"La noche de los cristales rotos": A 75 años del horror el antisemitismo sigue vivo

Tres cuartos de siglo han transcurrido desde la noche que marca el inicio del genocidio contra los judíos en la Alemania de Hitler. En medio de los homenajes y el recuerdo, estudios recientes hablan del regreso del sentimiento antisemita a Europa, situación que encuentra como una de sus explicaciones las políticas del Estado Israelí en el conflicto con Palestina.

Tres cuartos de siglo han transcurrido desde la noche que marca el inicio del genocidio contra los judíos en la Alemania de Hitler. En medio de los homenajes y el recuerdo, estudios recientes hablan del regreso del sentimiento antisemita a Europa, situación que encuentra como una de sus explicaciones las políticas del Estado Israelí en el conflicto con Palestina.

Setenta y cinco años atrás, en el preludio de lo que sería el genocidio llevado a cabo por Adolf Hitler, en Alemania se vivía la llamada noche “de los cristales rotos”, hito que marca el inicio de la represión que acabaría con la vida de miles de judíos.

La historia humana está marcada por múltiples crueles episodios, donde con sangre se han escrito hojas del pasado. La Alemania de la persecución, del racismo, de la matanza sistemática contra la comunidad judía quedará en los recuerdos del pasado siglo, conocido como el de la guerra, como uno de los más violentos capítulos de la reciente historia universal.

El 9 de noviembre de 1938, se marca como el inicio de la ola de matanzas, noche en donde los vidrios que reventaban en Alemania sonaban con tanto estruendo, que se nombró el ataque como la “noche de los cristales rotos”, donde, más que cristales, explotaron vidas de cientos de familias que nunca volverían a ser como antes.

“Los judíos deben sentir la ira del pueblo” decía públicamente Joseph Goebbels, ministro de Propaganda hitleriano, arengando a los civiles a perpetrar venganzas contra la comunidad, producto de un atentado de un joven de 17 años en París, que el 7 de noviembre costaría la vida del diplomático alemán Ernst vom Rath, hecho –que según diversos historiadores- fue el pretexto preciso para desatar toda la furia antisemita del gobierno.

Esa noche ardieron sinagogas de toda Alemania, más de 100 judíos murieron producto del ataque, otros 30 mil fueron enviados a los campos de concentración de Dachau, Sachsenhausen y Buchenwald, en lo que sería explicado como la rabia del pueblo, – pese a que estudios han demostrado que el Partido Nacionalista se encontraba detrás de las órdenes- donde el “Führer decidió permitir las manifestaciones y retirar a la policía”, escribió entonces Goebbels, explicando que Hitler había aprobado el ataque con el fin de vengar la muerte de su funcionario.

Setenta y cinco años han pasado de esa noche, y en un mundo donde la globalización ha permeado todas las fronteras del territorio, los actos de racismo siguen teniendo lugar en diversos lugares del planeta.

El antisemitismo parece estar más vivo que nunca. Los números –al menos en Europa- confirman que, y según los datos de la encuesta elaborada por la Asociación Europea de Derechos Fundamentales en ocho países del viejo continente, un 76% de los entrevistados asegura que el odio al pueblo judío se ha incrementado, lo que según expertos se explicaría por conflictos económicos, políticos, y también por la religión, factor que desde siempre, ha incidido en la motivación de este rechazo.

El presidente de la Comunidad Judía de Chile, Gerardo Gorodischer, analiza el actual contexto de discriminación, mediado por los focos de rechazo contra la otredad en diferentes sociedades.

“Lo que está pasando hoy en Europa es una lamentable realidad. Nosotros creemos que tiene que ver con las dificultades económicas que están pasando algunos países, lo que hace que la gente culpe a las minorías, no sólo a los judíos, sino que a otros también. Otro de los fenómenos es que en la actualidad existe una mezcla entre antisemitismo y antiisraelismo, mezcla por la que algunas poblaciones de algunos países toman y se vuelva la ira de lo que está pasando en el país como tal”, explicó, haciendo un análisis de los focos de racismo presentes en diversos escenarios.

El conflicto palestino-israelí sería una de las causas del sentimiento antisemita, el que a juicio de Gorodischer “claramente ha golpeado en la imagen”. Sin embargo, aclaró que la realidad que hoy se vive en Medio Oriente es muy diferente a lo que ocurría años atrás: “No estoy diciendo que Israel sea santo, ni mucho menos, pero hoy la situación es otra… Hoy día Israel debe estar pasando uno de los momentos más tranquilos de los últimos años y no es lo opresor de lo que era antes, entonces lo que hoy se vive en Chile es una falta de información, o una información para alimentar el odio”.

Esta contingencia es analizada por el cientista político de la Universidad de Chile, Robert Funk, para quien el odio a los judíos, según se explica en diversos estudios, no necesitaría de causa, porque desde siempre ha estado presente valiéndose de algunas circunstancias para reavivarse.

Funk aseguró que,“hay una cosa que todos los estudios, sobre todo en Europa, han demostrado: el antisemitismo no necesita causa. Es una actitud que ha estado presente durante milenios, impulsada en cierta época por la Iglesia, después por los nacionalismos… es muy parte de la tradición política y social de Europa, que en distintos momentos surge con más fuerza a partir de fenómenos particulares de la historia. Pareciera que el conflicto del Medio Oriente, y en particular de Israel y los palestinos, y particularmente la forma en que se informa ese conflicto en la prensa, ha llevado a un aumento en la disminución de la tolerancia a las comunidades judías en Europa”.

La importancia de diferenciar el antisemitismo del antisionismo es clave a juicio del experto, quien asegura que en nombre de las detracciones al Estado israelí, muchos cometen acciones antisemitas, que traspasan la línea de discriminación.

Para la socióloga y académica de la Universidad de Chile, María Emilia Tijoux, la discriminación se asienta en periodos de crisis económicas, momentos donde reaparece el otro como un fantasma, catalizando el odio contra comunidades específicas.

“Por una parte el odio racista que se generó fundamentalmente en la Segunda Guerra Mundial y, como consecuencia de ella apareció un cierto tiempo apagado, borrado o no enfrentado. Sin embargo, lentamente comenzó a afincarse en ciertos grupos sociales y creo que tiene un vínculo muy grande con las crisis económicas y que trae consigo crisis culturales, sociales y políticas, respecto de la figura o al cuerpo del otro, otro que había logrado insertarse, integrarse y que regresa como un fantasma, un problema, para canalizar o alojar el odio de una sociedad. Lo otro que es preocupante es que las crisis económicas y las consecuencias que tienen en los lugares más desfavorecidos de la sociedad, de la gente que va quedando excluida, es en esos grupos donde con mayor fuerza se alojan estas ideologías para después transmitirlas a través de actos, gestos, insultos, que pueden llegar hasta la muerte o manifestarse como violencia simbólica”, acotó.

Respecto de cómo enfrentar la discriminación a la comunidad judía, de cara al futuro, el presidente de la Comunidad residente en Chile asegura que es imprescindible no importar el conflicto que se vive en oriente medio: “En Chile debemos preocuparnos de nuestros aconteceres”, plantea asegurando que residentes palestinos e israelíes deben construir su realidad en nuestro propio contexto nacional.

En lo que a discriminación se refiere, para los tres entrevistados es fundamental la educación, pero no centrándose en la escolar, sino en la que se da a diario, y que enseña valores tales como el respeto a lo diferente, situación que cobra importancia en un mundo que a diario es testigo de crímenes en nombre de una supuesta superioridad de un grupo sobre otro.





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