La investigación que derrumba la historia oficial sobre la fundación de Santiago

Mucho antes que Diego de Almagro y Pedro de Valdivia pisaran tierras nacionales los Incas ya se habían apostado en lo que hoy conocermos como la Capital de Chile, Santiago. Según una investigación realizada por el Museo Nacional de Historia Natural el pueblo del norte habría extendido el Tawantinsuyu Sur y se habrían asentado entre el cerro Huelén, los distintos brazos del río Mapocho y las actuales calles Catedral y Brasil.

Mucho antes que Diego de Almagro y Pedro de Valdivia pisaran tierras nacionales los Incas ya se habían apostado en lo que hoy conocermos como la Capital de Chile, Santiago. Según una investigación realizada por el Museo Nacional de Historia Natural el pueblo del norte habría extendido el Tawantinsuyu Sur y se habrían asentado entre el cerro Huelén, los distintos brazos del río Mapocho y las actuales calles Catedral y Brasil.

Un centro administrativo Inca -urbano y político- prehispánico es lo que el arqueólogo, Jefe del Área de Antropología del Museo Nacional de Historia Natural (MNHN), Rubén Stehberg, y el historiador y académico de la Universidad Andrés Bello, Gonzalo Sotomayor, descubieron en el casco histórico de Santiago.

La investigación  “Mapocho incaico” fue realizada durante todo el año 2012 y demostró que antes que Pedro de Valdivia llegara a territorio nacional (1541), en la ciudad ya existía un centro con construcción típica, costumbres y gobernación parte del Tawantintuyu Sur.

Análisis que se evidenció  con las excavaciones que se están realizando en el Museo Chileno de Arte Precolombino, donde se han encontrado restos de cerámicas, basura y comida propias de un centro ceremonial inca.

Esta administración se emplazó entre el cerro Huelén, actual Santa Lucía, por el oriente; los dos cauces del río Mapocho por el norte y sur; y por algún punto intermedio entre las actuales calles Banderas y Brasil por el poniente, así lo explicó Rubén Stehberg, quien además, sostuvo que estos límites geográficos son los mismos usados en la ciudad de Cuzco, Perú: “Cuzco fue emplazada al pie de un cerro sagrado, Sacsayhuaman, y está flanqueado por dos esteros que confluyen en el río de Cuzco. En ese sentido hay una similitud bastante interesante”.

El arqueólogo, además, sostiene que este poblado debió ser algo similar a una provincia, y el más austral del imperio del Tawantinsuyu.

Plaza de Amas de Santiago: el tambo mayor

Pero no sólo las fronteras de estos lugares son las semejantes, sino también la construcción con la que se encontraron los investigadores.

La edificación de este centro tenía calzadas, depósitos, canales, acequias, centros de adoración de altura, edificios, viviendas, chacras, cementerios, terrenos agrícolas y otras instalaciones. El historiador Gonzalo Sotomayor sostuvo que un tema determinante fue encontrar que en Santiago existían tres canales de construcción inca: “La acequia Vitacura, la acequia madre de ‘Huachuraba’, y la acequia antigua de Tobalaba. Todas hechas a mano e independiente de la del Maipo”. Situación que habla de “una infraestructura agrícola muy potente”, indicó Stehberg.

En el lugar de la actual Municipalidad de la comuna de Santiago se encontraba el “tambo mayor” (sitio que albergaba a los altos mados Incas) y que a la llegada de Pedro de Valdivia se usó como centro de reuniones para los primeros cabildos. Según las actas de la época revisadas por Stehberg y Sotomayor “Pedro de Valdivia se hizo nombrar gobernar del tambo grande que hay junto al tambo o plaza de esta ciudad, lo que significa un reconocimiento de parte de Valdivia de los sitios incas”, explicaron.

Además, por medio de un mapa de la Plaza de Armas de la época se dieron cuenta que ésta tenía una de sus esquinas abiertas, lo que es una construcción típica del norte. “Los españoles se intalaron en los solares que rodeaban al tambo mayor y una de sus esquinas estaba abierta, la del lado sur. Casualmente, las plazas incaicas siempre tenían un lado abierto, porque eran ceremoniales y dejaban ese lado para que entrara y saliera la gente”, dijo Stehberg.

“En 1613, prosiguió, hubo un pleito entre españoles para conocer la exacta localización del camino del inca. Camino que, concluyeron, llegaba hasta los paredones viejos del ‘Inga’, que estaba exactamente en la esquina de las actuales calles Puente y Catedral, lo que evidencia que existían casas de esta organización cuando llegaron los españoles”.

La fundación de Santiago

A la llegada de Pedro de Valdivia vivían en este centro administrativo “una amalgama de grupos locales: los mapochoes (quienes vivían cerca del Río Mapocho), los diaguitas y quienes provenían del mismo Cuzco”, setenció Stehberg, quien además señaló que “no debieron ser muchos los venideros del Perú, pues en la caso de Chile central los mitimaes son diaguitas del norte chileno que estaban propagando la cultua y lengua incaica”.

Es por ello que ambos investigadores fundamentan que Valdivia “sabía a lo que venía”, pues antes ya había estado Diego de Almagro y porque, además, Valdivia “llegó con yanaconas, soldados de las etnias de la organización incaica, es decir con información exacta de lo que había acá”, dijo Sotomayor.

Situación, sostienen, que no quiere decir que Pedro de Valdivia no fundó  Santiago, por el contrario señalan que ese es un concepto occidental que no tiene que ver con las culturas indígenas. “Santiago, como concepto, fue creado por los europeos”, expuso Rubén Stehberg.

Por su parte, Somotomayor insistió que “los españoles ocuparon un espacio que ya estaba utilizado por un tipo de insfraestructura que definimos como centros administrativo, una intalación que jugaba un rol dentro de la organización de los incas que hasta antes de este artículo se pensaba que no existía o que estaba más al norte o en el valle del Aconcagua. Lo que nosotros demostramos es que la influencia del tawantinsuyu llegó hasta Santiago”.





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