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Año XVI, 18 de abril de 2024


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Lecciones del pueblo mapuche


Miércoles 24 de octubre 2012 9:34 hrs.


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La declaración de los presos de Temuco que han suspendido su huelga de hambre total nos lleva a un punto de las luchas por los derechos humanos fundamentales más complejo que hemos vivido. Nos ha remecido como pocas cosas lo pueden hacer.

El Gobierno y dirigentes mostraron su capacidad de autoritarismo y su correspondiente capacidad de “castigar porque sí”, porque tienen poder, porque controlan la fuerza y porque “este país es de ellos”. Tienen las leyes, el poder económico y la fuerza. Parlamento y Justicia son parte de la más inmoral de las manipulaciones históricas de una dictadura. “Se blanqueó”, creen, la cara de la dictadura”. Pero han dejado al país herido, despojado para beneficio de unos. El Estado ha tenido una victoria pírrica, es decir, de aquellas de las que no podrá reponerse. Ha perdido cualquier respeto que, por engaño pudiesen haber considerado. La cosecha electoral que esperaban se les pudre.

Decía hoy, en una nota aparte en que informaba y comentaba la noticia recién conocida de la decisión de los jóvenes luchadores mapuche. “Todos los sectores de la sociedad han sido tocados y se les solicita que impidan el crimen del Estado contra un pueblo. Todos y cada uno pueden hacerlo… o ser cómplices por comisión. O peor, en lo que implica de responsabilidades morales y sociales, serlo por omisión culpable, ser parte de esta vergüenza que se desarrolla ante nuestros ojos”.

Esto implica que todos debemos ponernos en pie y delimitar nuestra propia responsabilidad ante este crimen contra un grupo de jóvenes que han crecido bajo la persecución y represión de un sistema que los despoja y, para perpetuarlo, los reprime. Varios de ellos nacieron incluso después del fin de la dictadura. Pero ellos y sus propios hijos están creciendo en el mismo infierno moral y despreciable que nos ofrece una sociedad ausente de justicia y democracia, con leyes ilegítimas y protectoras de fraudes. Demasiado abuso del Estado les va a destruir su país de privilegiados y lo perderán más de lo que creen.  Chile será un país que respete a todos sus pueblos o no habrá país para nadie. El Estado fabrica el caos. La huelga de hambre la forzó el Gobierno en su soberbia.

Los jóvenes Mapuche han puesto sus vidas para decir: “De esto no queremos más” No han sido vencidos. la victoria moral es de ellos. Están vivos y seguirán luchando. No lograron asesinarlos: están vivos y lucharán contra quienes los han perseguido. Por siempre. Los oportunistas también han recibido su lección: tienen que saber dónde ponerse y demostrarlo. No quedan paraísos de protección con ventajas como han buscado tanto oportunista. Ahí vemos a quienes quieren, ellos solos, hacer la nueva Constitución: sólo protegen sus ventajas. Y eso no va a suceder. El pueblo Mapuche da una lección de dignidad en un país donde querían hacer creer que la dignidad no existía, que sólo importaba el lucro. Y nos han educado a todos porque miran más allá de este ombligo superlativo que la Concertación y la Alianza promueven. Perder el miedo, pensar en forma comunitaria, imponer el respeto para todo su pueblo son valores que van calando profundo, cada día. La juventud chilena los observa y aprende. Este es nuestro pueblo hermano: los enemigos de los Mapuche lo son también del resto de los chilenos que sufren bajo la misma violencia y saqueo.

Debemos agradecer la generosidad de estos jóvenes peñis de un pueblo que nos sigue educando para un mundo fraterno y justo. Para todos. La solidaridad y unidad de nuestros pueblos debe pararle la mano represiva al Estado. Y eso lo debemos hacer todos.

José Venturelli

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