Lapidarios resultados de encuesta Adimark: “Las promesas incumplidas tienen un costo”

Mientras en el oficialismo aseguran que esta medición no toma en cuenta algunos de los anuncios más importantes que se han realizado en el último tiempo como la reforma tributaria y la desvinculación del CAE de los bancos, en la oposición culpan a la “letra chica”, por no interpretar adecuadamente las demandas ciudadanas.

Mientras en el oficialismo aseguran que esta medición no toma en cuenta algunos de los anuncios más importantes que se han realizado en el último tiempo como la reforma tributaria y la desvinculación del CAE de los bancos, en la oposición culpan a la “letra chica”, por no interpretar adecuadamente las demandas ciudadanas.

Nadie se salvó en la encuesta Adimark de abril, que dejó de manifiesto el nivel de aprobación más bajo para el Presidente Sebastián Piñera, el Gobierno, la Concertación y el Congreso.

Estos resultados cayeron como un balde de agua fría en la clase política porque, precisamente, se enmarcan en un periodo donde no se presentaron conflictos específicos como lo que sucedió en Aysén a principios de este año, o con los estudiantes en agosto de 2011, ocasión en la Mandatario alcanzó un 27 por ciento de aprobación, uno punto más que en la última medición.

Ante este escenario, el presidente de la UDI, Patricio Melero, comentó que “nada de lo que se ha hecho en los últimos 15 días está en esa encuesta.
Ni la reforma tributaria, ni los mejoramientos para reemplazar el sistema crediticio de los estudiantes. No es una buena encuesta, pero hay medidas que se están tomando que van a hacer que la ciudadanía empiece a valorar y comprender mejor que este no es un gobierno sordo, sino que escucha y produce cambios en beneficio de la gente. Esas transformaciones aún no están siendo medidas, ni auscultadas, ni conocidas en toda su magnitud por las personas, pero en el futuro cercano sí lo estarán”.

Por su parte, el diputado de RN, José Manuel Edwards, sostuvo que estos indicadores son un llamado de atención para analizar de qué forma se están utilizando los canales de comunicación para difundir las labores del Ejecutivo.

De hecho, este último sondeo arrojó que la aprobación del empleo cayó a un 45 por ciento y la del manejo de la  economía a un 36 por ciento, áreas que siempre han sido rescatados como el bastión más fuerte de esta administración.

“Tenemos que hacer una introspección para ver cómo le está llegando a todos los chilenos los beneficios de un país que está creciendo, con empleo y que se ha reconstruido muy rápidamente. Obviamente, eso no se ha trasladado ni se ha traducido en mayor apoyo popular y, por lo tanto, eso tiene que llamarnos a dilucidar cómo se están presentando los beneficios y la información a la ciudadanía”, indicó el parlamentario.

De todas formas, el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, afirmó que “nosotros no gobernamos para las encuestas. Vamos a seguir haciendo nuestro trabajo en forma seria y esperamos que eso sea valorado por la ciudadanía”.

Sin embargo, desde la Concertación la evaluación es más lapidaria. El presidente del Partido Socialista, indicó que estas cifras se explican porque las personas se han dado cuenta de que las reformas que se están impulsando no irían al fondo de los problemas que presenta el país.

“Esto de la letra chica no es una cuestión simbólica o mediática, es parte de la realidad de las cosas. Nosotros en el Parlamento nos tenemos que dedicar buena parte del trabajo, a pesar de las sumas urgencias, a tratar de reparar todos los estropicios que provoca la letra chica, que es tan propia de este gobierno. Esta administración quiere pasarse de lista en todos los proyectos y claro, la ciudadanía les está pasando la cuenta porque las promesas incumplidas tienen costos”, sentenció Andrade.

Privilegio de proyectos personales

Respecto de la baja aprobación del Parlamento, el diputado y presidente del PC, Guillermo Teillier, “lamentó” las cifras y afirmó que “se hace evidente que en la mala evaluación del Congreso incide el consenso al que llegan algunos sectores de la oposición con el gobierno, dando la espalda a demandas sociales, laborales, económicas y políticas de la ciudadanía. Diputados y senadores deben colocarse en sintonía con la realidad del o seguirán con evaluación negativa”.

Por su parte, el senador DC, Jorge Pizarro, señaló que “lo que estamos pagando es la falta de unidad que existe hoy en la oposición y la falta de capacidad de generar una propuesta programática que se transforme en una alternativa real de gobierno y eso traducirlo después en una candidatura única de la oposición para dar estabilidad social y claridad respecto de lo que se viene en los próximos años. Eso es responsabilidad de la oposición y en eso todos no hemos estado a la altura de esos desafíos. Hay un privilegio de los proyectos personales por sobre una visión colectiva y creo que eso es lo que están sancionando estos estudios de opinión”.

Durante abril, los ciudadanos mostraron un amplio rechazo al desempeño de los parlamentarios, lo que influyó en que esta vez, obtuvieran el nivel más bajo de respaldo de los dos últimos años, con sólo un 16 por ciento de aprobación para los diputados y un 17 por ciento a los senadores.

En esa línea, la académica del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, Francisca Quiroga, afirmó que existe una falta de relato y de oferta programática de la clase política que, hasta el momento, sólo se hablaría a sí misma.

“En el caso chileno, en general, tenemos una tendencia donde los actores sociales son los que han instalado los temas de la agenda desde abajo hacia arriba. La clase política ha sido muy reactiva. Este es el momento de inflexión en el que deben comenzar a generar otro tipo de prácticas y acciones y empezar a hacer una autocrítica. A partir de eso, se pueden idear propuestas en relación a los temas que son relevantes”, precisó la experta.

La magister en Ciencias Políticas agregó que la controversia que generó el aumento en las asignaciones parlamentarias dio cuenta de una imagen más gremial del Congreso, en desmedro de la labor está llamado a cumplir como garante de la calidad de la democracia.





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