El presidente del Banco Central, Rodrigo Vergara, afirmó que el organismo espera durante el segundo semestre de este año una desaceleración de la actividad económica en el país, producto de los efectos de la crisis internacional.
Vergara explicó que hasta ahora las consecuencias del escenario externo se han manifestado de manera tenue, pero que la condición abierta de la economía nacional la hace frágil y desprotegida ante cualquier variación.
Ante esto, economistas como Andrés Solimano de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), explicaron que los efectos ya se pueden observar en los índices de exportaciones y en el precio del cobre, pese a la inversión y el empuje anunciado por el sector privado.
Solimano expuso que se debe enfocar la política salarial protegiendo el poder de consumo interno de los trabajadores.
“El salario no solamente es un componente de costo-producción de las empresas sino también es la principal fuente de ingreso de los trabajadores en su dimensión de consumidores, el ingreso de las familias. Mantener los salarios muy bajos puede evitar que suba el costo de las empresas pero deprime la demanda de consumo porque el sector trabajador consume prácticamente el total de sus salarios. No es claro que una política pro empleo sea igual a una política de rebaja de los salarios”, advirtió.
El director de Flacso añadió que a las iniciativas en las tasas de interés que debiera aplicar el Banco Central, la gestión del Gobierno debe considerar políticas de empleo que no atenten contra el poder de compra de los trabajadores.
“Si hay una situación externa -impulsos recesivos, impulsos de desaceleración de crecimiento- está el instrumento de bajar un poco las tasas de interés que se han mantenido constantes, en un cinco por ciento, por ya varios meses. Por otro el Gobierno, entiendo, dice que tiene una batería de políticas anti crisis para el mercado laboral. No sé exactamente cuáles son los componentes de eso pero yo creo que políticas de empleo para hacer frente a una eventual situación de desaceleración económica también hay que considerarlas”, señaló.
En el diagnóstico, coincidió el economista del Centro de Estudios Alternativos (Cenda), Hugo Fazio, quien recomendó tomar medidas anticíclicas y una política monetaria prudente con anticipación.
“Así no se resuelven, por lo demás, los problemas de la población. En un período de desaceleración económica o en la perspectiva de una desaceleración económica mayor hay que trabajar con la idea de medidas anticíclicas. Por lo demás hay que tener presente, algo que es sabido, que las medidas de tipo monetario producen efectos muchos meses después. Para que den resultados hay que actuar antes que se produzcan”, recalcó.
Fazio manifestó sus cuestionamientos a la postura respecto del gasto público mostrada por el ministro de Hacienda Felipe Larraín, posición que podría causar un grave impacto en el consumo interno del país.
“Las últimas declaraciones del ministro de Haciendas señalan que el Gobierno estaría haciendo un aporte al tipo de cambio, que no sea tan fuerte la reevaluación del tipo de cambio, limitando el gasto público. Yo creo que esa afirmación es insostenible. Si se limita el gasto público no se mejora el tipo de cambio, sino que se mejora en la medida en que la economía chilena tenga una demanda interna más alta”, dijo.
Otra preocupación surge al acercarse la discusión del Presupuesto 2013, donde los especialistas llaman a mirar con recelo las estimaciones de crecimiento y considerar siempre que los efectos de la crisis, como dijo el presidente del BC, Rodrigo Vergara, aún son “tenues”.
El presidente del Banco Central, Rodrigo Vergara, afirmó que el organismo espera durante el segundo semestre de este año una desaceleración de la actividad económica en el país, producto de los efectos de la crisis internacional.
Vergara explicó que hasta ahora las consecuencias del escenario externo se han manifestado de manera tenue, pero que la condición abierta de la economía nacional la hace frágil y desprotegida ante cualquier variación.
Ante esto, economistas como Andrés Solimano de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), explicaron que los efectos ya se pueden observar en los índices de exportaciones y en el precio del cobre, pese a la inversión y el empuje anunciado por el sector privado.
Solimano expuso que se debe enfocar la política salarial protegiendo el poder de consumo interno de los trabajadores.
“El salario no solamente es un componente de costo-producción de las empresas sino también es la principal fuente de ingreso de los trabajadores en su dimensión de consumidores, el ingreso de las familias. Mantener los salarios muy bajos puede evitar que suba el costo de las empresas pero deprime la demanda de consumo porque el sector trabajador consume prácticamente el total de sus salarios. No es claro que una política pro empleo sea igual a una política de rebaja de los salarios”, advirtió.
El director de Flacso añadió que a las iniciativas en las tasas de interés que debiera aplicar el Banco Central, la gestión del Gobierno debe considerar políticas de empleo que no atenten contra el poder de compra de los trabajadores.
“Si hay una situación externa -impulsos recesivos, impulsos de desaceleración de crecimiento- está el instrumento de bajar un poco las tasas de interés que se han mantenido constantes, en un cinco por ciento, por ya varios meses. Por otro el Gobierno, entiendo, dice que tiene una batería de políticas anti crisis para el mercado laboral. No sé exactamente cuáles son los componentes de eso pero yo creo que políticas de empleo para hacer frente a una eventual situación de desaceleración económica también hay que considerarlas”, señaló.
