Dirigenta de La Victoria:
“Tuvimos el privilegio de tener un francés capaz de entregar su vida por defender la nuestra”
La férrea defensa a los derechos humanos y la convicción de una lucha social alejada de la violencia fueron los principios regidores de la labor de Pierre Dubois, sacerdote francés nacionalizado en 2001, quien falleció la madrugada de este viernes 28 de septiembre. En conversación con el programa Radioanálisis de nuestra emisora la concejala y fiel compañera de ruta de Dubois, Gloria Rodríguez, detalla pasajes de su vida junto al sacerdote.
Viernes 28 de septiembre 2012 21:10 hrs.
La Población La Victoria, perteneciente a la comuna de Pedro Aguirre Cerda, fue el escenario para la labor pastoral de Pierre Dubois, enmarcada en los años más difíciles de la dictadura militar. El sacerdote que llegó a Chile en la década del 60 se comprometió con la defensa no violenta a los derechos humanos. Hasta por agitación política y perturbación del orden público fue acusado y expulsado del país en 1986, para luego regresar en 1990 a La Victoria, donde asentó su vida y trabajo.
Una forma de hacer iglesia pobre y obrera fue el legado de Dubois, tan ampliamente valorado y ahora extrañado por los pobladores. Entre ellos Gloria Rodríguez, ex presidenta de la Junta de Vecinos, dirigenta poblacional y hoy concejala. En entrevista con la tercera edición de Radioanálisis, la dirigenta comenta con emoción las minucias de su trabajo junto al sacerdote, con quien “mantuvimos una relación permanente”.
A pesar de esta cercanía, Rodríguez recuerda que “en los primeros años no fue tan fácil, porque el tenia una visión estratégica diferente a la de nosotros. Pero nos hizo entender que era posible que moros y cristianos pudiéramos coordinarnos y unirnos en una organización que nos permitiera resistir y defender la vida en esos momentos duros de la dictadura”.
Los valores y actitudes que caracterizaron la labor del sacerdote fueron emotivamente detallados por la concejala. “Un cura honesto, transparente, sencillo y humilde, que le dolía la pobreza, las humillaciones y las discriminaciones. Creo que él se enamoró de La Victoria y nosotros nos enamoramos de él”, asegura Gloria Rodríguez a Felipe Pozo, mientras rememora proyectos como el “programa Un vaso de leche por cuadra que nos permitió organizar a las vecinas e incidir en la alimentación de nuestros niños. Él a todas las cosas le ponía la capacitación, la información, el estudio. Era un hombre sabio, un estadista”.
Por otro lado, si bien la lucha contra la violencia como forma de protesta fue uno de sus principales enemigos, “tuvimos el privilegio de tener un francés que era capaz de entregar su vida por defender la nuestra. Él se ponía frente a las tanquetas, se tiraba al suelo cuando la micro iba a entrar a La Victoria. Él era muy valiente en esas cosas y nosotros sentíamos una seguridad tremenda con él”.
Luego de esta conversación que se transforma en un breve recorrido por la vida del sacerdote hoy ausente, Gloria Rodríguez concluye que “el legado que Pierre trasciende más allá de la población. Toda su sabiduría y conocimiento lo puso al servicio de la clase trabajadora. Ese fue el encanto y lo que transformó su vida y la nuestra”.
La Población La Victoria, perteneciente a la comuna de Pedro Aguirre Cerda, fue el escenario para la labor pastoral de Pierre Dubois, enmarcada en los años más difíciles de la dictadura militar. El sacerdote que llegó a Chile en la década del 60 se comprometió con la defensa no violenta a los derechos humanos. Hasta por agitación política y perturbación del orden público fue acusado y expulsado del país en 1986, para luego regresar en 1990 a La Victoria, donde asentó su vida y trabajo.
Una forma de hacer iglesia pobre y obrera fue el legado de Dubois, tan ampliamente valorado y ahora extrañado por los pobladores. Entre ellos Gloria Rodríguez, ex presidenta de la Junta de Vecinos, dirigenta poblacional y hoy concejala. En entrevista con la tercera edición de Radioanálisis, la dirigenta comenta con emoción las minucias de su trabajo junto al sacerdote, con quien “mantuvimos una relación permanente”.
