La venta de algunos de sus activos es una de las opciones que deberá tomar el Hospital Clínico de la Universidad de Chile para superar la grave crisis financiera que arrastra hace años y que ha provocado un déficit de 7.400 millones de pesos.
El centro médico es el principal campo clínico de la Facultad de Medicina, forma al 15 por ciento de los médicos especialistas del país y tiene el 40 por ciento de la oferta para formación en subespecialidades complejas como cirugía cardíaca, hematología y oncología. 500 mil consultas, 21 mil cirugías y más de 23 mil pacientes se hospitalizan en el Hospital y su red en la actualidad.
Estos datos fueron detallados en un informe de 76 páginas entregado por la dirección para buscar una salida a la crisis, que fue aprobado recién por el Consejo Universitario y que en los próximos días debe ser visado por el Senado Universitario.
En el documento se señala que el déficit alcanza 7.400 millones de pesos y que urge una inversión de diez mil millones de pesos para lograr la acreditación institucional, cuyo plazo vence en junio de 2013. Esta certificación es necesaria para entregar prestaciones GES, es decir, con Garantías Explícitas en Salud, y dejar de contar con esa autorización significaría pérdidas millonarias. De acuerdo a la dirección, en el mejor escenario, el Hospital llegaría al año 2015.
En este escenario, una de las opciones propuestas por el Hospital es la venta de los centros médicos de Vivaceta y Macul, aunque la medida no incluye la clínica que la red posee en Quilín.
El director del Hospital, doctor Carlo Paolinelli, explicó que “hay dos activos comerciales, que son los centros médicos Vivaceta y Macul, que han presentado un déficit sostenido desde su creación, con vaivenes positivos y negativos. Dado que no se ha podido revertir este déficit, se ha planteado la posibilidad de terminar los contratos con las inmobiliarias en el corto y mediano plazo, cosa de no seguir operando esos centros médicos. En relación a la clínica Quilín, no hay ninguna determinación respecto de enajenar o vender ese activo”.
Esta medida fue considerada como “perjudicial” por Verónica Rojas, presidenta de la Asociación de Funcionarios No Académicos del Hospital Clínico de la Universidad de Chile (AFUCH), organización que afirmó en una declaración pública que “las soluciones que propone el Hospital son meramente paliativas y no cumplen ninguna otra función que prolongar la agonía, asegurando una mínima subsistencia de la institución”.
La dirigenta cuestionó además que entre las propuestas se encuentre despedir a cerca del diez por ciento de la dotación de funcionarios: “No estamos dispuestos a que se eche a nuestra gente, porque una de las medidas que establecen es que habrá un ajuste de dotación entre un diez y doce por ciento del personal. Estamos bastante preocupados obviamente, porque si bien podemos compartir algunas reflexiones que ahí se señalan, hay otras que falta profundizar en el diagnóstico y ver las causales reales de lo que ha pasado durante años en este hospital”, dijo.
Respecto a los aspectos que comparten, la dirigente apuntó que el problema de fondo es que el Hospital Clínico debe autofinanciarse y competir en el mercado, lo que es incompatible con su labor social y docente. En este sentido, sostuvo que es urgente una definición: “La política de autofinanciamiento es nefasta para las administraciones públicas y obviamente toda administración pública que hoy día se esté autofinanciando, significa por una parte que el Estado se desliga del rol que debe cumplir en cuanto al financiamiento y por otro lado también obliga a las instituciones a buscar recursos”, indicó.
Esto se refleja en las cifras: en 2011, más del 95 por ciento del presupuesto del Hospital, equivalente a más de 78 mil millones de pesos, fue generado por gestión autónoma, mientras que solo 3.921 millones de pesos, correspondientes al 4,8 por ciento, fueron aportados por la universidad.
La venta de algunos de sus activos es una de las opciones que deberá tomar el Hospital Clínico de la Universidad de Chile para superar la grave crisis financiera que arrastra hace años y que ha provocado un déficit de 7.400 millones de pesos.
El centro médico es el principal campo clínico de la Facultad de Medicina, forma al 15 por ciento de los médicos especialistas del país y tiene el 40 por ciento de la oferta para formación en subespecialidades complejas como cirugía cardíaca, hematología y oncología. 500 mil consultas, 21 mil cirugías y más de 23 mil pacientes se hospitalizan en el Hospital y su red en la actualidad.
Estos datos fueron detallados en un informe de 76 páginas entregado por la dirección para buscar una salida a la crisis, que fue aprobado recién por el Consejo Universitario y que en los próximos días debe ser visado por el Senado Universitario.
En el documento se señala que el déficit alcanza 7.400 millones de pesos y que urge una inversión de diez mil millones de pesos para lograr la acreditación institucional, cuyo plazo vence en junio de 2013. Esta certificación es necesaria para entregar prestaciones GES, es decir, con Garantías Explícitas en Salud, y dejar de contar con esa autorización significaría pérdidas millonarias. De acuerdo a la dirección, en el mejor escenario, el Hospital llegaría al año 2015.
En este escenario, una de las opciones propuestas por el Hospital es la venta de los centros médicos de Vivaceta y Macul, aunque la medida no incluye la clínica que la red posee en Quilín.
El director del Hospital, doctor Carlo Paolinelli, explicó que “hay dos activos comerciales, que son los centros médicos Vivaceta y Macul, que han presentado un déficit sostenido desde su creación, con vaivenes positivos y negativos. Dado que no se ha podido revertir este déficit, se ha planteado la posibilidad de terminar los contratos con las inmobiliarias en el corto y mediano plazo, cosa de no seguir operando esos centros médicos. En relación a la clínica Quilín, no hay ninguna determinación respecto de enajenar o vender ese activo”.
