A días que el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) entregue los datos preliminares del Censo 2012, supervisores y censistas que trabajaron durante el proceso pusieron en duda la validez de los datos recabados.
Según denuncian, durante el desarrollo de la encuesta se produjeron una gran cantidad de irregularidades en el levantamiento de la información, producto de las malas condiciones laborales y negligencias de las autoridades responsables.
Miriam Becerra, quien se desempeñó como censista en la comuna de Maipú, aseguró que durante todo el proceso se registraron atrasos en los pagos, además de otras falencias: “Ellos acusaban a que faltaba documentación y en cuanto a la implementación, decían que era falta de compromiso de los encargados de local, cosa que nos consta que no fue así, porque fuimos testigos de todos los correos que se mandaron para obtener mobiliario o implementación. Incluso la misma vestimenta de los censistas nunca nos llegó”, acusó.
También se informó de una gran cantidad de viviendas, en varias comunas, que no se censaron, debido a que no se respetaban los planos entregados. Dicha situación habría provocado que algunos censistas encuestaran a personas en la calle, rellenando formularios de casas no censadas con estos datos.
Marcela González, encargada de local censal en Huechuraba, informó, además, que se efectuaron encuestas telefónicas, lo que no era parte de la metodología, y se preguntó a nanas y niños por información que debieron haber entregado jefes de hogar.
También indicó que se falsificaron encuestas para mejorar la productividad que se exigía a diario, lo que, sumado al resto de irregularidades, le resta veracidad al Censo 2012: “Lo que se pretendía era profesionalizar el Censo, porque Chile está dentro de la Ocde, porque este círculo pedía una censo profesionalizado. Fue una manera también de crear más puestos de trabajo. Hubo harta mediatización para poder decir que había más trabajo y estaban siendo bien pagados”, denunció González.
Esta idea fue reforzada por Roberto Funk, subdirector del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, quien afirmó que la idea de extender el período de realización del Censo no obedeció a razones puramente metodológicas.
“Hoy mucho más que hace diez o veinte años es más fácil realizar el censo en un periodos de un par de días o un día, extenderlo durante meses responde a una motivación de tener varios cientos o miles de personas trabajando en meses de invierno. No conozco otro ejemplo donde un Censo demore tantos meses. Si eso contribuye a resultados mejores logrados, más y mejor información, me parece bien, pero no creo que haya sido tan necesario por razones metodológicas”, explicó el experto.
Cabe recordar que el proceso del Censo 2012 iba a durar tres meses, pero se extendió 15 días más debido a retrasos en el levantamiento de información en Antofagasta y la Región Metropolitana.
A días que el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) entregue los datos preliminares del Censo 2012, supervisores y censistas que trabajaron durante el proceso pusieron en duda la validez de los datos recabados.
Según denuncian, durante el desarrollo de la encuesta se produjeron una gran cantidad de irregularidades en el levantamiento de la información, producto de las malas condiciones laborales y negligencias de las autoridades responsables.
Miriam Becerra, quien se desempeñó como censista en la comuna de Maipú, aseguró que durante todo el proceso se registraron atrasos en los pagos, además de otras falencias: “Ellos acusaban a que faltaba documentación y en cuanto a la implementación, decían que era falta de compromiso de los encargados de local, cosa que nos consta que no fue así, porque fuimos testigos de todos los correos que se mandaron para obtener mobiliario o implementación. Incluso la misma vestimenta de los censistas nunca nos llegó”, acusó.
También se informó de una gran cantidad de viviendas, en varias comunas, que no se censaron, debido a que no se respetaban los planos entregados. Dicha situación habría provocado que algunos censistas encuestaran a personas en la calle, rellenando formularios de casas no censadas con estos datos.
Marcela González, encargada de local censal en Huechuraba, informó, además, que se efectuaron encuestas telefónicas, lo que no era parte de la metodología, y se preguntó a nanas y niños por información que debieron haber entregado jefes de hogar.
