Un informe de cerca de 700 páginas donde la empresa Pearson analizó exhaustivamente la Prueba de Selección Universitaria (PSU) y que, según el ministro de Educación, Harald Beyer, da cuenta, en una primera mirada, “que la PSU está muy lejos de ser una medición que cumpla con estándares internacionales”.
Esto, a juicio de Beyer, porque el estudio corrobora algo que ha manifestado con fuerza durante el último tiempo, y es que la medición aumenta las brechas sociales en el ingreso a la universidad.
“Lo que dice el informe es que las brechas socioeconómicas son más altas controlando por factores sociales de lo que uno observa en otras pruebas internacionales. Ese es un tema que debería preocuparnos. Nosotros deberíamos tener un instrumento que, cumpliendo con los estándares internacionales, logre que las brechas sean las menores posibles independientemente de cómo esté asentada la prueba de admisión. Eso no ocurre con esta PSU”, afirmó Beyer.
La autoridad señaló que hay que impulsar modificaciones relacionadas con el pilotaje y administración del banco de preguntas, la precisión de las mismas, la validez del instrumento, la manera en la que se comunican los resultados y la precisión de los puntajes.
Según indicó Harald Beyer, estas mejoras deben ser parte de una agenda de modificaciones a corto, mediano y largo plazo.
El informe manifiesta la necesidad de perfeccionar el modelo de análisis y revisión de las interrogantes incluidas en la prueba, algo que para Ignacio Sánchez, rector de la Pontificia Universidad Católica, sugiere ampliar la participación de especialistas externos al Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional en el proceso de desarrollo de la PSU.
“Hoy el Demre administra el instrumento, pero un grupo de rectores y el Consejo Técnico Asesor evalúan las políticas generales de los cambios. Lo que queremos es avanzar hacia una mayor profesionalización de ese órgano, donde puedan haber representantes de los rectores y otros actores y que pueda haber un órgano más ejecutivo que tome el análisis y haga las propuestas para avanzar en forma más expedita en los cambios que tiene que sufrir el instrumento”, indicó Sánchez.
Aldo Valle, rector de la Universidad de Valparaíso y presidente del Consorcio de Universidades Estatales, dijo compartir la idea de que el CRUCH requiere de más análisis e investigación en la construcción del instrumento.
Eso sí, el académico tuvo un análisis distinto sobre la supuesta discriminación socioeconómica que produciría la PSU, afirmando que “las brechas no las genera el instrumento, sino que están 12 años antes, en la enseñanza básica y media”.
“Nuestro sistema escolar no tiene estándares internacionales y desde luego en materia de equidad tampoco los tiene. Es más, se ha dicho y se ha aceptado que nuestro sistema es altamente segregador y eso se manifiesta finalmente en unas pruebas de selección. Cuando se examinan los resultados del Simce ahí también se refleja que la educación municipal tiene rendimientos muy distintos a la particular pagada. Eso se convierte luego en una argumento para decir que el instrumento, entonces, no está tan equivocado”, indicó.
Tanto el ministro de Educación como las autoridades del Cruch comenzarán a analizar las posibles modificaciones a la PSU durante marzo, específicamente el 7 y 28 de ese mes, cuando sesione el Consejo de Rectores.
Revise las principales conclusiones del informe aquí
Un informe de cerca de 700 páginas donde la empresa Pearson analizó exhaustivamente la Prueba de Selección Universitaria (PSU) y que, según el ministro de Educación, Harald Beyer, da cuenta, en una primera mirada, “que la PSU está muy lejos de ser una medición que cumpla con estándares internacionales”.
Esto, a juicio de Beyer, porque el estudio corrobora algo que ha manifestado con fuerza durante el último tiempo, y es que la medición aumenta las brechas sociales en el ingreso a la universidad.
“Lo que dice el informe es que las brechas socioeconómicas son más altas controlando por factores sociales de lo que uno observa en otras pruebas internacionales. Ese es un tema que debería preocuparnos. Nosotros deberíamos tener un instrumento que, cumpliendo con los estándares internacionales, logre que las brechas sean las menores posibles independientemente de cómo esté asentada la prueba de admisión. Eso no ocurre con esta PSU”, afirmó Beyer.
La autoridad señaló que hay que impulsar modificaciones relacionadas con el pilotaje y administración del banco de preguntas, la precisión de las mismas, la validez del instrumento, la manera en la que se comunican los resultados y la precisión de los puntajes.
Según indicó Harald Beyer, estas mejoras deben ser parte de una agenda de modificaciones a corto, mediano y largo plazo.
El informe manifiesta la necesidad de perfeccionar el modelo de análisis y revisión de las interrogantes incluidas en la prueba, algo que para Ignacio Sánchez, rector de la Pontificia Universidad Católica, sugiere ampliar la participación de especialistas externos al Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional en el proceso de desarrollo de la PSU.
