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Ricardo Piglia: “Me alegra que el premio lleve por nombre Manuel Rojas”

El escritor argentino fue galardonado por el presidente Sebastián Piñera y el ministro Roberto Ampuero, en el Palacio de la Moneda.

Damaris Torres C.

  Martes 5 de noviembre 2013 23:41 hrs. 
Argentine Writer Ricardo Piglia

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Contento por el reconocimiento se mostró Ricardo Piglia este martes cuando el presidente Sabastián Piñera y el ministro Roberto Ampuero, le entregaron el galardón que lo condecoró con el Premio Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas

Segundo escritor que recibe el reconocimiento creado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, y la Fundación del mismo nombre de la distinción (el año 2012 fue otorgado al brasileño Rubem Fonseca), por lo que no duda en destacar su alegría y de reconocer la importancia de Rojas allende la cordillera.

“Fue una gran sorpresa, muy agradable, y estoy muy agradecido del jurado. También me alegra mucho que hayan puesto el nombre de Manuel Rojas porque marca bien la relación entre la literatura argentina y chilena, y los cruces y fronteras entre ellas. Nosotros lo tenemos muy cercano porque lo asociamos con Roberto Arlt, que son escritores que entran por un lugar distinto al de Borges, ya que construyen la cultura, no la tienen antes, y eso siempre es importante”, señaló Piglia a Radio Universidad de Chile después de una charla en el salón de honor de la U. Alberto Hurtado.

Pero no sólo a recibir galardones vino este destacado literato, sino también a presentarse en la Feria Internacional del Libro de Santiago. Fue ahí donde realizó la conferencia sobre los autores que más lo han marcado y dio algunos atisbos de la novela biográfica que publicó en septiembre de este año: “El camino de Ida”.

En ella el creador retoma el caso policial de Theodore Kaczynski, conocido por “Unabomber” por la prensa de Estados Unidos, y traslada a este filósofo y matemático devenido en asesino en plena década del ’80 y ’90 a la época actual, con el objetivo de mostrar los problemas que ésta tiene y que “no han variado mucho desde esos años”, sostiene.

En el libro se cuenta la historia de Emilio Renzi, un académico trasandino que, luego de separarse de su mujer, viaja a Estados Unidos invitado por la profesora Ida Brown a hacer clases sobre el escritor W. H. Hudson en la prestigiosa casa de estudios de New Jersey.

Entre líos de faldas, soledad y luchas de ego, el protagonista se encuentra con la muerte de Ida, quien fallece en un supuesto accidente de tránsito, pero que muchos creen, se trata de uno más de los asesinatos de quien envía cartas bombas a destacados intelectuales.

¿Qué fue lo que más le llamó la atención de la sociedad para escribir este libro?

Me llamó mucho la atención esas irrupciones de violencia muy extrema que en Estados Unidos nunca se miran con una mirada política. No se trata de justificar, sino de entender mejor. Yo tuve experiencia con una amiga muy cercana que trabajó 30 años como secretaria personal de un ejecutivo, pero cuando cumplió 50 años la echó porque necesitaba una chica joven y esta mujer se quedó sin ningún tipo de defensa, porque al perder el trabajo podía quedar sin casa. Entonces, comenzó un drama, del que me di cuenta que en esta sociedad no había nadie al que ella pudiera acudir, ningún sindicato, ningún tipo de organización social que le permitiera luchar por sus derechos.

En ese contexto es muy posible que un tipo le de una ataque sicótico y agarre un fusil y haga algo terrible. Y me parece que en Estados Unidos no se ve esa relación. Se psiquiatriza al sujeto y siempre se lo pone fuera de la política.

¿Aquello sucede con Thomas Munk, el unabomber de la novela?

Sí, porque él era un triunfador, un hombre de la gran elite de Harvard y uno de los grandes matemáticos que después, empieza a sentir que el mundo es algo muy hostil, que es lo que muchos sienten respecto al capitalismo, y él capta algo que creo no estaba equivocado: Muchos matemáticos tienen que ver con la construcción del capital financiero.

Estos profesionales no son tan neutrales como parecen, ellos forman parte del aparato del sistema.

En cierta forma Munk perseguía algo que se conversa actualmente, eso de volver a tener una vida en el campo alejados del consumismo.

En la novela los escritores Guillermo Hudson y León Tolstói me ayudaron un poco a la aparición de Munk, en el sentido que ellos fueron los primeros que comenzaron a decir: tenemos que volver a la naturaleza, a una sociedad más humanizada y primitiva en el mejor sentido, para construir una vida plena.

Creo que hay que reflexionar sobre los efectos del fetichismo de la tecnología, todos la usamos y respetamos, y nos ayuda muchísimo, pero creo que está produciendo efectos que todavía no terminamos de comprender. Yo sería incapaz de hacerlo, soy un hombre muy urbano, pero mi mujer siempre me critica que no tengo percepción de las calamidades que suceden, y quiere que coma comida orgánica, entonces era el discurso de ella, y es una discusión muy presente en los jóvenes.

¿Qué tan difícil es separar la realidad de la ficción en una novela?

Hay una corriente actual que cree que no hay límites, pero yo diferencio una de otra. Quizás en la cultura de masas ese límite se pierde, pero no en la literatura. En ese caso yo trabajo con lo que llamo fragmentos de la realidad que se transforman, como si tomara piedras y las pusiera en el interior de la ficción. Hay muchos elementos del libro que están basados en asuntos personales, por ejemplo el detective. Fue a través de una amiga que contrató a uno para que investigara a su madre biológica y cuando la encontró, ella no se animó a verla, pero se hizo amiga del detective y me lo presentó una tarde, entonces hay muchos eventos que tomo de mi propio diario.

Yo creo que cuando ese elemento de realidad entra en la ficción se empieza a transformar. Lo mismo pasa con el personaje de unabomber que desde luego no tiene nada de él, sino es en el sentido más pleno de la imaginación.

Yo uso mucho la metáfora de la improvisación de los jazzistas, trabajan sobre un estándar que es una pieza de música y ellos improvisan y construyen otra cosa, entonces la escritura es un poco eso. Es la improvisación sobre ciertos temas que vienen de la realidad.

¿La entrevista que le realiza a Munk es sólo de la imaginación?

Fue lo que más trabajo me dio. Me costó mucho escribirla sin juzgarlo, y lo que surgió fue algo de lo que yo mismo pienso, y que él nunca se justificó. Entonces, permitió que la conversación tuviera cierta fluidez y que fuera verosímil, que era lo más difícil

Además, lo que hizo que lo tomara como personaje es que haya leído la novela de Joseph Conrad, Unabomber la lee y quiere vivirla. Toma del texto y decide abandonar el mundo académico y atacar la ciencia.

¿Por qué atacar lo académico?

La universidad para mi era un pequeño laboratorio para percibir relaciones que quizás en la sociedad no se ven tan claramente.

El mundo de la cultura es muy competitivo. Los profesores todos creen que son extraordinarios y geniales, y conviven con muchas luchas de egos y relaciones que tienen que ver con el poder. Yo lo viví.

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