Fue durante su visita por nuestro país que el secretario general de la OCDE. Ángel Gurría, realizó esta afirmación, aunque aclarando que Chile, junto con México se mantienen como los países con los niveles de desigualdad más grandes del organismo.
“Logramos quebrar la tendencia de estancamiento y estamos avanzando en un contexto en que los demás países se están deteriorando. Pero hay que tener en cuenta que nacimos diferentes y que no hay ningún país del mundo que tenga desigualdad cero”, fue la reacción del ministro de la Segpres, Cristián Larroulet, manifestando la opinión del Ejecutivo al respecto.
Responder a la pregunta de si se ha reducido la desigualdad en el país es compleja y por eso convencionalmente se utiliza un criterio como el ingreso para poder medirlo, “existen dos parámetros que se consideran, los ingresos monetarios y los ingresos autónomos, estos últimos se refieren estrictamente a lo que se recibe por concepto de trabajo”, aclara el economista de la Fundación Sol, Gonzalo Durán, quien reconoce una disminución en este ítem, aunque hay otros aspectos que se mantienen iguales o incluso han aumentado.
Por esto, el economista precisó que “si uno compara la Encuesta Casen del año ’90 con la Encuesta Casen de 2011, se observa que el país habiendo crecido económicamente la desigualdad se duplicó, por ejemplo, si consideramos lo que es la brecha de ingreso entre el 5% más rico y el 5% más pobre, donde la desigualdad subió en un 100%”.
A esto se agrega la distribución de ingresos considerando el Producto Interno Bruto del país como explica el economista de Cenda, Manuel Riesco: “El 99% de la población, es decir, todos los quintiles que componen la Encuesta Casen en conjunto reciben 1/3 del Producto Interno Bruto (PIB) entonces la pregunta es quién se queda con los otros 2/3”.
En otras palabras y tomando datos de la encuesta Casen 2011, mientras un pequeño grupo vive mejor que los ricos de Suiza, el 50 % de los trabajadores gana menos de $ 250.000 y en el 65 % de los hogares el ingreso mensual autónomo por persona es menor a $203.000.
Para los especialistas centrarse en lo meramente económico puede provocar distorsiones a la hora de percibir la desigualdad, por lo mismo, se deben incluir otros factores como entorno, educación, acceso a la salud y calidad de vida.
En este sentido Chile estaría al debe en varias materias, como por ejemplo la educación escolar, que es considerada una de las más segregadoras del mundo, perpetuando de esta forma el círculo como sostiene el fundador del movimiento Educación 2020, Mario Waisblutth.
En este sentido, el investigador y académico de nuestra universidad explicó que “los indicadores de segregación escolar de Chile son los peores del mundo, eso quiere decir que aquí tenemos escuelas para los muy ricos de la elite, escuelas para los 3/4 ricos, escuelas para los un poco ricos, escuelas para los de clase alta media, escuelas para los de clase media-media, escuelas para los de clase media-baja, escuelas para los de clase baja, escuelas para los de clase muy baja. La elite de Chile se reproduce a si misma y concentra el poder económico, político, educativo en cinco comunas de las 345 comunas de Chile”.
A esto se suma la composición que tienen los grandes grupos empresariales que concentran la mayor parte de las riquezas, cerrando el círculo sólo a unas cuantas personas que manejan información privilegiada del comportamiento de los mercados, lo que se conoce como “desigualdad burocrática”.
Esto se puede ver en casos como el “Cascadas” que tiene en entredicho la administración de Julio Ponce Lerou en SQM y cómo actores como Larraín Vial que controla prácticamente el mercado de valores.
En materia de planificación urbana se puede constatar la forma en que la desigualdad se agudiza en nuestro país, gracias a la especulación inmobiliaria y la falta de una “política de ciudad” las ciudades han derivado en enclaves donde por ejemplo el 30% de los ingresos de Chile se concentran en 5 comunas de Santiago.
A esto se suma el establecimiento de verdaderos “ghettos” en las ciudades debido a las políticas sociales de vivienda de establecer poblaciones en suelos que resulten baratos para la compra.
A juicio del presidente de la Fundación Defendamos la Ciudad, Patricio Herman, el ejecutivo ha servido a los intereses de los empresarios inmobiliarios.
En esa línea, el también arquitecto señaló que “el ministerio de la Vivienda es y ha sido hace muchos años un servicio público que procede en sus políticas de acuerdo a los dictados que le imparte la Cámara de la Construcción y todos los agentes inmobiliarios que lucran con el recurso suelo”.
Según el estudio “La ‘parte del león’: Nuevas estimaciones de la participación de los súper ricos en el ingreso de Chile”, elaborado por investigadores de la Universidad de Chile, El 1 % de las personas con mayores ingresos concentró como promedio entre el 2005 y 2010 el 32,8 % de los ingresos totales (si se incluyen las utilidades retenidas) o el 30,5 % (si se incluyen las ganancias de capital).
En otros países, para los cuales fue posible realizar la medición, los niveles de concentración son considerablemente menores.
Mientras en Suecia se registra un 9,1 %, en España 10,4 %, Japón 10,9 %, Alemania 12,1 % y Canadá 14,7 %, en Estados Unidos (uno de los países más desiguales en el mundo occidental) alcanza un 21%.