Las enormes desigualdades que existen en Latinoamérica no solo se expresan entre países, sino al interior de éstos entre sus diferentes regiones. Bajo los promedios nacionales, se ocultan sectores extremadamente rezagados.
Así lo comprobó el Informe Latinoamericano Pobreza y Desigualdad 2011, realizado por Rimisp-Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural.
El estudio recabó información sobre diez países (Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua y Perú) y sus condiciones en seis áreas: salud, educación, dinamismo económico y empleo, ingresos y pobreza, seguridad ciudadana e igualdad de género.
Así, los índices a nivel nacional esconden la realidad de las distintas regiones. La directora ejecutiva de Rimisp-Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural, Claudia Serrano, dijo que “si uno mira territorialmente, va a observar que la distribución del desarrollo económico, del producto, etc. es desigual. Hay zonas que concentran el progreso y zonas que permanecen rezagadas. La conclusión que se desprende es que si uno quiere hacer políticas de desarrollo inclusivas, debe mirar territorialmente”.
Por ejemplo, en Chile la comuna de Vitacura presenta altos estándares en todas las dimensiones, a diferencia de zonas aisladas u otras que presentan precarias condiciones socioeconómicas, como la provincia de Malleco, en La Araucanía.
“Ahí uno se pregunta, por ejemplo, si la esperanza de vida de los chilenos es de 80 años, ¿por qué es inferior en la provincia de Choapa? ¿Por qué la tasa de mortalidad infantil o la desnutrición es mayor? Hay rangos que tienen que ver con las características de los territorios -no se trata de tener una sociedad uniforme- pero hay rangos que como país nos debieran resultar intolerables”, agregó Claudia Serrano.
En Chile, de acuerdo a la especialista,”en las regiones urbanas o más densamente pobladas, los problemas mayores tienen que ver con ingreso, empleo y desigualdad; y en las regiones rurales o más alejadas, los problemas tienen que ver con los indicadores sociales: educación, salud y acceso a servicios básicos. Mirando los datos, a Chile le va bien en términos de sus indicadores generales, pero no tan bien en materia de desigualdades territoriales”.
El informe hace hincapié en que la lucha contra la inequidad es mucho más complicada que la lucha contra la pobreza. Esto, porque el crecimiento económico que se propone como remedio ha acentuado las desigualdades.
Según Claudia Serrano, “se entiende que buena parte de las mejoras de la superación de la pobreza y del progreso en general tiene que ver con el crecimiento. Pero este crecimiento, en Chile y el mundo, ha ido generando una polarización gigantesca, de modo que los sectores más ricos se distancian enormemente del resto de la ciudadanía. Esas desigualdades van generando un deterioro en la cohesión social que finalmente va minando la convivencia. Es un tema mucho más difícil de combatir, porque no son suficientes, aunque sí imprescindibles, las políticas sociales”.
En esa línea, la directora de Rimisp- Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural subrayó que las políticas públicas deben necesariamente ir acompañadas por reglas del mercado más justas.
Revise el Informe Latinoamericano Pobreza y Desigualdad 2011