También indicó que se falsificaron encuestas para mejorar la productividad que se exigía a diario, lo que, sumado al resto de irregularidades, le resta veracidad al Censo 2012: “Lo que se pretendía era profesionalizar el Censo, porque Chile está dentro de la Ocde, porque este círculo pedía una censo profesionalizado. Fue una manera también de crear más puestos de trabajo. Hubo harta mediatización para poder decir que había más trabajo y estaban siendo bien pagados”, denunció González.
Esta idea fue reforzada por Roberto Funk, subdirector del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, quien afirmó que la idea de extender el período de realización del Censo no obedeció a razones puramente metodológicas.
“Hoy mucho más que hace diez o veinte años es más fácil realizar el censo en un periodos de un par de días o un día, extenderlo durante meses responde a una motivación de tener varios cientos o miles de personas trabajando en meses de invierno. No conozco otro ejemplo donde un Censo demore tantos meses. Si eso contribuye a resultados mejores logrados, más y mejor información, me parece bien, pero no creo que haya sido tan necesario por razones metodológicas”, explicó el experto.
Cabe recordar que el proceso del Censo 2012 iba a durar tres meses, pero se extendió 15 días más debido a retrasos en el levantamiento de información en Antofagasta y la Región Metropolitana.
A días que el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) entregue los datos preliminares del Censo 2012, supervisores y censistas que trabajaron durante el proceso pusieron en duda la validez de los datos recabados.
Según denuncian, durante el desarrollo de la encuesta se produjeron una gran cantidad de irregularidades en el levantamiento de la información, producto de las malas condiciones laborales y negligencias de las autoridades responsables.
Miriam Becerra, quien se desempeñó como censista en la comuna de Maipú, aseguró que durante todo el proceso se registraron atrasos en los pagos, además de otras falencias: “Ellos acusaban a que faltaba documentación y en cuanto a la implementación, decían que era falta de compromiso de los encargados de local, cosa que nos consta que no fue así, porque fuimos testigos de todos los correos que se mandaron para obtener mobiliario o implementación. Incluso la misma vestimenta de los censistas nunca nos llegó”, acusó.
También se informó de una gran cantidad de viviendas, en varias comunas, que no se censaron, debido a que no se respetaban los planos entregados. Dicha situación habría provocado que algunos censistas encuestaran a personas en la calle, rellenando formularios de casas no censadas con estos datos.
Marcela González, encargada de local censal en Huechuraba, informó, además, que se efectuaron encuestas telefónicas, lo que no era parte de la metodología, y se preguntó a nanas y niños por información que debieron haber entregado jefes de hogar.
También indicó que se falsificaron encuestas para mejorar la productividad que se exigía a diario, lo que, sumado al resto de irregularidades, le resta veracidad al Censo 2012: “Lo que se pretendía era profesionalizar el Censo, porque Chile está dentro de la Ocde, porque este círculo pedía una censo profesionalizado. Fue una manera también de crear más puestos de trabajo. Hubo harta mediatización para poder decir que había más trabajo y estaban siendo bien pagados”, denunció González.
Esta idea fue reforzada por Roberto Funk, subdirector del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, quien afirmó que la idea de extender el período de realización del Censo no obedeció a razones puramente metodológicas.
“Hoy mucho más que hace diez o veinte años es más fácil realizar el censo en un periodos de un par de días o un día, extenderlo durante meses responde a una motivación de tener varios cientos o miles de personas trabajando en meses de invierno. No conozco otro ejemplo donde un Censo demore tantos meses. Si eso contribuye a resultados mejores logrados, más y mejor información, me parece bien, pero no creo que haya sido tan necesario por razones metodológicas”, explicó el experto.
Cabe recordar que el proceso del Censo 2012 iba a durar tres meses, pero se extendió 15 días más debido a retrasos en el levantamiento de información en Antofagasta y la Región Metropolitana.