A pesar de esta cercanía, Rodríguez recuerda que “en los primeros años no fue tan fácil, porque el tenia una visión estratégica diferente a la de nosotros. Pero nos hizo entender que era posible que moros y cristianos pudiéramos coordinarnos y unirnos en una organización que nos permitiera resistir y defender la vida en esos momentos duros de la dictadura”.
Los valores y actitudes que caracterizaron la labor del sacerdote fueron emotivamente detallados por la concejala. “Un cura honesto, transparente, sencillo y humilde, que le dolía la pobreza, las humillaciones y las discriminaciones. Creo que él se enamoró de La Victoria y nosotros nos enamoramos de él”, asegura Gloria Rodríguez a Felipe Pozo, mientras rememora proyectos como el “programa Un vaso de leche por cuadra que nos permitió organizar a las vecinas e incidir en la alimentación de nuestros niños. Él a todas las cosas le ponía la capacitación, la información, el estudio. Era un hombre sabio, un estadista”.
Por otro lado, si bien la lucha contra la violencia como forma de protesta fue uno de sus principales enemigos, “tuvimos el privilegio de tener un francés que era capaz de entregar su vida por defender la nuestra. Él se ponía frente a las tanquetas, se tiraba al suelo cuando la micro iba a entrar a La Victoria. Él era muy valiente en esas cosas y nosotros sentíamos una seguridad tremenda con él”.
Luego de esta conversación que se transforma en un breve recorrido por la vida del sacerdote hoy ausente, Gloria Rodríguez concluye que “el legado que Pierre trasciende más allá de la población. Toda su sabiduría y conocimiento lo puso al servicio de la clase trabajadora. Ese fue el encanto y lo que transformó su vida y la nuestra”.
La Población La Victoria, perteneciente a la comuna de Pedro Aguirre Cerda, fue el escenario para la labor pastoral de Pierre Dubois, enmarcada en los años más difíciles de la dictadura militar. El sacerdote que llegó a Chile en la década del 60 se comprometió con la defensa no violenta a los derechos humanos. Hasta por agitación política y perturbación del orden público fue acusado y expulsado del país en 1986, para luego regresar en 1990 a La Victoria, donde asentó su vida y trabajo.
Una forma de hacer iglesia pobre y obrera fue el legado de Dubois, tan ampliamente valorado y ahora extrañado por los pobladores. Entre ellos Gloria Rodríguez, ex presidenta de la Junta de Vecinos, dirigenta poblacional y hoy concejala. En entrevista con la tercera edición de Radioanálisis, la dirigenta comenta con emoción las minucias de su trabajo junto al sacerdote, con quien “mantuvimos una relación permanente”.
A pesar de esta cercanía, Rodríguez recuerda que “en los primeros años no fue tan fácil, porque el tenia una visión estratégica diferente a la de nosotros. Pero nos hizo entender que era posible que moros y cristianos pudiéramos coordinarnos y unirnos en una organización que nos permitiera resistir y defender la vida en esos momentos duros de la dictadura”.
Los valores y actitudes que caracterizaron la labor del sacerdote fueron emotivamente detallados por la concejala. “Un cura honesto, transparente, sencillo y humilde, que le dolía la pobreza, las humillaciones y las discriminaciones. Creo que él se enamoró de La Victoria y nosotros nos enamoramos de él”, asegura Gloria Rodríguez a Felipe Pozo, mientras rememora proyectos como el “programa Un vaso de leche por cuadra que nos permitió organizar a las vecinas e incidir en la alimentación de nuestros niños. Él a todas las cosas le ponía la capacitación, la información, el estudio. Era un hombre sabio, un estadista”.
Por otro lado, si bien la lucha contra la violencia como forma de protesta fue uno de sus principales enemigos, “tuvimos el privilegio de tener un francés que era capaz de entregar su vida por defender la nuestra. Él se ponía frente a las tanquetas, se tiraba al suelo cuando la micro iba a entrar a La Victoria. Él era muy valiente en esas cosas y nosotros sentíamos una seguridad tremenda con él”.
Luego de esta conversación que se transforma en un breve recorrido por la vida del sacerdote hoy ausente, Gloria Rodríguez concluye que “el legado que Pierre trasciende más allá de la población. Toda su sabiduría y conocimiento lo puso al servicio de la clase trabajadora. Ese fue el encanto y lo que transformó su vida y la nuestra”.
