“El señor Galíndez” cruza la cordillera y se instala en el Teatro Nacional Chileno
La obra, elaborada a partir de un texto del argentino Eduardo Pavlovsky, se pregunta cómo es la vida cotidiana de un par de torturadores. Se presenta hasta el 16 de noviembre.
Rodrigo Alarcón L.
Martes 22 de octubre 2013 18:44 hrs.
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¿Cómo es el día a día de un torturador? ¿Por qué acepta ese trabajo? Preguntas de este tipo son las que se hace El señor Galíndez, el montaje que la compañía Teatro Amplio está presentando hasta mediados de noviembre en el Teatro Nacional Chileno.
La obra se centra en Beto y Pepe, dos personajes que instalados en una sencilla oficina conversan trivialidades, se contactan con sus familias y hablan de su trabajo como si fuera cualquier otro.
El texto fue escrito por el argentino Eduardo Pavlovsky en 1973 y ha sido adaptado al contexto de la dictadura chilena, con dirección del debutante Antonio Altamirano y actuaciones de Luis Dubó, Gabriela Medina, Roxana Naranjo y Daniel Antivilo, entre otros.
Para vincularlo al contexto local, la compañía trabajó también con el periodista Javier Rebolledo, autor de los libros La danza de los cuervos y Tejas Verdes, el origen del exterminio en Chile.
El director Antonio Altamirano explicó que la obra escoge mostrar la vida cotidiana de los personajes y permite observar cómo las labores que desarrollaron durante la dictadura también se han proyectado hasta el presente, de diferentes formas: “Puede ser la complicidad civil o estos mismos agentes, quienes trabajaron durante mucho tiempo fortaleciendo y aportando al sistema dictatorial no solo en Chile, sino también en Argentina, Uruguay, Perú y Brasil. En la obra uno no ve a dos personas torturando en escena, sino que ve el lado cotidiano de estas personas. En ese sentido, también permite ver cómo ciertas personas mantienen ciertas conductas, porque muchos de los agentes que trabajaron en la DINA o la CNI hoy están en cargos públicos o crearon empresas de guardias de seguridad y en el 2013 siguen trabajando como si nada hubiera pasado”, dijo al programa Radiópolis de Radio Universidad de Chile.
Asimismo, Antonio Altamirano consideró que la obra permite dar cuenta de las similitudes que existían entre las distintas dictaduras latinoamericanas. De este modo, dijo, un texto argentino escrito en 1973 puede hablar perfectamente de lo que ocurrió en Chile a partir de ese mismo año, luego del golpe militar: “Que un texto argentino se cruce con una similitud chilena te hace ver cómo este trabajo estaba pensado y fue un modelo que se replicó en muchos países. De cierta manera, aunque suene pesimista, lo único que nos une en Latinoamérica son las dictaduras. Esto estaba pensado y planificado para que se dieran ciertos patrones de conducta en distintos países. Es una mirada argentina pero de una forma chilena, con modismos y contexto chileno. Es interesante ver las similitudes de realidades similares, como fueron las dictaduras latinoamericanas”, explicó.
El señor Galíndez se puede ver los jueves, viernes y sábados en el Teatro Nacional Chileno, con funciones a las 20 horas que se desarrollarán hasta el 16 de noviembre. Las entradas tienen valores de seis mil pesos para público general, tres mil para estudiantes y tercera edad y 1.500 en jueves populares.
¿Cómo es el día a día de un torturador? ¿Por qué acepta ese trabajo? Preguntas de este tipo son las que se hace El señor Galíndez, el montaje que la compañía Teatro Amplio está presentando hasta mediados de noviembre en el Teatro Nacional Chileno.
La obra se centra en Beto y Pepe, dos personajes que instalados en una sencilla oficina conversan trivialidades, se contactan con sus familias y hablan de su trabajo como si fuera cualquier otro.
El texto fue escrito por el argentino Eduardo Pavlovsky en 1973 y ha sido adaptado al contexto de la dictadura chilena, con dirección del debutante Antonio Altamirano y actuaciones de Luis Dubó, Gabriela Medina, Roxana Naranjo y Daniel Antivilo, entre otros.
Para vincularlo al contexto local, la compañía trabajó también con el periodista Javier Rebolledo, autor de los libros La danza de los cuervos y Tejas Verdes, el origen del exterminio en Chile.
