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Informe sobre Desarrollo Humano

Chilenos Disociados: Aumenta satisfacción personal, pero crece malestar social

Esta tendencia, que fue dada a conocer por el Informe sobre Desarrollo Humano en Chile 2012 desarrollado por el PNUD podría explicarse porque las demandas de la ciudadanía no han tenido respuesta.

Narayan Vila

  Jueves 23 de agosto 2012 20:35 hrs. 
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El informe, preparado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)  concluyó que el 77 por ciento de los chilenos se siente satisfecho o muy satisfecho con su vida.

El documento titulado “Bienestar Subjetivo: el desafío de repensar el desarrollo”, arrojó que el 52,7 por ciento se declara bastante feliz y el 26,2 muy feliz, lo que ubica a Chile en el lugar 52, entre 148 países, en la Escala de Felicidad General.

Pablo González, Coordinador del Informe sobre Desarrollo Humano, sostuvo que el estudio es una invitación a repensar el progreso desde el bienestar subjetivo, como un desafío mayor, pero al mismo tiempo, una enorme oportunidad.

“Es un reto, pues no es fácil posicionar como objetivo del desarrollo lo que las personas sienten y piensan, la manera en que evalúan sus vidas y su sociedad. En general, al hablar de desarrollo se alude a aspectos materiales como los ingresos o el Producto Interno Bruto, pero eso hace perder de vista aquellos aspectos que hacen que la vida tenga sentido”, señaló.

En contrapartida, y según consigna el documento, la ciudadanía evalúa negativamente las oportunidades que el país entrega y no tiene confianza en las instituciones.

El 80 por ciento de la población tiene desconfianza o malestar con los órganos del Estado y la Iglesia y un 51 ve el futuro del país con mucha preocupación.

Esta disociación entre la satisfacción personal y la social representaría, según el Presidente Sebastián Piñera,  un gran desafió para el país.

“Eso es, en cierta forma, lo que nos han dicho los ciudadanos durante los últimos tiempos y no me refiero solamente a los últimos dos años. Esta es una señal que viene emergiendo desde la sociedad desde mediados de la década del noventa. Pienso que tal vez no le hemos prestado suficiente atención y llegó el momento de prestarle esa atención”, subrayó.

Cristián Jiménez, sociólogo de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, indicó que el alto grado de satisfacción individual se sustenta en un espejismo otorgado por las estructuras de consumo.

“Es un sistema que, por un lado, entrega ciertos niveles de satisfacción pero que están amparados sobre ciertos parámetros de satisfacción, que no necesariamente son –por así decirlo- a escala humana o cosas por el estilo. El tema que la ciudadanía critica tiene que ver con eso. Es un acceso al crédito y, por lo tanto, al consumo. Puedes tener poca plata pero mientras tengas acceso al consumo, a través del crédito, los niveles de satisfacción son intermedios. De alguna manera, el acceso es lo que más se valora, más que el tipo de acceso”, advirtió.

Por su parte, Leonardo Moreno, director ejecutivo de la Fundación para la Superación de la Pobreza, afirmó que las movilizaciones sociales son la evidencia de que las demandas de la gente no tienen una respuesta adecuada por el lado institucional, lo que explicaría el bajo nivel de confianza.

“No sólo me refiero a poderes del Estado, sino también, un fuerte cuestionamiento a ciertas organizaciones que estaban caracterizadas por la ayuda, como la Iglesia Católica, por ejemplo. Hay un fuerte cuestionamiento a la institucionalidad en su conjunto, que se ven en una posición endogámica, exacerbada en sus propios problemas más que en poder resolver los problemas sociales que el país tiene”, dijo.

Esto, a juicio del experto, traería como consecuencia la configuración de una exclusión social estructural y una pérdida del capital social, lo que se debería, en gran parte, a esta poca capacidad de respuesta de las instituciones y las nulas políticas públicas dirigidas a la comunidad.

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