En el mes de octubre se aplicará una nueva serie de pruebas Simce que esta vez alcanza a 15 test dirigido a los estudiantes de segundo, cuarto, sexto y octavo básico, y segundo medio (el 2014 la cifra aumentará a 17).
Su función, dice la Agencia de Calidad de la Educación, es un sistema de evaluación que provee de información sobre el funcionamiento del sistema educativo. Sin embargo, “a esta definición se suma la proyección sobre cómo hacer las clases y una neurotización de la escuela equivalente a la tontificación de la función docente”, dice el académico de la Usach, Jaime Retamal.
Este experto en educación junto a profesores, estudiantes, apoderados, Premios Nacionales, y muchos otras personas, son parte del movimiento “Alto al Simce”. Campaña sin color político que desea frenar la implementación y uso actual de la prueba en cuestión.
Lo anterior porque “estamos convencidos que el Simce se ha convertido en uno de los pilares fundamentales de la educación de mercado y tiene consecuencias nefastas para los actores educativos y las escuelas”, dice el sitio web que alberga la campaña.
“Es un conjunto de académicos e investigadores jóvenes que han tomado la iniciativa por la evidencia internacional del daño que hacen las pruebas estandarizadas”, asegura Retamal. Y agrega: “Es sentido común. Si uno como padre quiere a su hijo como una máquina en responder preguntas, entonces démosle al Simce, pero si lo prefiere reflexivo y que sea capaz de cambiar la realidad de Chile, digamos alto”.
Opinión compartida por Andrés Fielbaum, quien sostiene que los exámenes estandarizados “van de la mano con el sistema educacional que tenemos, donde se privilegia una educación individualista y no colectiva y con sentido país”.
Según el profesor de educación de la Universidad de Santiago, “el Simce es un control de calidad que quieren certificar el producto que está saliendo en estas industrias de capital humano que se han transformado las escuelas y liceos, sin entender que el mercado es diametralmente opuesto a una concepción adecuada de la educación”.
“Y es terrible porque se premia y se castiga, sin tener en cuenta las condiciones económicas y sociales en las que funciona el establecimiento”, dice Retamal con apoyo de Fielbaum, quien sostiene que al sancionar al que no obtiene buenos resultados lo único que se hace es reprimir las capacidades de los estudiantes”.
El Simce sólo mide
El movimiento “Alto al simce” “no quiere decir no a las mediciones, sino dar a entender que este sistema sólo estandariza, pero no resuelve los problemas. Lo que hay que hacer es ver qué y cómo vamos a medir y cómo vamos a usar los datos”, explica Retamal.
“Si seguimos con la fórmula con que se maneja actualmente la prueba sólo vamos a estigmatizar, cómo pretende que un colegio de elite sea igual a un establecimiento municipal pobre, no se pueden comparar. Entonces todos arrancan de ellos, porque se estigmatiza y lo mismo pasa con la PSU y la acreditación”, señala el dirigente estudiantil. Y añade que la Agencia de Calidad se está convirtiendo en un especie de semáforo de Joaquín Lavín encubierto, porque es volver a ponerle colores o adjetivos a los colegios en una realidad adversa”.
Además, dicen ambos invitados del programa Educación en el Aire, “con estas pruebas se eliminan las artes, filosofía e historia, porque lo relevante es responder las pruebas, y la prueba Inicia también va en ese camino, porque les dicen a los profesores: ‘ustedes sólo tienen que enseñar lo que la prueba inicia pregunta, que es lo que luego el Simce consulta’”, concluye el académico.
Para más información al respecto está el sitio web www.alto-al-simce.org.
En el mes de octubre se aplicará una nueva serie de pruebas Simce que esta vez alcanza a 15 test dirigido a los estudiantes de segundo, cuarto, sexto y octavo básico, y segundo medio (el 2014 la cifra aumentará a 17).
Su función, dice la Agencia de Calidad de la Educación, es un sistema de evaluación que provee de información sobre el funcionamiento del sistema educativo. Sin embargo, “a esta definición se suma la proyección sobre cómo hacer las clases y una neurotización de la escuela equivalente a la tontificación de la función docente”, dice el académico de la Usach, Jaime Retamal.
Este experto en educación junto a profesores, estudiantes, apoderados, Premios Nacionales, y muchos otras personas, son parte del movimiento “Alto al Simce”. Campaña sin color político que desea frenar la implementación y uso actual de la prueba en cuestión.
Lo anterior porque “estamos convencidos que el Simce se ha convertido en uno de los pilares fundamentales de la educación de mercado y tiene consecuencias nefastas para los actores educativos y las escuelas”, dice el sitio web que alberga la campaña.
“Es un conjunto de académicos e investigadores jóvenes que han tomado la iniciativa por la evidencia internacional del daño que hacen las pruebas estandarizadas”, asegura Retamal. Y agrega: “Es sentido común. Si uno como padre quiere a su hijo como una máquina en responder preguntas, entonces démosle al Simce, pero si lo prefiere reflexivo y que sea capaz de cambiar la realidad de Chile, digamos alto”.
Opinión compartida por Andrés Fielbaum, quien sostiene que los exámenes estandarizados “van de la mano con el sistema educacional que tenemos, donde se privilegia una educación individualista y no colectiva y con sentido país”.
