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Legalización de la marihuana en Uruguay: ¿Qué pasa con Chile?

El debate sobre política de drogas tomó un nuevo curso al convertirse Uruguay en el primer país del mundo en legalizar la marihuana, normativa que permitirá el consumo, porte, autocultivo y comercio de la sustancia, a cargo del Estado. En Chile siguen habiendo posturas que se encuentran: mientras el Gobierno afirma que no irá en esa dirección, activistas y expertos aseguran que el Gobierno de José “Pepe” Mujica avanza en el sentido correcto.

Héctor Areyuna

  Jueves 12 de diciembre 2013 19:42 hrs. 
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En la República Oriental del Uruguay los legisladores oficialistas del Frente Amplio y el propio presidente José Mujica insistieron que “la guerra contra las drogas es una guerra perdida”, por lo que la nueva regulación del consumo, cultivo, porte y comercio de marihuana, que consideró además la participación de la sociedad civil, apunta a la regulación y a advertir sobre sus efectos negativos.

En Chile, la ministra secretaria general de Gobierno, Cecilia Pérez, dijo que la legislación uruguaya “no es el camino que uno debe legitimar para poder avanzar en nuestra sociedad”, asegurando que en el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda) se han hecho planes específicos para abordar la tenencia ilegal y el narcotráfico.

Pero uno de los problemas que genera la legislación nacional, que no pena el consumo si no el porte y la producción, es que además no distingue de consumidores y traficantes, confundiéndolos a menudo, lo que se ha visto en mediatizados casos judiciales.

Para el senador de la UDI Jaime Orpis, también presidente del directorio de la Corporación Esperanza (organización de rehabilitación), el modelo uruguayo no es un buen paso.

“Uruguay no va a resolver el problema del narcotráfico, porque para poder resolverlo tiene que legalizar todas las drogas, porque va a existir narcotráfico de cocaína, de pasta base, de drogas químicas, de manera de que lo que pretende eliminar Uruguay no lo va a eliminar. La única manera de eliminarlo es legalizando absolutamente todas las drogas pero va a correr un riesgo adicional, va a mantener el narcotráfico y va a mantener los niveles de consumo. Y eso creo que es el peor escenario que le puede ocurrir a un país”, expresó.

Más allá de la evidencia científica sobre los bajos índices de adicción de la marihuana y los comprobados beneficios medicinales que la planta posee, la discusión se ha centrado en la llamada “guerra al narcotráfico”.

La experta en seguridad, Lucía Dammert, aseguró que el proyecto del Gobierno de José Mujica es un paso adecuado en esa línea.

“Si uno tuviera el mundo ideal, con todas las policías del mundo y todos los fiscales del mundo y todo el dinero, probablemente se podría hacer una batalla contra la venta de alcohol a menores y una serie de otros hechos y otras drogas incluso legales. Sin embargo, cuando uno tiene que priorizar, evidentemente lo que hace Uruguay, que es quitarle el énfasis a la persecución penal en el tema de la marihuana y ponérselo a otro tipo de drogas, podría ayudar a ser más efectivo en las otras estrategias”, explicó.

Luego de esta referencia a nivel regional que significa la legalización en Uruguay, el debate en Chile debiese avanzar en la discusión en serio sobre la base de la evidencia científica, lo que para Claudio Venegas, dirigente de la organización Cultiva Tus Derechos, es difícil dado la baja voluntad política.

“Debiera avanzarse de una buena vez, abrir un debate público basado en evidencias, con participación ciudadana especialmente de las organizaciones activistas y de usuarios y empezar a discutir en serio sobre modificar esta política de drogas, este marco regulatorio que todo el mundo sabe que es un fracaso en Chile y en el mundo. Eso es lo que debiera ocurrir. Ahora, hacia donde va a avanzar en Chile, espero que en esa dirección, pero esa es una gran incógnita dada la poca voluntad política que han manifestado ambas candidatas en competencia”, afirmó .

Sin embargo, en el país ya se han dado los primeros pasos. La opinión sobre esta droga ha cambiado y desde distintos sectores políticos se apoya la idea de que sea quitada de la lista de drogas más peligrosas y que se modifique la ley 20.000 en pos de no perjudicar a sus consumidores, juzgándolos como traficantes.

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