“Hoy el Demre administra el instrumento, pero un grupo de rectores y el Consejo Técnico Asesor evalúan las políticas generales de los cambios. Lo que queremos es avanzar hacia una mayor profesionalización de ese órgano, donde puedan haber representantes de los rectores y otros actores y que pueda haber un órgano más ejecutivo que tome el análisis y haga las propuestas para avanzar en forma más expedita en los cambios que tiene que sufrir el instrumento”, indicó Sánchez.
Aldo Valle, rector de la Universidad de Valparaíso y presidente del Consorcio de Universidades Estatales, dijo compartir la idea de que el CRUCH requiere de más análisis e investigación en la construcción del instrumento.
Eso sí, el académico tuvo un análisis distinto sobre la supuesta discriminación socioeconómica que produciría la PSU, afirmando que “las brechas no las genera el instrumento, sino que están 12 años antes, en la enseñanza básica y media”.
“Nuestro sistema escolar no tiene estándares internacionales y desde luego en materia de equidad tampoco los tiene. Es más, se ha dicho y se ha aceptado que nuestro sistema es altamente segregador y eso se manifiesta finalmente en unas pruebas de selección. Cuando se examinan los resultados del Simce ahí también se refleja que la educación municipal tiene rendimientos muy distintos a la particular pagada. Eso se convierte luego en una argumento para decir que el instrumento, entonces, no está tan equivocado”, indicó.
Tanto el ministro de Educación como las autoridades del Cruch comenzarán a analizar las posibles modificaciones a la PSU durante marzo, específicamente el 7 y 28 de ese mes, cuando sesione el Consejo de Rectores.
Revise las principales conclusiones del informe aquí
Un informe de cerca de 700 páginas donde la empresa Pearson analizó exhaustivamente la Prueba de Selección Universitaria (PSU) y que, según el ministro de Educación, Harald Beyer, da cuenta, en una primera mirada, “que la PSU está muy lejos de ser una medición que cumpla con estándares internacionales”.
Esto, a juicio de Beyer, porque el estudio corrobora algo que ha manifestado con fuerza durante el último tiempo, y es que la medición aumenta las brechas sociales en el ingreso a la universidad.
“Lo que dice el informe es que las brechas socioeconómicas son más altas controlando por factores sociales de lo que uno observa en otras pruebas internacionales. Ese es un tema que debería preocuparnos. Nosotros deberíamos tener un instrumento que, cumpliendo con los estándares internacionales, logre que las brechas sean las menores posibles independientemente de cómo esté asentada la prueba de admisión. Eso no ocurre con esta PSU”, afirmó Beyer.
La autoridad señaló que hay que impulsar modificaciones relacionadas con el pilotaje y administración del banco de preguntas, la precisión de las mismas, la validez del instrumento, la manera en la que se comunican los resultados y la precisión de los puntajes.
Según indicó Harald Beyer, estas mejoras deben ser parte de una agenda de modificaciones a corto, mediano y largo plazo.
El informe manifiesta la necesidad de perfeccionar el modelo de análisis y revisión de las interrogantes incluidas en la prueba, algo que para Ignacio Sánchez, rector de la Pontificia Universidad Católica, sugiere ampliar la participación de especialistas externos al Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional en el proceso de desarrollo de la PSU.
“Hoy el Demre administra el instrumento, pero un grupo de rectores y el Consejo Técnico Asesor evalúan las políticas generales de los cambios. Lo que queremos es avanzar hacia una mayor profesionalización de ese órgano, donde puedan haber representantes de los rectores y otros actores y que pueda haber un órgano más ejecutivo que tome el análisis y haga las propuestas para avanzar en forma más expedita en los cambios que tiene que sufrir el instrumento”, indicó Sánchez.
Aldo Valle, rector de la Universidad de Valparaíso y presidente del Consorcio de Universidades Estatales, dijo compartir la idea de que el CRUCH requiere de más análisis e investigación en la construcción del instrumento.
Eso sí, el académico tuvo un análisis distinto sobre la supuesta discriminación socioeconómica que produciría la PSU, afirmando que “las brechas no las genera el instrumento, sino que están 12 años antes, en la enseñanza básica y media”.
“Nuestro sistema escolar no tiene estándares internacionales y desde luego en materia de equidad tampoco los tiene. Es más, se ha dicho y se ha aceptado que nuestro sistema es altamente segregador y eso se manifiesta finalmente en unas pruebas de selección. Cuando se examinan los resultados del Simce ahí también se refleja que la educación municipal tiene rendimientos muy distintos a la particular pagada. Eso se convierte luego en una argumento para decir que el instrumento, entonces, no está tan equivocado”, indicó.
Tanto el ministro de Educación como las autoridades del Cruch comenzarán a analizar las posibles modificaciones a la PSU durante marzo, específicamente el 7 y 28 de ese mes, cuando sesione el Consejo de Rectores.
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