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En la antesala de una derrota

Columna de opinión por Hugo Mery
Domingo 13 de octubre 2013 20:52 hrs.


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La derecha ya tomó conciencia plena  de su segura derrota en las elecciones  presidenciales  de un mes más y ahora sólo apuesta a conservar el segundo lugar en un balotaje y a impedir  algunos de los doce doblajes que la Nueva Mayoría pretende en diputados y los dos en senadores.

Eso al menos, porque las amenazas de doblajes  son en más de doce distritos, y en cuatro circunscripciones senatoriales. Y el desafío planteado por Franco Parisi de hacerse con el  segundo lugar no es del todo descartable, lo que  sería un terremoto político. Pero, ¿no es un terremoto todo lo sucedido en la Alianza desde la baja forzada de Golborne en la presidencial?  Impuesta por la UDI  y el Gobierno, la candidatura de Matthei ha mostrado asperezas en aumento  al interior del oficialismo, con  Allamand y Ossandón restándose  de una postulante a la que no  le guardan afecto, y con una conducta de Piñera que ha torpedeado inmisericordemente a su  ex ministra, hasta sacarla de los medios y no dejar que se posicione ante la ciudadanía durante más  de cinco semanas , desde que decidió conmemorar el Golpe de Estado de hace 40 años en La Moneda, lanzando en la previa  un anatema contra los “cómplices pasivos” de los atropellos a los Derechos Humanos.

Entremedio, se dio el lujo de calificar como un error de Matthei el votar por el Sí  en el plebiscito presidencial de Pinochet, ocasión en la que ya deslizó el concepto  que era posible  que  Bachelet ganase la  elección, lo que reiteró la semana pasada en la revista “Cosas”, al decir que, sin duda, la primera opción la tenía la ex Presidenta, hasta finalmente adelantarse por minutos a la declaración de Matthei de que la llamada a elección  del régimen militar, dictadura o gobierno de fuerza -como quiera llamársele, dijo- constituyó un “hito” en la historia democrática de Chile.

En Manila, el Jefe de Estado celebró la “sabia decisión“ del pueblo, a la que contribuyeron  todos los sectores, como un gesto  alabado en todo el mundo.

Matthei estuvo segura y firme en lo que dijo, pero sin duda que exageró al decir que  el gesto  “decente” del régimen autoritario de respetar el veredicto  de las urnas  es mucho decir de una  tiranía que cometió  tantos crímenes de lesa humanidad.

La conducta de Piñera llevó al  jefe de la UDI a decir  que ahora él  tenía mayor responsabilidad por la eventual derrota del sector y al de RN a proclamar que más  que los deseos de  reelegirse  del actual Presidente,  el “gran drama de la política es que se está incubando  un problema mucho mayor  que el de 2017”, con los cambios constitucionales que se proyectan.

El desdibujamiento de Matthei se produce también por la embestida del independiente Franco Parisi  para quitarle el segundo lugar. A sus provocaciones durante el Foro-no Debate  de la Asociación  Nacional de la Prensa ella se escurrió, pero finalmente la traicionó su carácter, ninguneándolo entre risas  y precisando  que no hablaría con él porque no estaría “en el  Parlamento ni  en ninguna  parte” y que no quería “robarle pantalla”.

Es justo el “matonaje” que él necesita  de la candidata este economista asesor y mediático profesor que en 1999 votó erráticamente en primera vuelta por Lavín en segunda por Lagos, para en los años siguientes volcarse al piñerismo.  Del l5 por ciento que alcanza en algunas encuestas, según la derecha, al menos un diez por ciento proviene de electores decepcionados con la candidata  de esta  Alianza engarzada en disputas sin fin.

Notorios fueron los guiños de ella a Marco Enríquez-Ominami, al que sí respondió sus serias posiciones. Claro, ella necesitaría de sus votos si pasa a segunda vuelta y como Parisi sólo aspira a “jubilarla”, precisa de  un ex díscolo, que de novedad del año 2009 pasó a ser un candidato más maduro, preocupado de transmitir un programa bien estructurado.

Todo esto tiene más sentido  para el voto duro e informado  que se emitirá o no el l7 de noviembre, según sea el nivel de cansancio por las peleas entre dirigentes o de relajo porque la elección de Bachelet estaría  asegurada.

En esta dirección operará  también la emisión de un programa de cien páginas  que nadie leerá y que llamará la atención más por sus titulares, los que Bachelet ha estado vertiendo a cuenta gotas, antes de entregar  el documento final recién en la próxima quincena.

Esto será importante en la medida que responda  a dos definiciones pendientes: cómo se abordará la propuesta de una nueva Constitución y los temas llamados “valóricos” que son más  bien “corporales”, en especial los de la cintura para abajo, excepto el de la eutanasia.

Autoomitida del Foro de Coquimbo (no se sabe si ganó  o perdió al no asistir, igual la aludieron  arto), si a Matthei  le pasó una cosa u otra al verse enfrentada  a siete candidatos, al menos seis  antisistema. Quedan las dos comparecencias ineludibles ante la Archi y  la Anatel y todo lo que pueda suceder hasta el inminente día de los comicios.

Por ahora, no deja de llamar la atención que, al contrario de las encuestas (sin valor predictivo, por la incertidumbre de la abstención), se han hecho frecuentes los  descreimientos de líderes sociales  y de opinión , incluyendo a artistas e intelectuales, que no creen que la ex Presidenta vaya a  acometer ahora lo que  no hizo  durante su mandato, cediendo a las presiones e intereses de los poderes  fácticos.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.