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Protestas en Ucrania: “No es impensado un quiebre institucional”

Siguen los enfrentamientos entre la policía y los manifestantes en Ucrania, ante el rechazo del Gobierno a la firma de un tratado de asociación con la Unión Europea. Analistas se refirieron a las causas profundas de las nuevas protestas en un país con “dos almas” y apuntaron a las consecuencias que podría tener este nuevo estallido político y social.

Paula Correa

  Miércoles 4 de diciembre 2013 10:50 hrs. 
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Las intensidad de las protestas no se había visto desde 2004, en la llamada “Revolución Naranja”, cuando un levantamiento popular logró revertir la victoria electoral de Víctor Yunukóvich, considerado un férreo aliado de Moscú y quien hoy es el presidente del país de Europa oriental.

La razón de esto sería la molestia que causó en la población joven la negativa del Gobierno de firmar una asociación con la Unión Europea y mantener sus relaciones con el país más extenso del mundo. Vale recordar que Ucrania perteneció a la órbita soviética y que con su colapso pasó a ser una nación independiente, eso sí, profundamente dividida entre “el eje este”, inclinado a Rusia, y el Oeste, que colinda con los países de Europa Oriental.

Olga Ulianova, Directora del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago (Usach) afirmó que, pese a la sensación de “portazo” de los manifestantes, la oferta de la Unión Europea era débil, ya que no brindaba la plena incorporación al bloque y sólo se trataba de un tratado comercial, además, insuficiente.

En ese sentido, sostuvo que la decisión del Gobierno tendría un sustento económico: “La oferta de Rusia en estos días, con la crisis de Ucrania, ha mejorado. Las autoridades rusas dijeron que Ucrania no puede esperar la revisión de los precios de gas, y hoy dicen que sí. La oferta para recuperación de infraestructura aumentó. Si la Unión Europea ofrece mil millones de dólares, Rusia ofrece cuarenta mil millones de dólares”.

La especialista afirmó que el vínculo con la Unión Europea podía aportar en términos de aprendizaje democrático y a aspirar a estándares de vida más altos. Sin embargo, la propuesta de Rusia sería mucho más potente en lo económico, sobretodo al incluir la incorporación a la Unión Aduanera con Kazajistán.

En ese sentido, el sociólogo y analista internacional Raúl Sohr se refirió a “esas dos almas” de Ucrania: “La parte este está más cerca de Rusia a nivel físico, espiritual y cultural, y al revés con la parte occidental. Se corre el riesgo de una escisión, como lo que pasó entre República Checa y Eslovaquia. En Ucrania no es impensado que lleguen a un cisma, a una división. El ideal sería mantener esta comunidad, pero se ve una radicalización enorme, que además de social, ahora es política”.

Sin embargo, hay quienes cuestionan la sinceridad de la oferta rusa, indicando que Ucrania tiene una alta dependencia de dicha nación. Esto no sólo se vería en la falta de fronteras económicas, cuando el abastecimiento energético de Ucrania se sustenta en los precios muy convenientes que le ofrece Rusia, lo que también habría cargado la balanza a favor de Moscú.

En esa línea el cientista político Guillermo Holzmann llevó el tema a un plano más general indicando que Rusia evitó perder un “espacio de interés” en Ucrania y presionó con levantar las tasas aduaneras para impedir que este país se convirtiera en la punta de la lanza de la Unión Europea para penetrar su mercado. Además, sostuvo que existe una fuerte preocupación de Rusia por el rol de los Estados Unidos en la alianza, en una especie de “Guerra Fría del siglo XXI”.

“Rusia ve con desconfianza la presencia de Estados Unidos en la Unión Europea, y eso hace muy difícil que un diálogo que sea directo entre la UE y Rusia pueda salir adelante si en la mesa no está Estados Unidos. Eso definitivamente llega a que el diálogo llegue a puerto, mientras no se resuelvan otras cosas a nivel mundial, incluyendo lo que ocurre en China, o también en Medio Oriente y África”, señaló.

Así, una solución para los estallidos sociales y políticos de Ucrania a través de un acuerdo “por fuera” entre ambos bloques es más que compleja. Holzmann recordó que “se está hablando de las potencias que poseen proyección e intereses mundiales” y agregó que no se puede entender este momento histórico en Ucrania sin analizar su sistema de influencias, el que configura un tablero de ajedrez en una suerte de “nueva búsqueda de poder mundial”.

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