Ex oficiales y suboficiales de la FACH, condenados por la institución luego del Golpe Militar por su lealtad al gobierno de Salvador Allende, calificaron las muestras de apoyo a Matthei como una “novelesca campaña comunicacional” para exculparlo a priori.
Además, afirmaron que el ex miembro de la Junta Militar ha actuado, en el pasado y en el presente, con una escasa calidad moral y que ahora pretende enfatizar su inocencia en emocionales declaraciones de amistad.
Sin embargo, la viuda del general Alberto Bachelet, Ángela Jeria, insistió en que tiene la certeza de que Matthei nada tuvo que ver con las torturas y la muerte de su marido.
“Sólo volvió a la academia en marzo, dos días antes de que lo volvieran a torturar, y esa vez el corazón no resistió. El general Matthei estaba en Europa, llegó en enero, tuvo que volver a Londres en Febrero y volvió después del 15 de marzo”, dijo.
Dichas declaraciones son refutadas por el comandante de grupo en retiro, Ernesto Galaz, los capitanes de bandada en retiro Jaime Donoso, Jorge Silva y Daniel Arancibia; el sargento en retiro Juan Ramírez; y los cabos primero y segundo en retiro Osvaldo Cortez y José Ayala.
Los ex oficiales y suboficiales recordaron que el general Bachelet fue trasladado en marzo de 1974 desde la Cárcel Pública hasta la Academia de Guerra Aérea para ser interrogado, falleciendo poco después.
El comandante de grupo en retiro, Ernesto Galaz Guzmán, insistió en que éste no es un tema de afectos o amistad, sino que tiene que ver con la moral y la justicia.
“Este no es un problema de amistad, ni de cariño, ni de afecto. Es un problema de justicia y de moral pública. Se está tratando de blanquear a una persona que públicamente ha señalado que él sabía que violaban los derechos humanos, que él sabía que se le mentía y, sin embargo, él seguía en su cargo aceptándolo”, sostuvo.
Los ex integrantes de la Fuerza Aérea insistieron en que Matthei, en su calidad de director de la Academia de Guerra en 1974, tenía conocimiento de que ese lugar era “centro de detención y tortura” y añadieron que “tampoco debemos olvidar la existencia de delitos por omisión y, más aún, si no actuamos siendo testigos de la existencia de delitos como torturas o asesinatos nos hacemos cómplices de aquellos hechos deleznables”.