Esta medida fue considerada como “perjudicial” por Verónica Rojas, presidenta de la Asociación de Funcionarios No Académicos del Hospital Clínico de la Universidad de Chile (AFUCH), organización que afirmó en una declaración pública que “las soluciones que propone el Hospital son meramente paliativas y no cumplen ninguna otra función que prolongar la agonía, asegurando una mínima subsistencia de la institución”.
La dirigenta cuestionó además que entre las propuestas se encuentre despedir a cerca del diez por ciento de la dotación de funcionarios: “No estamos dispuestos a que se eche a nuestra gente, porque una de las medidas que establecen es que habrá un ajuste de dotación entre un diez y doce por ciento del personal. Estamos bastante preocupados obviamente, porque si bien podemos compartir algunas reflexiones que ahí se señalan, hay otras que falta profundizar en el diagnóstico y ver las causales reales de lo que ha pasado durante años en este hospital”, dijo.
Respecto a los aspectos que comparten, la dirigente apuntó que el problema de fondo es que el Hospital Clínico debe autofinanciarse y competir en el mercado, lo que es incompatible con su labor social y docente. En este sentido, sostuvo que es urgente una definición: “La política de autofinanciamiento es nefasta para las administraciones públicas y obviamente toda administración pública que hoy día se esté autofinanciando, significa por una parte que el Estado se desliga del rol que debe cumplir en cuanto al financiamiento y por otro lado también obliga a las instituciones a buscar recursos”, indicó.
Esto se refleja en las cifras: en 2011, más del 95 por ciento del presupuesto del Hospital, equivalente a más de 78 mil millones de pesos, fue generado por gestión autónoma, mientras que solo 3.921 millones de pesos, correspondientes al 4,8 por ciento, fueron aportados por la universidad.
La venta de algunos de sus activos es una de las opciones que deberá tomar el Hospital Clínico de la Universidad de Chile para superar la grave crisis financiera que arrastra hace años y que ha provocado un déficit de 7.400 millones de pesos.
El centro médico es el principal campo clínico de la Facultad de Medicina, forma al 15 por ciento de los médicos especialistas del país y tiene el 40 por ciento de la oferta para formación en subespecialidades complejas como cirugía cardíaca, hematología y oncología. 500 mil consultas, 21 mil cirugías y más de 23 mil pacientes se hospitalizan en el Hospital y su red en la actualidad.
Estos datos fueron detallados en un informe de 76 páginas entregado por la dirección para buscar una salida a la crisis, que fue aprobado recién por el Consejo Universitario y que en los próximos días debe ser visado por el Senado Universitario.
En el documento se señala que el déficit alcanza 7.400 millones de pesos y que urge una inversión de diez mil millones de pesos para lograr la acreditación institucional, cuyo plazo vence en junio de 2013. Esta certificación es necesaria para entregar prestaciones GES, es decir, con Garantías Explícitas en Salud, y dejar de contar con esa autorización significaría pérdidas millonarias. De acuerdo a la dirección, en el mejor escenario, el Hospital llegaría al año 2015.
En este escenario, una de las opciones propuestas por el Hospital es la venta de los centros médicos de Vivaceta y Macul, aunque la medida no incluye la clínica que la red posee en Quilín.
El director del Hospital, doctor Carlo Paolinelli, explicó que “hay dos activos comerciales, que son los centros médicos Vivaceta y Macul, que han presentado un déficit sostenido desde su creación, con vaivenes positivos y negativos. Dado que no se ha podido revertir este déficit, se ha planteado la posibilidad de terminar los contratos con las inmobiliarias en el corto y mediano plazo, cosa de no seguir operando esos centros médicos. En relación a la clínica Quilín, no hay ninguna determinación respecto de enajenar o vender ese activo”.
Esta medida fue considerada como “perjudicial” por Verónica Rojas, presidenta de la Asociación de Funcionarios No Académicos del Hospital Clínico de la Universidad de Chile (AFUCH), organización que afirmó en una declaración pública que “las soluciones que propone el Hospital son meramente paliativas y no cumplen ninguna otra función que prolongar la agonía, asegurando una mínima subsistencia de la institución”.
La dirigenta cuestionó además que entre las propuestas se encuentre despedir a cerca del diez por ciento de la dotación de funcionarios: “No estamos dispuestos a que se eche a nuestra gente, porque una de las medidas que establecen es que habrá un ajuste de dotación entre un diez y doce por ciento del personal. Estamos bastante preocupados obviamente, porque si bien podemos compartir algunas reflexiones que ahí se señalan, hay otras que falta profundizar en el diagnóstico y ver las causales reales de lo que ha pasado durante años en este hospital”, dijo.
Respecto a los aspectos que comparten, la dirigente apuntó que el problema de fondo es que el Hospital Clínico debe autofinanciarse y competir en el mercado, lo que es incompatible con su labor social y docente. En este sentido, sostuvo que es urgente una definición: “La política de autofinanciamiento es nefasta para las administraciones públicas y obviamente toda administración pública que hoy día se esté autofinanciando, significa por una parte que el Estado se desliga del rol que debe cumplir en cuanto al financiamiento y por otro lado también obliga a las instituciones a buscar recursos”, indicó.
Esto se refleja en las cifras: en 2011, más del 95 por ciento del presupuesto del Hospital, equivalente a más de 78 mil millones de pesos, fue generado por gestión autónoma, mientras que solo 3.921 millones de pesos, correspondientes al 4,8 por ciento, fueron aportados por la universidad.