En el diagnóstico, coincidió el economista del Centro de Estudios Alternativos (Cenda), Hugo Fazio, quien recomendó tomar medidas anticíclicas y una política monetaria prudente con anticipación.
“Así no se resuelven, por lo demás, los problemas de la población. En un período de desaceleración económica o en la perspectiva de una desaceleración económica mayor hay que trabajar con la idea de medidas anticíclicas. Por lo demás hay que tener presente, algo que es sabido, que las medidas de tipo monetario producen efectos muchos meses después. Para que den resultados hay que actuar antes que se produzcan”, recalcó.
Fazio manifestó sus cuestionamientos a la postura respecto del gasto público mostrada por el ministro de Hacienda Felipe Larraín, posición que podría causar un grave impacto en el consumo interno del país.
“Las últimas declaraciones del ministro de Haciendas señalan que el Gobierno estaría haciendo un aporte al tipo de cambio, que no sea tan fuerte la reevaluación del tipo de cambio, limitando el gasto público. Yo creo que esa afirmación es insostenible. Si se limita el gasto público no se mejora el tipo de cambio, sino que se mejora en la medida en que la economía chilena tenga una demanda interna más alta”, dijo.
Otra preocupación surge al acercarse la discusión del Presupuesto 2013, donde los especialistas llaman a mirar con recelo las estimaciones de crecimiento y considerar siempre que los efectos de la crisis, como dijo el presidente del BC, Rodrigo Vergara, aún son “tenues”.
El presidente del Banco Central, Rodrigo Vergara, afirmó que el organismo espera durante el segundo semestre de este año una desaceleración de la actividad económica en el país, producto de los efectos de la crisis internacional.
Vergara explicó que hasta ahora las consecuencias del escenario externo se han manifestado de manera tenue, pero que la condición abierta de la economía nacional la hace frágil y desprotegida ante cualquier variación.
Ante esto, economistas como Andrés Solimano de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), explicaron que los efectos ya se pueden observar en los índices de exportaciones y en el precio del cobre, pese a la inversión y el empuje anunciado por el sector privado.
Solimano expuso que se debe enfocar la política salarial protegiendo el poder de consumo interno de los trabajadores.
“El salario no solamente es un componente de costo-producción de las empresas sino también es la principal fuente de ingreso de los trabajadores en su dimensión de consumidores, el ingreso de las familias. Mantener los salarios muy bajos puede evitar que suba el costo de las empresas pero deprime la demanda de consumo porque el sector trabajador consume prácticamente el total de sus salarios. No es claro que una política pro empleo sea igual a una política de rebaja de los salarios”, advirtió.
El director de Flacso añadió que a las iniciativas en las tasas de interés que debiera aplicar el Banco Central, la gestión del Gobierno debe considerar políticas de empleo que no atenten contra el poder de compra de los trabajadores.
“Si hay una situación externa -impulsos recesivos, impulsos de desaceleración de crecimiento- está el instrumento de bajar un poco las tasas de interés que se han mantenido constantes, en un cinco por ciento, por ya varios meses. Por otro el Gobierno, entiendo, dice que tiene una batería de políticas anti crisis para el mercado laboral. No sé exactamente cuáles son los componentes de eso pero yo creo que políticas de empleo para hacer frente a una eventual situación de desaceleración económica también hay que considerarlas”, señaló.
En el diagnóstico, coincidió el economista del Centro de Estudios Alternativos (Cenda), Hugo Fazio, quien recomendó tomar medidas anticíclicas y una política monetaria prudente con anticipación.
“Así no se resuelven, por lo demás, los problemas de la población. En un período de desaceleración económica o en la perspectiva de una desaceleración económica mayor hay que trabajar con la idea de medidas anticíclicas. Por lo demás hay que tener presente, algo que es sabido, que las medidas de tipo monetario producen efectos muchos meses después. Para que den resultados hay que actuar antes que se produzcan”, recalcó.
Fazio manifestó sus cuestionamientos a la postura respecto del gasto público mostrada por el ministro de Hacienda Felipe Larraín, posición que podría causar un grave impacto en el consumo interno del país.
“Las últimas declaraciones del ministro de Haciendas señalan que el Gobierno estaría haciendo un aporte al tipo de cambio, que no sea tan fuerte la reevaluación del tipo de cambio, limitando el gasto público. Yo creo que esa afirmación es insostenible. Si se limita el gasto público no se mejora el tipo de cambio, sino que se mejora en la medida en que la economía chilena tenga una demanda interna más alta”, dijo.
Otra preocupación surge al acercarse la discusión del Presupuesto 2013, donde los especialistas llaman a mirar con recelo las estimaciones de crecimiento y considerar siempre que los efectos de la crisis, como dijo el presidente del BC, Rodrigo Vergara, aún son “tenues”.
