El pasado sábado 21 de diciembre, la chelista Felicia Morales presentó su primer disco en una sala subterránea a la que se accedía, sin mayores indicaciones, desde calle Arturo Prat. Sillones, un pequeño bar y lámparas de lágrimas recibían a los asistentes, que luego del concierto podían jugar flippers en el primer piso. Fue la primera vez que se utilizó el recinto y el primer paso de un centro cultural que en marzo comenzará a operar oficialmente junto a los tradicionales Juegos Diana.
El centro de entretenimientos fue fundado en 1934 por Roberto Zúñiga y, luego de permanecer un tiempo en la Alameda, se instaló en calle San Diego, a pocos metros de la Iglesia de los Sacramentinos. A un costado ésta tenía un claustro, que en 1980 fue vendido a los propietarios de los juegos y que hasta ahora había servido como bodegas.
Enrique Zúñiga, nieto del creador de los juegos, comenzó a realizar fiestas y actividades en el lugar desde los ’90, pero recién ahora concretará el centro cultural que había comenzado a idear desde entonces.
La sala cuenta con nuevos equipos de sonido e iluminación, aire acondicionado y 146 butacas que se pueden mover, dejando un espacio libre para albergar hasta a 500 personas de pie.
“Lo bueno es que la sala tiene usos para distintas áreas, porque las butacas se pueden sacar y queda una planta libre. Podemos tener obras de teatro, conferencias, conciertos o sacar las butacas y quedar con un espacio donde caben 500 personas, para hacer tocatas más grandes u otra cosa. La idea también es hacer ciclos de cine y la amplia variedad de cosas que se pueden hacer en una sala”, explica Denise Elphick, una de las tres personas que han trabajado en la iniciativa.
“Por el momento, estamos en etapa de incubación del proyecto y vamos a abrir en marzo, pero después del concierto de Felicia nos han llegado muchas solicitudes y quizás podamos hacer algunas actividades en enero”, añade.
El espacio pretende convertirse en algo más que una sala de conciertos y teatro. El proyecto contempla un museo de los Juegos Diana, talleres vinculados a las tiendas de bicicletas del barrio y otras ideas que permitan “que se junte la ciudadanía y se creen nuevas ideas”, según dijo Denise Elphick.
“Nos interesa mucho trabajar con los libreros, imprentas, universidades y vecinos más próximos, armando redes de colaboración. Por ejemplo, queremos hacer un huerto urbano con los vecinos y una galería de arte y nos gustaría trabajar en conjunto con la municipalidad. Es un proyecto súper grande y vamos a ir por partes, porque no queremos ser tan ambiciosos. La idea es que se centre en la actividad cultural del barrio y tener lazos con el cine Normandie, el Teatro Cariola y la Casa de los Diez. A largo plazo, a cuatro años, la idea es levantar y formar un eje cultural en San Diego y el Paseo Bulnes”, afirmó.
Aunque algunos de los responsables del nuevo centro cultural han sido parte de Factoría Italia y Mil M2, el proyecto levantado en Providencia, enfatizaron las diferencias entre ambas iniciativas: “La gran diferencia es que el proyecto de Juegos Diana es gestado por una familia que ha estado toda su vida en San Diego, conoce de nombre y apellido a toda la gente y trabaja con la gente del barrio. Además, está ubicado en una comuna como Santiago, que es mucho más transversal”, concluyó Denise Elphick.
Imagen principal: Felicia Morales.