Según el profesor de educación de la Universidad de Santiago, “el Simce es un control de calidad que quieren certificar el producto que está saliendo en estas industrias de capital humano que se han transformado las escuelas y liceos, sin entender que el mercado es diametralmente opuesto a una concepción adecuada de la educación”.
“Y es terrible porque se premia y se castiga, sin tener en cuenta las condiciones económicas y sociales en las que funciona el establecimiento”, dice Retamal con apoyo de Fielbaum, quien sostiene que al sancionar al que no obtiene buenos resultados lo único que se hace es reprimir las capacidades de los estudiantes”.
El Simce sólo mide
El movimiento “Alto al simce” “no quiere decir no a las mediciones, sino dar a entender que este sistema sólo estandariza, pero no resuelve los problemas. Lo que hay que hacer es ver qué y cómo vamos a medir y cómo vamos a usar los datos”, explica Retamal.
“Si seguimos con la fórmula con que se maneja actualmente la prueba sólo vamos a estigmatizar, cómo pretende que un colegio de elite sea igual a un establecimiento municipal pobre, no se pueden comparar. Entonces todos arrancan de ellos, porque se estigmatiza y lo mismo pasa con la PSU y la acreditación”, señala el dirigente estudiantil. Y añade que la Agencia de Calidad se está convirtiendo en un especie de semáforo de Joaquín Lavín encubierto, porque es volver a ponerle colores o adjetivos a los colegios en una realidad adversa”.
Además, dicen ambos invitados del programa Educación en el Aire, “con estas pruebas se eliminan las artes, filosofía e historia, porque lo relevante es responder las pruebas, y la prueba Inicia también va en ese camino, porque les dicen a los profesores: ‘ustedes sólo tienen que enseñar lo que la prueba inicia pregunta, que es lo que luego el Simce consulta’”, concluye el académico.
Para más información al respecto está el sitio web www.alto-al-simce.org.
En el mes de octubre se aplicará una nueva serie de pruebas Simce que esta vez alcanza a 15 test dirigido a los estudiantes de segundo, cuarto, sexto y octavo básico, y segundo medio (el 2014 la cifra aumentará a 17).
Su función, dice la Agencia de Calidad de la Educación, es un sistema de evaluación que provee de información sobre el funcionamiento del sistema educativo. Sin embargo, “a esta definición se suma la proyección sobre cómo hacer las clases y una neurotización de la escuela equivalente a la tontificación de la función docente”, dice el académico de la Usach, Jaime Retamal.
Este experto en educación junto a profesores, estudiantes, apoderados, Premios Nacionales, y muchos otras personas, son parte del movimiento “Alto al Simce”. Campaña sin color político que desea frenar la implementación y uso actual de la prueba en cuestión.
Lo anterior porque “estamos convencidos que el Simce se ha convertido en uno de los pilares fundamentales de la educación de mercado y tiene consecuencias nefastas para los actores educativos y las escuelas”, dice el sitio web que alberga la campaña.
“Es un conjunto de académicos e investigadores jóvenes que han tomado la iniciativa por la evidencia internacional del daño que hacen las pruebas estandarizadas”, asegura Retamal. Y agrega: “Es sentido común. Si uno como padre quiere a su hijo como una máquina en responder preguntas, entonces démosle al Simce, pero si lo prefiere reflexivo y que sea capaz de cambiar la realidad de Chile, digamos alto”.
Opinión compartida por Andrés Fielbaum, quien sostiene que los exámenes estandarizados “van de la mano con el sistema educacional que tenemos, donde se privilegia una educación individualista y no colectiva y con sentido país”.
Según el profesor de educación de la Universidad de Santiago, “el Simce es un control de calidad que quieren certificar el producto que está saliendo en estas industrias de capital humano que se han transformado las escuelas y liceos, sin entender que el mercado es diametralmente opuesto a una concepción adecuada de la educación”.
“Y es terrible porque se premia y se castiga, sin tener en cuenta las condiciones económicas y sociales en las que funciona el establecimiento”, dice Retamal con apoyo de Fielbaum, quien sostiene que al sancionar al que no obtiene buenos resultados lo único que se hace es reprimir las capacidades de los estudiantes”.
El Simce sólo mide
El movimiento “Alto al simce” “no quiere decir no a las mediciones, sino dar a entender que este sistema sólo estandariza, pero no resuelve los problemas. Lo que hay que hacer es ver qué y cómo vamos a medir y cómo vamos a usar los datos”, explica Retamal.
“Si seguimos con la fórmula con que se maneja actualmente la prueba sólo vamos a estigmatizar, cómo pretende que un colegio de elite sea igual a un establecimiento municipal pobre, no se pueden comparar. Entonces todos arrancan de ellos, porque se estigmatiza y lo mismo pasa con la PSU y la acreditación”, señala el dirigente estudiantil. Y añade que la Agencia de Calidad se está convirtiendo en un especie de semáforo de Joaquín Lavín encubierto, porque es volver a ponerle colores o adjetivos a los colegios en una realidad adversa”.
Además, dicen ambos invitados del programa Educación en el Aire, “con estas pruebas se eliminan las artes, filosofía e historia, porque lo relevante es responder las pruebas, y la prueba Inicia también va en ese camino, porque les dicen a los profesores: ‘ustedes sólo tienen que enseñar lo que la prueba inicia pregunta, que es lo que luego el Simce consulta’”, concluye el académico.
Para más información al respecto está el sitio web www.alto-al-simce.org.
