Los griegos acuden este domingo a las urnas para votar en unas elecciones legislativas marcadas por el descontento, luego de dos años de austeridad y un impopular plan de rescate de 1.300 millones de euros por la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Las últimas encuestas publicadas, dos semanas atrás -antes de la prohibición de su difusión-, indican que el favorito es el partido Nueva Democracia (ND, derecha), de Antonis Samaras, con una intención de voto del 25%. De confirmarse, la derecha quedaría lejos de la mayoría absoluta, por lo que se especula con una alianza de gobierno con su rival de socialista, el PASOK de Evangelos Venizelos, que obtendría cerca del 20%.
Los históricos partidos que dominaron durante 37 años la vida política griega están lejos de la época en que sumaban el 80% de los votos. Por lo pronto, la derecha pidió una victoria “clara” y se niega de momento a reeditar el gobierno de coalición con los socialistas.
Los recortes a salarios y jubilaciones para cumplir con Bruselas, el desempleo que alcanza el 21%, alimentan el crecimiento de los partidos ubicados en los extremos del espectro electoral.
De este modo, se espera que el tradicional bipartidismo deje lugar a una extrema izquierda reforzada y prospere la ultraderecha, donde ha surgido el partido neonazi Amanecer Dorado. También crecen partidos como Griegos Independientes, una formación conservadora creada en marzo pasado, que rechaza el plan de rescate de la UE, los comunistas de KKE o el europeísta Partido de Izquierda Democrática. Tienen también viento el popa el Pacto Social, opuesto a la austeridad, Antarsya (izquierda anticapitalista) y el partido “No voy a pagar”, surgido tras una campaña de desobediencia civil lanzada en 2010.
En total son unas diez las agrupaciones que podrían obtener al menos el 3% de los votos, lo que les permitiría tener representación en el parlamento.
“La pérdida generalizada de confianza en los dos principales partidos ha creado un gran vacío, del que se benefician todos los partidos y formaciones que no están en el poder”, estima Christoforos Vernardakis, del instituto VPRC.
La perspectiva de más inestabilidad política en Grecia amenaza con volver a sacudir a toda la eurozona.