El Senado mexicano aprobó este miércoles la cuestionada y mayor reforma energética en décadas, que termina con el monopolio estatal en la industria petrolera y la abre a la iniciativa privada nacional y extranjera.
La cámara alta aprobó con los votos del gobernante PRI y la derecha modificaciones a la Constitución para permitir al gobierno otorgar contratos y licencias para la exploración y producción a empresas multinacionales, algo expresamente prohibido hasta ahora. En tanto, el Partido de la Revolución Democrática votó en bloque en contra de la medida.
Los contratos se celebrarían directamente con el Estado en vez de la compañía estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) la cual será un competidor más.
La reforma fue enviada a la Cámara de Diputados, donde se prevé que sea votada esta misma semana. En caso de su aprobación deberá aún recibir el aval de 17 de los 31 estados, por tratarse de modificaciones constitucionales.