Tanto la renuncia de Benedicto XVI como el cónclave que elegirá a su sucesor se desarrollarán en medio de las denuncias de supuestos casos de corrupción interna y mala gestión en el Vaticano. A esto se suma la indignación de las víctimas de abusos sexuales por parte de miembros de la iglesia, en varias partes del mundo, pues muchos de los cardenales que votarán en marzo están directamente involucrados en estos delitos o en el encubrimiento de éstos.
Entre los cuestionados se encuentra el cardenal y ex arzobispo de Los Ángeles, Roger Mahony, quien se negó a denunciar cientos de abusos de niños bajo su mandato. Pese a la oposición del colectivo estadounidense Catholic United y de las víctimas, Mahony ya se encuentra en Roma.
Sin ir más más lejos, en Chile las víctimas de los abusos de Fernando Karadima, ex párroco de la Iglesia del Bosque, criticaron la asistencia del ex cardenal Francisco Javier Errázuriz al Vaticano para participar en la votación del nuevo Papa. Errázuriz fue mencionado este miércoles por el New York Times como uno de los religiosos cuestionados que estará en el cónclave, junto a otros cardenales de Bélgica e Italia.
Uno de los querellantes del caso Karadima, Juan Carlos Cruz, señaló a Radio Universidad de Chile que el ex cardenal está moralmente imposibilitado de participar en la instancia por su actuación en el caso Karadima.
Cruz advirtió que Errázuriz “es un encubridor de abusos sexuales. La iglesia chilena queda mal, porque tenemos un pésimo representante, que es mundialmente reconocido como encubridor de estos abusos y que está a la altura de los cardenales que están siendo acusados en varias partes del mundo”.
Jaime Coiro, vocero de la Conferencia Episcopal, indicó que pese a las acusaciones de las víctimas del caso, Errázuriz reconoció las faltas que comentió después de saber sobre los abusos sexuales cometidos por Karadima. Coiro precisó además que la participación de Errázuriz en el cónclave está asegurada ya que, según indicó, es “por derecho propio por la edad que tiene”.
En esa línea, el vocero de la Conferencia Episcopal descartó que se pueda evaluar un eventual reemplazo.
Junto a Karadima hay varios prelados de otros países que se suman a los cuestionamientos por encubrimiento o conductas pederastas. Entre ellos, monseñor Anthony Bevilacqua, cardenal arzobispo de Filadelfia, el cardenal Egan, de Nueva York; el cardenal Keeler, de Baltimore; y el cardenal Bernard Francis Law, obligado a dimitir de su diócesis de Boston en 2003.
A todo esto se suman las polémicas declaraciones del obispo de Tenerife, monseñor Bernardo Álvarez, quien señaló en 2007 que” habían menores que consentían y deseaban los abusos de que eran objeto”, y que “hay adolescentes de 13 años, que son menores pero están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso, si te descuidas, te provocan”.
Siempre en el viejo continente, las denuncias de que prelados irlandeses, austriacos, belgas y alemanes ocultaron, defendieron, justificaron o bien practicaron la pederastia, aumentan aún más la desconfianza que rodea al cónclave que se realizará en marzo, y enrarece el ambiente en horas previas a la dimisión de Benedicto XVI.