El director Antonio Altamirano explicó que la obra escoge mostrar la vida cotidiana de los personajes y permite observar cómo las labores que desarrollaron durante la dictadura también se han proyectado hasta el presente, de diferentes formas: “Puede ser la complicidad civil o estos mismos agentes, quienes trabajaron durante mucho tiempo fortaleciendo y aportando al sistema dictatorial no solo en Chile, sino también en Argentina, Uruguay, Perú y Brasil. En la obra uno no ve a dos personas torturando en escena, sino que ve el lado cotidiano de estas personas. En ese sentido, también permite ver cómo ciertas personas mantienen ciertas conductas, porque muchos de los agentes que trabajaron en la DINA o la CNI hoy están en cargos públicos o crearon empresas de guardias de seguridad y en el 2013 siguen trabajando como si nada hubiera pasado”, dijo al programa Radiópolis de Radio Universidad de Chile.
Asimismo, Antonio Altamirano consideró que la obra permite dar cuenta de las similitudes que existían entre las distintas dictaduras latinoamericanas. De este modo, dijo, un texto argentino escrito en 1973 puede hablar perfectamente de lo que ocurrió en Chile a partir de ese mismo año, luego del golpe militar: “Que un texto argentino se cruce con una similitud chilena te hace ver cómo este trabajo estaba pensado y fue un modelo que se replicó en muchos países. De cierta manera, aunque suene pesimista, lo único que nos une en Latinoamérica son las dictaduras. Esto estaba pensado y planificado para que se dieran ciertos patrones de conducta en distintos países. Es una mirada argentina pero de una forma chilena, con modismos y contexto chileno. Es interesante ver las similitudes de realidades similares, como fueron las dictaduras latinoamericanas”, explicó.
El señor Galíndez se puede ver los jueves, viernes y sábados en el Teatro Nacional Chileno, con funciones a las 20 horas que se desarrollarán hasta el 16 de noviembre. Las entradas tienen valores de seis mil pesos para público general, tres mil para estudiantes y tercera edad y 1.500 en jueves populares.
¿Cómo es el día a día de un torturador? ¿Por qué acepta ese trabajo? Preguntas de este tipo son las que se hace El señor Galíndez, el montaje que la compañía Teatro Amplio está presentando hasta mediados de noviembre en el Teatro Nacional Chileno.
La obra se centra en Beto y Pepe, dos personajes que instalados en una sencilla oficina conversan trivialidades, se contactan con sus familias y hablan de su trabajo como si fuera cualquier otro.
El texto fue escrito por el argentino Eduardo Pavlovsky en 1973 y ha sido adaptado al contexto de la dictadura chilena, con dirección del debutante Antonio Altamirano y actuaciones de Luis Dubó, Gabriela Medina, Roxana Naranjo y Daniel Antivilo, entre otros.
Para vincularlo al contexto local, la compañía trabajó también con el periodista Javier Rebolledo, autor de los libros La danza de los cuervos y Tejas Verdes, el origen del exterminio en Chile.
El director Antonio Altamirano explicó que la obra escoge mostrar la vida cotidiana de los personajes y permite observar cómo las labores que desarrollaron durante la dictadura también se han proyectado hasta el presente, de diferentes formas: “Puede ser la complicidad civil o estos mismos agentes, quienes trabajaron durante mucho tiempo fortaleciendo y aportando al sistema dictatorial no solo en Chile, sino también en Argentina, Uruguay, Perú y Brasil. En la obra uno no ve a dos personas torturando en escena, sino que ve el lado cotidiano de estas personas. En ese sentido, también permite ver cómo ciertas personas mantienen ciertas conductas, porque muchos de los agentes que trabajaron en la DINA o la CNI hoy están en cargos públicos o crearon empresas de guardias de seguridad y en el 2013 siguen trabajando como si nada hubiera pasado”, dijo al programa Radiópolis de Radio Universidad de Chile.
Asimismo, Antonio Altamirano consideró que la obra permite dar cuenta de las similitudes que existían entre las distintas dictaduras latinoamericanas. De este modo, dijo, un texto argentino escrito en 1973 puede hablar perfectamente de lo que ocurrió en Chile a partir de ese mismo año, luego del golpe militar: “Que un texto argentino se cruce con una similitud chilena te hace ver cómo este trabajo estaba pensado y fue un modelo que se replicó en muchos países. De cierta manera, aunque suene pesimista, lo único que nos une en Latinoamérica son las dictaduras. Esto estaba pensado y planificado para que se dieran ciertos patrones de conducta en distintos países. Es una mirada argentina pero de una forma chilena, con modismos y contexto chileno. Es interesante ver las similitudes de realidades similares, como fueron las dictaduras latinoamericanas”, explicó.
El señor Galíndez se puede ver los jueves, viernes y sábados en el Teatro Nacional Chileno, con funciones a las 20 horas que se desarrollarán hasta el 16 de noviembre. Las entradas tienen valores de seis mil pesos para público general, tres mil para estudiantes y tercera edad y 1.500 en jueves populares.
