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Arica: Visibilizacion deportiva y social ante Chile


Lunes 5 de noviembre 2012 9:08 hrs.


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Señor director:

En nuestro fútbol hay una novedad gloriosa para el extremo norte: el equipo San Marcos de Arica logró alzar la copa del campeonato de la Primera B por segunda vez en el año y así directamente es campeón de dicha categoría el 2012; logro bastante meritorio ya que se trata de un equipo sin grandes recursos económicos. No obstante, la estrategia dirigencial, la estrategia táctica, el buen desempeño de los jugadores, más el incondicional apoyo de los ariqueños (tras 27 años sin ascender), fueron suficientes para ganar el derecho a jugar en Primera División, categoría en la cual es evidente ver a los equipos de grandes capitales financieros dominar con resultados favorables, lo que en resumidas cuentas pone de manifiesto el carácter fuertemente lucrativo del fútbol chileno, en desmedro de su esencia como deporte: en desmedro de la sana competencia (ya que es desigual) y a una evolución de la misma actividad para todos (si hubiese más incentivo como país para el deporte; la pobreza, la delincuencia y la drogadicción podrían ser tratadas y menguadas de manera significativamente más eficaz).

Paralelamente, si observamos el estado de la representación política de Arica, vemos que hubo autoridades de la alcaldía enjuiciadas y apresadas; además que hace dos fines de semana, la región ostenta el segundo mayor nivel de abstención a las votaciones por alcaldes y concejales, con un 67% (siendo Magallanes la primera, con un 69%). Tampoco está demás señalar que Arica se ha caracterizado por ser “la ciudad de la eterna espera” ya que por casi cuarenta años no hubo acción significativa por parte de algún gobierno central en reactivar la economía local. Además de haber problemas en zonas urbanas y rurales, con terrenos contaminados con metales pesados (como plomo) y aguas contaminadas (con arsénico, según académicos del colegio médico de Chile), respectivamente.

Al considerar estos datos concretos, resulta natural, tras el triunfo deportivo, ver a la población de Arica saltar de alegría y entonar el himno propio, incluso con wiphalas (símbolo de los pueblos originarios, incluyendo al Aymará y al Quechua); también se puede notar una manifestación identitaria; pues resulta válido dimensionar éste logro deportivo como algo que va más allá de lo deportivo; es una visibilización ante el país: desde un extremo norte desvalorado por los distintos gobiernos centralistas, observado –muchas veces- por la propia sociedad chilena del centro-sur, como un territorio “más peruano” o más “boliviano” casi “no-chileno” (sin ánimo de desvalorar a las naciones hermanas del Perú y Bolivia). Entonces, con esto Arica “golpea la mesa” de Chile, y se visibiliza, con un mensaje de esfuerzo y mérito: desde lo más lejos al norte, con problemas de contaminación y agua –viviendo en el desierto más árido del mundo- con pocos recursos, con una tasa de desempleo históricamente alta, flanqueada por dos ciudades con zona franca hiperactivas (Iquique y Tacna) ante las cuales no puede económicamente competir; esa ciudad se logra visibilizar pacíficamente, y eso va más allá del fútbol.

Hoy Arica no solo demuestra que siempre ha sido tan chilena como Santiago, Concepción o Temuco; también muestra como su gente siempre ha confiado en su equipo, su cultura local, y que ha aprendido a lidiar (sin ser más ni menos) con la desvalorización que le tiene parte de la idiosincrasia de su propio país. Es de esperar que Arica siga visibilizando y reivindicando soluciones concretas a sus problemas de contaminación urbana y rural, alta tasa de desempleo, entre otros. Pues a juzgar por el grado de abstención en las elecciones, la población de Arica no está disponible a seguir confiando en autoridades políticas, que en décadas han hecho nada significativo por el desarrollo sustentable local.

Freddy Sebastián

El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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