La organización Avaaz.org tiene una comunidad virtual de 25 millones de personas a nivel global. La campaña lanzada en días recientes busca movilizar a la comunidad contra el proyecto de Ley que busca regular derechos sobre obtenciones vegetales, derogar ley N° 19.342, y operacionalizar el Convenio Internacional para la Protección de Obtenciones Vegetales (de la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales, UPOV), ratificado por el Congreso. Este tratado internacional establece derechos de propiedad intelectual y patentes para la industria de semillas transgénicas, y es visto por las organizaciones ciudadanas, campesinas e indígenas como un daño para las semillas nativas, y un favor a la consolidación del monopolio de la empresa Monsanto, que tiene el 90% del mercado global de semillas producidas mediante biotecnología.
Laura Rico, coordinadora de campañas de América Latina para la organización ciudadana Avaaz.org, dijo que al entrar a la página web de la organización, es posible escribir un mensaje que va directo a los senadores que deciden sobre este proyecto.
“Lo importante es que las compañías saben que las protestas están creciendo y ha sido muy importante la movilización en Chile y un grito contundente para que los senadores entierren la ley Monsanto y no las semillas chilenas, que escuchen a la gente y no al lobby corporativo y al lobby transgénico”, asegura.
Paralelamente, la representante de la Fundación Sociedades Sustentables y bióloga y doctora en zoología de la Universidad de Liverpool, María Isabel Manzur, identificó los alimentos transgénicos presentes en Chile para así evitar su consumo.
“Los alimentos transgénicos son maíz, soya, el rapso, la canola y el algodón. Entonces, cualquier alimento derivado de maíz o soya, que es lo más común, el aceite de maíz, la carne de soya, la leche de soya, la harina de maíz, todo eso puede tener transgénicos, sobre todo la soya. Nosotros importamos de Argentina caso toda la soya y toda la soya argentina es transgénica”, explica.
El principal cuestionamiento contra el proyecto de “Ley Monsanto” es la merma de derechos que significaría para usos tradicionales de semillas por parte de agricultores e indígenas, que verían amenazada su propiedad, tanto porque serían obligados a patentarla, como por el hecho de que algunas empresas podrían adelantarse a esto, según explicó el vocero de la organización no gubernamental Chile Sin Transgénicos, Iván Santandreu.
“Los agricultores tenían los derechos tradicionales, a guardar sus semillas e intercambiarlas. Hoy día, con esta nueva ley, los agricultores no tendrían ninguno de esos derechos, ellos tendrían que comprar las semillas año a año, con lo cual prácticas ancestrales de carácter milenario de los pueblos originarios y de los campesinos serían ilegalizadas de la noche a la mañana. Aparte de eso, la nueva ley que se propone extiende los derechos de protección intelectual de vegetales y hortalizas de 20 a 25 años, de 15 a 18 años, incluso el agricultor ya no es dueño de lo que cosecha”, advierte.
Las campañas contra este proyecto lograron que hace 2 semanas, 18 senadores de la Concertación y 3 de Renovación Nacional firmaran una carta en la cual rechazan el proyecto de obtenciones vegetales, con lo cual el Gobierno se quedó sólo con 16 votos de la mayoría de los senadores de la Alianza. Por eso, quitó la suma urgencia con que se tramitaba el proyecto, y así la iniciativa está ahora al final de la tabla.
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