneas claras: los menores de colegios municipalizados tienen una peor percepción de su calidad de vida y la población del norte acumula también las peores cifras. Datos más que relevantes hoy en un contexto de movilizaciones sociales por la calidad de la educación y a favor de las demandas regionales.
El trabajo investiga sobre las percepciones que tienen niños y adolescentes entre 10 y 18 años en diez dimensiones, tales como bienestar físico, sicológico, auto-percepción, relación que tienen con sus padres y entorno escolar, entre otros factores.
Para esto, se realizó una muestra de casi ocho mil estudiantes de establecimientos municipalizados, subvencionados y particulares. Respecto a su alcance se refirió la decana de la Facultad de Medicina de nuestra casa de estudios, doctora Cecilia Sepúlveda, quien subrayó que “es una investigación muy relevante dado que es la primera encuesta nacional que se efectúa en Chile en torno a los adolescentes aparentemente sanos, son escolares y en aspectos relacionados con la salud. Se han hecho en el país estudios de calidad de vida en adolescentes para un grupo determinado, generalmente grupos vulnerables o grupos que tienen algún problema específico y esta es la primera cobertura nacional”.
Los indicadores más altos, donde hay una mejor evaluación de los menores, fueron los que dicen relación con los amigos y el apoyo social, siendo los más bajos el estado de ánimo, las emociones y la auto-percepción. Estos factores fueron catalogados por el doctor Ramiro Molina como “extraordinariamente bajos”.
“El área de la salud mental, es decir, el perfil psicológico, como se perciben ellos, su estado de ánimo y emociones son realmente preocupantes y todas aparecen como extraordinariamente bajas. Esto se da cuando se analiza por sexo, siendo las mujeres las más afectadas, se da por edad y esto afecta a los adolescentes mayores -entre 16 y 18 años- También afecta a los estudiantes escolares, adolescentes que encuestamos de enseñanza municipalizada”, detalló el doctor Molina.
En este sentido, el académico advirtió que si bien el estudio no investiga las causas, si se puede relacionar con los indicadores epidemiológicos como el suicidio adolescente en Chile, el consumo de alcohol y drogas, los embarazos precoces y la violencia.
La investigación incorporó tres dimensiones especiales para nuestro país: participación, percepción sobre la atención en salud y sexualidad. Esta última arrojó un dato preocupante. Los jóvenes no tienen ninguna confianza en los medios de comunicación, pero tampoco en sus casas o en el colegio. “Los chiquillos nos están diciendo indirectamente: por favor, enséñenos” afirmó el doctor.
Por ello es importante incorporar ésta información en la elaboración de políticas públicas. Sin embargo, Myriam George, integrante del equipo investigador, acusó poco interés de las autoridades.
En esa línea, la investigadora Myriam George resaltó el hecho de que “no habían muchas autoridades en la sala, ni habían muchas personas que vengan desde los espacios ministeriales de donde podría esto traducirse en una política pública. Acá hay una línea base, que nos habla sobre cómo deberíamos anticiparnos a situaciones que después son patológicas, requieren tratamiento, son costosas, son dolorosas y todo esto significa que hay que apoyar programas antes de que las cosas sucedan”.
Con esto coincidió la decana, Cecilia Sepúlveda, quien destacó la ausencia total del Instituto Nacional de la Juventud. “Es lamentable porque justamente es la institución del país que debiera estar más preocupada de conocer las percepciones de los adolescentes”.
Esto cuando el informe da líneas claras: los menores de colegios municipalizados tienen una peor percepción de su calidad de vida y la población del norte acumula también las peores cifras. Datos más que relevantes hoy en un contexto de movilizaciones sociales por la calidad de la educación y a favor de las demandas regionales.
El trabajo investiga sobre las percepciones que tienen niños y adolescentes entre 10 y 18 años en diez dimensiones, tales como bienestar físico, sicológico, auto-percepción, relación que tienen con sus padres y entorno escolar, entre otros factores.
Para esto, se realizó una muestra de casi ocho mil estudiantes de establecimientos municipalizados, subvencionados y particulares. Respecto a su alcance se refirió la decana de la Facultad de Medicina de nuestra casa de estudios, doctora Cecilia Sepúlveda, quien subrayó que “es una investigación muy relevante dado que es la primera encuesta nacional que se efectúa en Chile en torno a los adolescentes aparentemente sanos, son escolares y en aspectos relacionados con la salud. Se han hecho en el país estudios de calidad de vida en adolescentes para un grupo determinado, generalmente grupos vulnerables o grupos que tienen algún problema específico y esta es la primera cobertura nacional”.
Los indicadores más altos, donde hay una mejor evaluación de los menores, fueron los que dicen relación con los amigos y el apoyo social, siendo los más bajos el estado de ánimo, las emociones y la auto-percepción. Estos factores fueron catalogados por el doctor Ramiro Molina como “extraordinariamente bajos”.
“El área de la salud mental, es decir, el perfil psicológico, como se perciben ellos, su estado de ánimo y emociones son realmente preocupantes y todas aparecen como extraordinariamente bajas. Esto se da cuando se analiza por sexo, siendo las mujeres las más afectadas, se da por edad y esto afecta a los adolescentes mayores -entre 16 y 18 años- También afecta a los estudiantes escolares, adolescentes que encuestamos de enseñanza municipalizada”, detalló el doctor Molina.
En este sentido, el académico advirtió que si bien el estudio no investiga las causas, si se puede relacionar con los indicadores epidemiológicos como el suicidio adolescente en Chile, el consumo de alcohol y drogas, los embarazos precoces y la violencia.
La investigación incorporó tres dimensiones especiales para nuestro país: participación, percepción sobre la atención en salud y sexualidad. Esta última arrojó un dato preocupante. Los jóvenes no tienen ninguna confianza en los medios de comunicación, pero tampoco en sus casas o en el colegio. “Los chiquillos nos están diciendo indirectamente: por favor, enséñenos” afirmó el doctor.
Por ello es importante incorporar ésta información en la elaboración de políticas públicas. Sin embargo, Myriam George, integrante del equipo investigador, acusó poco interés de las autoridades.
En esa línea, la investigadora Myriam George resaltó el hecho de que “no habían muchas autoridades en la sala, ni habían muchas personas que vengan desde los espacios ministeriales de donde podría esto traducirse en una política pública. Acá hay una línea base, que nos habla sobre cómo deberíamos anticiparnos a situaciones que después son patológicas, requieren tratamiento, son costosas, son dolorosas y todo esto significa que hay que apoyar programas antes de que las cosas sucedan”.
Con esto coincidió la decana, Cecilia Sepúlveda, quien destacó la ausencia total del Instituto Nacional de la Juventud. “Es lamentable porque justamente es la institución del país que debiera estar más preocupada de conocer las percepciones de los adolescentes”.
Esto cuando el informe da líneas claras: los menores de colegios municipalizados tienen una peor percepción de su calidad de vida y la población del norte acumula también las peores cifras. Datos más que relevantes hoy en un contexto de movilizaciones sociales por la calidad de la educación y a favor de las demandas regionales.
