Con el proyecto de Reforma Tributaria ya instalado en el Congreso para su discusión, surgen dudas respecto del real alcance que tendrán para las personas con menores recursos los beneficios anunciados.
Según lo expresado por el E jecutivo, los cerca de mil millones de dólares anuales servirán para llevar a cabo cambios en materia de educación, a lo que se suman medidas para controlar el precio de los combustibles.
Pero para los economistas, estos beneficios no están garantizados, dado que no existe claridad del destino de estos nuevos fondos.
El Decano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile (FEN), Manuel Agosín, sostiene que el dinero que se espera recaudar con la reforma no alcanzará para financiar las metas que anunció el Gobierno.
“Esos recursos no van a ser suficientes para todas las cosas que enumeró el Presidente. Yo no he hecho un cálculo, pero no me puedo imaginar que una recaudación de menos de mil millones de dólares vaya a cubrir todas las ambiciosas metas que propuso el Jefe de Estado. Debería haberle dicho a la ciudadanía cuánto van a costar esas reformas y cómo las va a financiar, si con esos millones de la reforma tributaria o de dónde saldrá el resto”, comentó el académico.
Para Agosín, la administración de Piñera debió ser más audaz y aumentar por sobre el 20 por ciento el impuesto de primera categoría.
“Obviamente que hay que aumentar el impuesto de primera categoría y acercarlo a los tramos máximos del global complementario. Obviamente no se puede llegar a un 40 por ciento porque sería excesivo, pero del 20 al 40 hay un amplio tramo. Haber aumentado en un 25 por ciento el impuesto de primera categoría hubiese sido un paso bastante importante que nos hubiese puesto en la media de los países latinoamericanos y hubiese recaudado bastante más”, precisó Agosín.
Por su parte, el director del departamento de Economía de la FEN, Dante Contreras, comentó que “una vez que se inicia una reforma, es muy difícil retomar una discusión en la materia en dos años más nuevamente. Un país no se puede dar el lujo cambiar la estructura impositiva en tan corto tiempo. Uno quisiera hacer reformas sustantivas, significativas y con el horizonte claro y eso no está ocurriendo en esta ocasión”
Para Contreras existen presiones políticas que derivaron en la creación de una reforma poco coherente.
“Aquí hay una presión política por los sectores sociales, entonces el Gobierno trata de responder con una reforma. El Ejecutivo tiene muchos clientes y entre ellos están sectores políticos que no querían modificaciones y otros como la UDI que abogaron por una rebaja sustantiva al impuesto a los combustibles. Cuando tienes mucha clientela, poca convicción y no hay objetivo a largo plazo, las reformas quedan confusas y poco coherentes consigo misma”, afirmó Contreras.
Entre las medidas que contempla esta reforma destacan: el aumento de un 17 al 20 por ciento del impuesto de primera categoría, descuento de impuesto hasta el 50 por ciento por gastos en educación para la clase media y la reducción entre 10 y 15 por ciento de las tasas marginales de los impuestos a la renta.
A esto se suma un proyecto paralelo que busca fortalecer el SIPCO y flexibilizar el impuesto a los combustibles.