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Año XVI, 29 de marzo de 2024


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Confesión de Rossi sobre consumo de marihuana desata polémica parlamentaria

El senador socialista reconoció fumar marihuana en forma ocasional y sus declaraciones provocaron inmediatas reacciones en el Parlamento. Mientras el mismo legislador prepara un proyecto para regular el cultivo de la planta, el UDI Hernán Larraín cuestionó que una autoridad consuma drogas "en un país que tiene organismos para prevenir y combatir la drogadicción".

Macarena Scheuch

  Martes 24 de julio 2012 14:51 hrs. 
Fulvio Rossi

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Las declaraciones del senador Fulvio Rossi (PS) reconociendo que fuma marihuana “una o dos veces al mes” desataron una serie de reacciones entre los parlamentarios.

El senador UDI Hernán Larraín, presidente de la comisión de Ética de la Cámara Alta, sostuvo que no se trata de una conducta penada por la ley pero que sí es controversial, considerando que los legisladores deberían ser un ejemplo para la ciudadanía.

“La pregunta que tenemos que hacernos es si en un país que tiene organismos destinados a prevenir y combatir la drogadicción, las autoridades deberían ser consumidores de drogas. En mi opinión, eso no es así. Yo creo que esto hay que discutirlo para zanjarlo debidamente, sea a nivel constitucional o en el código de prácticas parlamentarias”, dijo.

En este sentido, Larraín manifestó que se está elaborando un código de conducta para los senadores similar al que existe en la Cámara de Diputados, que podría implicar sanciones públicas para casos controvertidos como éste.

El reglamento podría comenzar a regir este año y sus criterios deben ser aprobados por la sala del Senado.

También desde el oficialismo, los senadores Francisco Chahuán (RN) y Jaime Orpis (UDI) -éste último compañero de circunscripción de Rossi- anunciaron que insistirán en un proyecto de ley para que los parlamentarios estén obligados a realizarse exámenes de drogas, ya que éstos, junto al Presidente, son la única excepción a esta normativa dentro de los funcionarios públicos.

El presidente de la comisión de Ética de la Cámara Baja, el DC Patricio Vallespín, subrayó que en Chile no es delito el consumo privado como sí lo es el tráfico y la producción, aunque añadió que, según el código existente en la Cámara, lo de Rossi se trataría de una conducta “observable”.

En esta línea, el diputado Vallespín destacó la importancia de que el Senado cuente pronto con un ordenamiento similar puesto que a título personal pueden decirse muchas cosas, pero si el cargo está enmarcado en un código de conducta que se debe suscribir, “hay que aceptar las reglas del juego”.

Respecto de la posibilidad de someterse a exámenes de drogas, el parlamentario afirmó que si es una señal de transparencia y tranquilidad para la comunidad, se trataría de una modificación “saludable”.

Fulvio Rossi, por su parte, insistió en que no ha incurrido en ningún delito, explicó que pretende derrumbar mitos y posibilitar un debate serio y lamentó que se le haya atacado personalmente por sus declaraciones.

El parlamentario recalcó que, junto al senador del PPD Ricardo Lagos Weber, ingresará la próxima semana un proyecto de ley que busca regular el cultivo personal de la planta en cuestión para despenalizarlo.

Rossi también ejemplificó la necesidad de legislar respecto del uso terapéutico de la marihuana con la enfermedad de su padre, quien ha logrado gracias a ella, según dijo, un mayor bienestar que con analgésicos tradicionales.

Mientras esto sucede en nuestro país, en Uruguay el Presidente José Mujica justificó este martes  su decisión de impulsar el proyecto para legalizar y regular la marihuana asegurando que “mucho peor que la droga es el narcotráfico”. La iniciativa sería enviada al Parlamento en 15 días.

En su habitual programa radial, el mandatario aseguró que “no alcanza con la represión. Primero se necesita disputar en el mercado; segundo, brindar medicina para curar gente; y tercero, represión”. Mujica advirtió también que en Uruguay existe “una demanda sostenida” de cannabis y que su comercialización genera “violencia y corrupción” por ser clandestina.

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