Todo partió en 1969, cuando un joven fotógrafo Luis Poirot (72) disparaba a diestra y siniestra pero copiando las técnicas de los ya avanzados en el tema. No obstante ese año viajó a Estados Unidos y descubrió su propio estilo. “Siempre los autodidactas partimos copiando de las revistas y libros, yo hice eso desvergonzadamente. De repente el viaje a Nueva York causó tal impacto que reaccioné a lo que veía”. Y agrega que de regreso en Santiago entendió que su camino iba en ser consecuente con su emocionalidad.

Luego de ese encuentro con su profesión, Luis Poirot vuelve a presentarse en Chile con la muestra “La sopa derramada”, donde desempolva 150 instantáneas que dan cuenta del ejercicio fotográfico que realizó durante la Unidad Popular.

Cada una de las imágenes expuestas fue ampliada por el propio artista en el laboratorio de su hogar. La selección fue realizada por el autor, quien señala que “todas las imágenes son momentos y recuerdos mezcla de alegría y dolor, por eso las escogí, porque tienen un sentido y están teñidas de alguna emoción”.

Trabajo

Antes de realizar estas fotografías, Poirot trabajó para revistas y la editorial Zig- Zag, y estudió teatro en la Universidad de Chile donde conoció a Víctor Jara, con quien laboró “codo a codo” como director, ayudante y fotógrafo de distintas compañías.

Además, fue parte de la campaña presidencial de Salvador Allende en 1970, y retrató importantes momentos de aquella presidencia, como lo ocurrido con la venida de Fidel Castro y el llamado “tanquetazo” el 24 de junio de 1973 donde entró a la Moneda y capturó cómo quedó ésta después de la intervención.

Algo parecido hizo el 11 de septiembre del mismo año, cuando llegó a la actual plaza de la ciudadanía e intentó ingresar al palacio de gobierno sin lograrlo. Su reacción innata, de todas maneras, fue alumbrar con su flash el lugar y capturar el frontis de la casa de gobierno bombardeada. Imagen que ahora recibe al público en la exposición.

Han pasado 40 años del golpe de Estado y el autor sostiene que cuando lee o ve en televisión imágenes de la Unidad Popular le parece que están hablando de otro país, “no son los recuerdos que yo tengo de ese momento y me parece que se ha transmitido una versión parcial y distorsionada del período. Acá se hace mucho énfasis en la violencia, cuando eso sólo lo hacían los partidos de oposición, y por el contrario era un momento de mucha alegría y creatividad y eso quise transmitir, como una carta a mis hijas para que vieran lo que vivió su padre”.

Víctor Jara retratado por Luis Poirot

Muestra

El estreno de “La sopa derramada” se realizó justo un año antes de cumplirse 5 décadas de carrera, por lo que el festejo fue doble: la inauguración y la previa al aniversario (el 2014 expondrá en el Museo de Bellas Artes). Una pregunta que dio vueltas durante el evento era el nombre de la muestra ¿Por qué la sopa derramada?

Al respecto el autor explica entre risas que no quería un nombre evidente, “sino que sea materia de interpretación o de darle vuelta”. Y añadió que “entonces la idea de la comida encima de la mesa y que alguien de pronto pegue un sacudón o la golpee genera algún suceso, ¿no? Esa es la historia”.

Y es una de las funciones de la fotografía reconoce Poirot, quien insiste que cada uno debe encontrar su propio estilo y para eso recomienda leer y ver libros del área, pero lamenta que ahora las escuelas, institutos y universidades que imparten la materia no tengan bibliotecas adecuadas.

Este trabajador de lo análoga dice que actualmente “a los jóvenes no les enseñan la fotografía química y en blanco y negro que es el sustento de lo que hoy conocemos, y no les dan una base firme sobre la cual desarrollar su lenguaje”.

“La sopa derramada” se presenta en el museo de la Memoria y los Derechos Humanos hasta el 1 de diciembre con entrada gratuita.