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Lo que hay que saber para escoger un burbujeante brindis

Fin de año, época en que clásicamente los espumantes se lucen en nuestras mesas. En el último par de años la oferta de estos burbujeantes vinos se ha extendido y diversificado. Acá algunos datos para tener en cuenta a la hora de decidir con que brindar.

Antonella Estévez

  Lunes 17 de diciembre 2012 18:25 hrs. 
vino_espumante

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Tradicionalmente lo que conocimos como Champagne se descorchaba sólo en las grandes ocasiones. Matrimonios, bautizos, año nuevo y grandes celebraciones. Las cosas han cambiado, ya no podemos hablar de Champagne –ya que ese nombre es una Denominación de Origen que sólo pueden utilizar los vinos provenientes de esa zona de Francia- y esos deliciosos vinos burbujeantes no se beben ya exclusivamente en esos eventos. Hoy, y gracias al trabajo de algunas marcas que han desarrollado astutas campañas de marketing, los espumantes se reciben de manera más cotidiana especialmente entre las mujeres que consideran además de su elegancia y ligereza, el hecho de que, en general,  tiene menos calorías que un vino silencioso, como se denomina a los que no tienen burbujas.

¿Cómo escoger un espumante? Depende para que lo queramos. Hoy hay una buena variedad de estos vinos que nos permiten no sólo considerarlos para el aperitivo, sino también maridarlos con la comida y el postre.  Para tomar esas decisiones nos sirven saber el tipo de uva con que se hizo el vino, su método de vinificación y su dulzor.

Partamos primero por las uvas. Aunque generalmente cuando pensamos en espumosos nos imaginamos un vino blanco, existen aquellos hechos con uvas tintas. Recordemos que más allá de la piel todas las uvas son claras en su interior, el color de los vinos deviene de la cantidad de tiempo que pasen en contacto con la piel, es esta –en el caso de los tintos y los rosé- la que le otorga color al vino. Si usted encuentra una etiqueta que dice Blanc de Blancs es que ese espumante esta hecho sólo con cepas blancas, por el contrario los Blanc de Noir son espumantes elaborados sólo con uvas tintas, normalmente Pinot Noir, por lo que estos últimos tienen a ser más complejos y menos ligeros que los primeros. Por supuesto se considera también que a pesar de que los espumantes tienden a ser más ácidos y livianos, generalmente van a llevar las características de sabor y aroma de la cepa que los origina.

Luego conviene considerar el método. Durante el proceso de fermentación alcohólica se libera gran cantidad de anhídrido carbónico (CO2) que en los vinos silenciosos se deja escapar terminado el proceso y en el caso de los espumantes se busca que permanezcan en el vino.  Acá hay dos opciones:  Está el método tradicional –que es con el que se hacen los Champagne y los Cava españoles- que a través de una segunda fermentación en botella produce burbujas más finas y pequeñas, y el método Charmat que hace esta segunda fermentación en estanques de acero inoxidable. Si consideramos que la segunda fermentación requiere agregar al vino base un licor de tiraje –que con su azúcar y levaduras fomenta este proceso- entenderemos porque el método tradicional que va botella a botella es más complejo y, por lo tanto, los vinos que produce tienden a ser más caros.

Por último el dulzor. Los espumantes van desde los más secos Extra Brut o Brut Nature que tienen menos de 6 gramos de azúcar residual por litro, hasta el Doux o dulce que posee más de 50 grs. de azúcar por litro. Entre medio están: los populares Brut con menos de 15 grs. de azúcar por litros; los Extra-sec o Extra-dry con entre 12 y 20 grs. de azúcar por litro; los Sec o Dry con entre 15 y 35 grs. de azúcar por litro y los Demi-sec o Semi-dry que son medianamente dulces con entre 33 a 45 grs. de azúcar por litro.

Ahí lo tienen. Tres elementos a considerar cuando escoja su próximo espumante ya sea para celebrar que se acaba el año, que no se acaba el mundo o simplemente porque nunca falta una razón para sonreír y brindar.

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